"No vale la pena hacer nada que no sea eterno"
Gaudí.
¿No les parece que vivimos dos veces? Por el camino de la vida, por el camino de la muerte. Nos fuerza la existencia ha ir superando etapas, cada cual percibe la suya como única. La trampa está en ignorarlas, en esquivar los desasosiegos, en abrazar solo la dicha.
El camino a la muerte se nos vuelve eterno, previsible si ya estamos abocados a ella. Y sin embargo, a veces descubres que hay serenidad en un rostro, la expresión de la aceptación. Estas reflexiones acuden a menudo pero se visualizan, con mayor intensidad, en los recuerdos que por estas fechas se rememoran. Días que se llenan de significado, como si el resto de nuestros días no lo tuvieran. Pero las tradiciones conllevan eso.
Contábamos con unas tres horas para visitar Comillas antes de regresar a nuestro recóndito pueblito, allá en las montañas del Valle del Miera.
Debíamos decidirnos por dos opciones entre la gran variedad que nos ofrece este bellísimo pueblo: el Capricho de Gaudí y su cementerio romántico, serían los elegidos. En ambos coexistían las obras de artistas que con ellas lograron la eternidad. El arte es una de las puertas a la inmortalidad. El resto, seremos recordados, existiremos, mientras alguien, aunque solo sea una persona, no nos olvide. Así que aquí hallaremos dos formas de remembranza, la primera a través de la creación y la segunda, en el lugar donde descansan los que partieron.
Comillas contó con un afecto que traspasó el tiempo, el enamoramiento de Gaudí por este lugar que engendró esta maravilla de imprescindible visita.
No tuvo hijos, su descendencia son sus obras.
El amaba la naturaleza, se nutría de la observación para crear. Aquí su invernadero.
"La arquitectura es el primer arte plástico; la escultura y la pintura necesitan de la primera. Toda su excelencia viene de la luz. la arquitectura es la ordenación de la luz"
Gaudí.
En la visita a esta casa comprendes el porqué Gaudí fue un artista completo que dominaba diversas disciplinas: la cerámica, la creación de vidrieras, la carpintería, la forja de hierro...cada detalle tiene su porqué.
Era un artista con una imaginación increíble. En la literatura lo comparo con el gran Julio Verne. A la hora de hallar similitudes, de indagar si pudieron conocerse, encuentro que Gaudí admiraba la obra de Verne y que basándose en su libro: "20.000 leguas de viaje submarino" lo proyectó en una de sus obras más reconocidas, la Casa Batlló.
Son unos 2.500 metros cuadrados de jardines que también fueron diseñados por Gaudí.
El perfume de las flores de la magnolia es único.
A la par que el Capricho tiene un toque orientalizante, así este árbol proviene de la antigua China. Era la flor del Emperador.
Marcos Herreros hizo esta escultura de Gaudí en el año 1989.
En Liérganes traté con dificultad acercarme a la bellísima escultura de su hombre-pez, y aquí ocurrió un tanto. Todos queríamos admirar al autor del Capricho.
"Una de las cosas más bellas de la vida es el trabajo a gusto"
Gaudí.
Más tarde nos entregamos a callejear y dimos con otro "capricho", bellísimo.
La particularidad de este cementerio es que yace en el interior de la primera parroquia que tuvo Comillas. El ingenioso arquitecto Montaner consiguió remodelarlo tal como lo vemos hoy.
Los cementerios son siempre un espacio abierto al infinito, aquí, el suyo es el mar, que tras los muros de su iglesia desplaza la vista sin límites.
Un cementerio dentro de una iglesia del siglo XV.
Como he mencionado antes, será el arquitecto, Lluís Domènech i Montaner, quien cree lo que ahora admiramos.
Será también el encargado de proyectar este panteón familiar de D. Joaquín del Piélago. El escultor, otro grande, Llimona.
"Uno a uno, todos somos mortales. Juntos, somos eternos"
Apuleyo.
Es de una belleza inigualable. A veces tienes la sensación de estar en un enorme barco varado, encallado en los muros de una iglesia, fusionado con ella. Nada se tambalea, la eternidad es una idea fija, un anhelo delimitado por muros, la representación de los sueños.
"Aquellas ruinas tenían su historia: unos hechos que comienzan con el zafarrancho que se organizó en la misa de aquel domingo otoñal ya entrado el siglo XVI, cuando una vieja del pueblo fue forzada a abandonar los sitiales reservados a los duques del Infantado, feudatarios de aquellas tierras. Todos a una, los feligreses juraron no volver a pisar esa iglesia y decidieron construir una nueva entre los vivos y al abrigo de los vendavales marinos, tierra adentro, en lo que hoy se denomina Barrio de la Iglesia. Hubo pleitos y más pleitos y finalmente se decidió quitar la silla en cuestión pero el pueblo ya había decidido abandonar la parroquia antigua y trasladar el culto a la ermita de San Juan (que hoy ocupa el ayuntamiento)
Tardaron dos o tres siglos en hacer la nueva iglesia, a costa de su día de fiesta y aquella quedó abandonada"
Comillas.es
"Era una pasión por la mirada, y en su tiempo estaban los ojos antes del tiempo; dice su padre que el tiempo es melancolía, y cuando se para lo llamamos eternidad"
San Juan de la Cruz.
Pináculos, panteones, tumbas, lápidas...pero también hortensias.
Observaremos que el templo tenía unas considerables dimensiones.
Hay un rincón que sobrecoge al alma, antes incluso de acercarte y entender que la mayoría de estas lápidas son de niños.
Anoche acabé de leer la inolvidable novela: "El camino" de Miguel Delibes y quiero dejarles con este fragmento. En la obra se describe la amistad de tres chiquillos: Germán, el Tiñoso; Roque, el Moñigo y Daniel, el Mochuelo. Cuando el primero muere accidentalmente, su amigo Daniel tiene que enfrentarse a esa pérdida.
"Le dolía que los hechos pasasen con esta facilidad a ser recuerdos; notar la sensación de que nada, nada de lo pasado, podría reproducirse. Era aquella una sensación angustiosa de dependencia. Le ponía nervioso la imposibilidad de dar marcha atrás en el reloj del tiempo y resignarse a saber que nadie volvería a hablarle, con la precisión y el conocimiento con que el Tiñoso lo hacía, de los rendajos y las perdices y los martines pescadores y las pollas de agua..."
Delibes amaba Cantabria.
Dentro de una iglesia a cielo abierto descubrimos numerosas lápidas, cada cual con una historia detrás, historias, muchas de ellas, que ya se habrán perdido.
"El Mundo es una posada y la muerte es el final del viaje"
Dryden.
"Nada será que no haya sido antes. nada será para no ser mañana. Eternidad son todos los instantes que mide el grano que el reloj desgrana"
Valle-Inclán.
"No digáis que, agotado su tesoro, de asuntos falta, enmudeció la lira: podrá no haber poetas pero siempre habrá poesía"
Bécquer.
Historias que quedan concentradas en unas letras, en unos números.
"Como un mar, alrededor de la soleada isla de la vida, la muerte canta noche y día su canción sin fin"
Tagore.
Para que entiendan el recorrido por el camposanto, si al principio nos desviábamos hacia la izquierda, tras traspasar la puerta de entrada, ahora miremos hacia la derecha, nos acercamos a su escultura más reconocida.
Los extremos se tocan a pesar de la distancia. Comenzamos con el Capricho para terminar con esta otra obra de arte, emblemática escultura de Comillas. Es el Ángel exterminador o Ángel guardián de Josep Llimona, realizada en 1895.
La muerte se erige como principio y final, como esa línea a traspasar para vivir de nuevo.
Septiembre del 2025.
Imprescindible: "El camino" de Miguel Delibes.
Dedicado a Antonio Nevado, viajero por los rincones del alma de aquellos a quienes cuida con tanta profesionalidad.
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