sábado, 31 de marzo de 2018

SUBIENDO AL NAVALPERAL. SIERRA DE SEGURA. JAÉN.



"Quien ha escuchado alguna vez la voz de las montañas, nunca la podrá olvidar" Proverbio tibetano.
Lugares hay que no ocupan lugar, lugares llamados montañas, de apariencia imponente cuando las ves por primera vez, que intimidan desde el principio al fin, que te ofrecen la posibilidad de conocerlas, de entablar esa relación como de amistad, pero manteniendo ese halo de tensión, de influjo cierto, de persuasión liberadora, equilibrando tus fuerzas con el anclaje suelto, con la sensación y la búsqueda de que las heridas solo pueden cerrar en su cima, allí donde se une el regazo de la madre-montaña con el anhelo de un primer vuelo que te empujará a la libertad.
Navalperal es un monte fácil de acceder, es siempre la primera opción que me viene a la mente cuando me preguntan por una ascensión. Para los que somos siempre principiantes, a pesar de las montañas ya subidas, me gusta ésta en especial, ya no solo por lo cómodo del camino, por el bello bosque de acebos, por las vistas, por la cercanía, porque no entraña peligro el hacerlo a solas. Siempre será mi primera opción para aquellos que quieran entender qué se siente allí arriba y quieran ir ganando terreno a ese lábil vértigo que va perdiéndose conforme ganas altura. Al tratarse de un calar su camino se hace travesía, el vértice geodésico está distanciado de la caseta de vigilancia, con lo que terminas caminando mucho más tiempo allí arriba que durante la subida.
Arranco pues como cada vez que inicio una ascensión a solas, con el firme pensamiento de que no hay ningún otro lugar donde poder reencontrarte contigo mismo con tal intensidad.







El Navalperal visto desde el desvío que lleva a los Huecos de Bañares.






Encontrarás el panel de inicio a este sendero en el km. 26 de la carretera JF-7012 que une Siles con Las Cumbres. Existe un pequeño ensanche para aparcar.






Aunque lo habitual es encontrarte con algún senderista, esta mañana se cruza en mi camino un simpático gato que se empeña en seguirme.






Una vez aquí, detén tus pasos y comprende que te encuentras en el Área de reserva de Las Acebeas-La Nava del Espino, que goza del mayor nivel de protección dentro del Parque Natural.
Aquí crece el avellanar más meridional de España, junto a acebos de gran porte.
Existe un microclima especial gracias a la gran pluviosidad de la zona, la segunda más alta de Andalucía.






Llego a las ruinas de una antigua casa forestal.






Despacio, como aclimatándose, el bosque irrumpe sin fuerza en los rincones de esta casa, imagino que pasados unos años las clemátides y la hiedra habitarán sus espacios vacíos.  Solo imagino...






Es diciembre, quizás no la mejor época para ver los avellanos pero sí para deleitarse con los acebos. Me inquieta observar que a los pinos los están devorando las orugas. Durante todo el recorrido iré hundiéndome en el dolor que infringe esa plaga.






Al llegar al cortijo de las Acebeas encuentro que el lugar es idílico.






Hoy es una casa forestal.






Los acebos son de hoja perenne y pueden alcanzar hasta los 10 m. de altura, sus hojas basales son pinchudas como defensa contra los hervíboros y las de arriba son lisas. Sus frutos rojos son venenosos, pueden observarse en otoño e invierno.
Es una especie protegida.






Durante el ascenso a los acebos le hacen compañía los pinos laricios también llamados salgareños. Pueden alcanzar los 40 m. de altura y una longevidad de unos 1.200 años.
 Al fondo el Puntal de la Ajedrea.






Pero también hay robles, mostajos, olmos de montaña, encinas...






Y arces granadinos.





El bosque no impide la magna visión de los macizos que rodean a este hermoso calar.






Este sendero es el PR-A 176, de unos 6 km. de recorrido en total y de dificultad media. 






Al fondo se divisa la caseta de vigilancia, a partir de aquí se pueden contemplar las formas tan inverosímiles que adoptan los pinos laricios como consecuencia de los vientos que azotan la montaña.






Abajo como haciendo frente a la procesionaria, el cortijo de las Acebeas. 






Las orugas se alimentan de agujas de pinos durante la noche. Durante el invierno fabrican nidos de aspecto algodonoso en los árboles, si hay varios en un mismo pino le causarán graves daños. Solo temperaturas por debajo de 16 grados pueden matarlas, así como pájaros y avispas depredadoras.








Otro calar que conozco bien, frente a frente, el de Nava del Espino, con su derruida caseta y el vértice geodésico a 1.722 m. de altitud.
Se puede acceder por el PR-A 178.
A la derecha de la montaña se puede observar la bonita aldea de Los Linarejos; a la izquierda, Orcera.






"En la montaña el turista viene a buscar un panorama, el pensador encuentra un libro inmenso"


Victor Hugo.







Entendamos que un calar es una estructura alargada y elevada de topografía plana de gran extensión, normalmente limitada por acantilados que caen vertiginosamente sobre barrancos. Los calares presentan numerosas afloraciones calizas y sumideros. Éstos también llamados poljes o dolinas son depresiones del terreno que acaban en un embudo por donde se filtran las aguas que van a parar a cursos fluviales subterráneos. No suele ser habitual ver fuentes en lo alto de un calar. Actúan como verdaderas esponjas que van absorbiendo el agua de lluvia y nieve, alimentando arroyos que apenas se secan en verano.
Es lo que llamamos un paisaje kárstico.






Los pinos salgareños son esculturas imposibles y vivas.





No están solos en la planicie, comparten soledad con majuelos y piornos.






Este es el vértice geodésico del pico Navalperal de 1618 m. de altitud.







Las montañas albaceteñas tiran de protagonismo en esta vertiente, la primera, una de mis favoritas, El Cambrón. Es de esas ascensiones que ocupan un lugar preferente en ese cuaderno de campo que vas llenando con nombres de lugares que te dejan una impronta difícil de olvidar.






Durante todo el recorrido veré gamos que no se intimidan. Al fondo, el bonito pueblo de Torres de Albanchez.






A veces reiniciarán su grácil carrera para detenerse de nuevo más adelante.
Al fondo el Calar de la Sima.






Los caminos en la montaña nos recorren por ese oculto lugar donde caben todas las pérdidas. Siempre los veo como lo último, lo que desvalijado de incredulidad, de naufragios de incapacidades y demoras, acaba siendo el único refugio donde escapar a lo irreal. Acabo creyendo que salgo de un mal sueño para entrar en un ámbito ajeno a modificaciones, libre de ataduras, en constante aprendizaje. Aquí no se dejan huellas, se recogen. Aquí no se va de paso, o te quedas como una piedra más entre el ralo bosque o te marchas sin concluir la partida porque el miedo te ha hecho retroceder.  La montaña ofrece a tu vida la posibilidad de que la escribas como una gesta posible, como una osadía intrépida, como una fuga a destiempo o como un abrazo a la libertad.






Nunca tomo como referencia el tiempo estimado en una ruta, un recorrido de tres horas se puede transformar con facilidad en un viaje sin reloj por un calar que tiene unos dos kilómetros de longitud.






Gracias a este panel se puede poner nombre de izquierda a derecha a una parte de estas sierras: la caseta de vigilancia del Navalperal,  el Calar de los Caracoles, Sierra de las Villas, el Yelmo, las aldeas de Los Moralejos y  Los Royos, Segura la Vieja, castillo de Segura, cerro Buitrera y el pueblo de Orcera.






El Yelmo destaca, lo mires por donde lo mires, en este anfiteatro de montañas. Estamos en el término de Segura de la Sierra, no lo olvidemos.






La alta planicie del centro es Segura la Vieja. La cortijada más cercana, Los Royos;  la más alejada, los Moralejos.





La garita de vigilancia de incendios está en el pico Acebedas de 1.639 m.






"Feliz Navidad, a todos los senderistas y montañeros de la sierra" Precioso regalo deja aquí Manoli Calleja. Gracias de corazón.






Una vez alcanzado uno de los sueños que perseguimos los cazadores de sueños, me pregunto el porqué de tantas cosas. En estas vicisitudes estoy cuando justo por debajo de este bello balcón surge...







Al principio pensé que era un águila imperial, pero no...fui descartando, milano, buitre, alimoche...Podría ser un quebrantahuesos.






"Enseñarás a volar,
pero no volarán tu vuelo.
Enseñarás a soñar,
pero no soñarán tu sueño.
Enseñarás a vivir,
pero no vivirán tu vida.
Sin embargo...
en cada vuelo,
en cada vida,
en cada sueño,
perdurará siempre la huella
del camino enseñado"

Madre Teresa de Calcuta.







Perdí, como acostumbro,  la noción del tiempo dejándome llevar por el magnetismo del vuelo de esta impresionante ave.






Son los lugares los que te acogen, invariablemente con la equidad de las ausencias. En la infinita pena siempre hay cabida para un banco en un mirador, todo parece diluirse ante un cielo azul y el vuelo de un ave. Algo escapa en nosotros mientras seguimos con la mirada cómo se aleja de nuestro campo visual.






Algo que sigue la estela de una piedra que rebota entre peñascos, que cae y se precipita sin llegar al final o quizás se pierda entre otras, para volver a ser roca entre rocas.






Me quedo prendada de unas ruinas que mi objetivo alcanza a visualizar escondidas entre el bosque, más tarde sabré que pertenecen al cortijo de Los Hoyos de Abajo.






Pero irrumpe de nuevo el alzado majestuoso de ese vuelo que infunde paz, me devuelve una lección aprendida que había pasado por alto.
Al fondo, a la izquierda, el castillo de Segura. A su derecha, la aldea de Cañada Morales.
La aldea de Valdemarín a la derecha de la imagen y el castillo de la Espinarea a su izquierda.






Siempre hay que caminar con precaución por los calares, puedes perderte, sin embargo en éste no hay ningún problema. Luego enseguida encuentras la senda bien marcada que o te sirve de inicio o de salida.






Desciendo sin viento, sin empujes, guardando el equilibrio, no dejándome llevar por la posición inclinada de pinos y laderas. El vértigo se esfuma con cada latido de gratitud.






Es la tercera vez que subo al Navalperal, voy echándole de menos, esta primavera regresaré, los pinos han debido regenerarse, los avellanos y robles tendrán incipientes hojas, el verde brillante de los acebos iluminará la caliza.





Un acebo macho, lógicamente sin fruto, detiene mi paso.






La senda aún atrapada en el otoño de hojas de arces se hace despacio, como sin ganas de dejarme escapar.






Pero he de seguir atenta a la tierra, la procesionaria se enrosca para darse calor. Es peligroso acercarse a ellas.





La luz se deja atrapar por las tonalidades de los acebos.






No hay mejor manera de conocer este bellísimo Parque Natural de las sierras de Cazorla, Segura y Las Villas que recorriendo el GR 247  también llamado "Bosques del sur".A través de 21 etapas, 6 variantes y 11 derivaciones puedes encontrar caminos históricos, hermosas montañas, aldeas y cortijadas, castillos, árboles singulares, cortijos en ruinas, bosques de ensueño, áreas recreativas, centros de interpretación...En total, 478 km de pura naturaleza.
Mi paseo no quiere concluir, me acerco al Refugio Era del Fustal. Este camino viene de Prado Maguillo (etapa 20) y te lleva hasta el área recreativa Peña del Olivar (12.45 km. solo este tramo de la etapa 21).






Es el bosque el que camina, el que da rienda suelta a nuestra imaginación, el que enciende ese recóndito rincón donde duermen los pasos que dimos, donde nos presenta los que damos ahora, donde convergen los que probablemente daremos. Si acaso, duerme melancólico,  nuestro bosque como el ajado manuscrito de nuestras intenciones, como pasos dudosos que dejamos impresos con la huella de un dedo señalando oficios de otros. Persiguiendo, ajenos,  a la memoria cruzada de los que en tiempos dispares nos encontramos en el mismo lugar, en idénticas horas, con desigualdad de fuerzas pero con los mismos sueños.






Y es así cómo veo la misma ruina pero desde distinto ángulo y me parece como si el tiempo que ha transcurrido la hubiese vuelto más decadente, precipitando su caída, permitiendo que los fantasmas del bosque la ocupen.






Esta pequeña balsa redonda era usada para regar la huerta del cortijo de Las Acebeas.






El pino y el acebo conforman este paisaje imprescindible para dejar abiertos  los sentidos.






Culmina mi visita a este espacio protegido, me despide, a la derecha de la imagen, la silueta dormida de ese gigante llamado El Yelmo, el pico emblemático de Segura de la Sierra.

Pido disculpas por los probables equívocos al nombrar montañas, solo sé caminar, los nombres importan y mucho, pero continúo siendo una principiante en muchos aspectos.


En el mes de mayo se celebra en este bellísimo pueblo un festival de música clásica, jazz, flamenco y canción de autor. Se desarrolla en diversos rincones de la sierra, como por ejemplo en la era de Los Moralejos, en los baños árabes de Segura...e incluso en la cima del Navalperal, como punto de llegada de una excursión musical. Este año será Las Herrerías de Río Madera el protagonista de tan singular evento.



Diciembre 2015.




Bibliografía:
-"Música en Segura" Festival 2.018.
-"Sierras de Cazorla, Segura y las Villas. Guía del excursionista" de Enrique A. Marín Fernández.
-"Las mejores excursiones por las sierras de Cazorla, Segura y las Villas" de Antonio Vela Lozano.
-"La procesionaria del pino y su ciclo vital" Turismo Grazalema.



Mi más sincero agradecimiento a Miguel Mesa, gran conocedor de esta bellísima sierra y autor de la página "Rutas por la sierra de Segura y otros lugares de interés",  por su inestimable ayuda para poder dar nombre a cada una de las poblaciones de esta entrada.


Añado por cortesía de Miguel unos vídeos grabados en el Navalperal, de nuevo gracias.

























12 comentarios:

  1. Estimada amiga:

    Yo que he tenido la suerte de ascender al NAVALPERAL por este hermoso camino, no voy añadir nada más , pues estropearía lo que has descrito con tu habitual maestría; en cambio sí que te voy a regalar la experiencia vivida el pasado año en una excursión musical a la cumbre con motivo del festival de “Música en Segura“.

    La caminata de dos horas a pie, se fragmentó con paradas en lugares del camino, escuchando cada vez un movimiento de la "Pastoral" de Beethoven.

    Así que tal como has comenzado diciendo: "Quien ha escuchado alguna vez la voz de las montañas, nunca la podrá olvidar”, yo me atrevo a terminar con lo que grabe en mi ascensión, invitando a todo el que lo desee a sorprenderse de este maravillo enclave con la compañía de Beethoven.
    SINFONÍA N. 6 PASTORAL 1º MOVIMIENTO: “DESPERTAR DE ALEGRES SENTIMIENTOS CO LA LLEGADA AL CAMPO”
    https://youtu.be/ZRFOevPVMpA
    SINFONÍA N. 6 PASTORAL 2º MOVIMIENTO: “ESCENA JUNTO AL ARROYO”
    https://youtu.be/HMKVIxqXYMo
    SINFONÍA N. 6 PASTORAL 3º MOVIMIENTO: “ALEGRE REUNIÓN DE CAMPESINOS”
    https://youtu.be/-BBWuSAftGE
    SINFONÍA N. 6 PASTORAL 4º MOVIMIENTO:“RELÁMPAGOS TORMETA”
    https://youtu.be/6hggt0WwW0g
    5º MOV: “HIMNO DE LOS PASTORES ALEGRÍA Y SENTIMIENTOS DE AGRADECIMIENTO DESPUÉS DE LA TORMENTA” https://youtu.be/uMRTpd_dit0

    Un abrazo, de tu amigo Miguel.

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    1. Sabes de mi querencia por Segura de la Sierra, reafirmada con aquella magnífica visita del año pasado. Es un pueblo que lo tiene todo para quedarse un fin de semana e incluso toda la vida. Sabes que perderme por sus sierras me apasiona, ascender a sus cumbres, buscar los caminos de antaño, conversar con sus gentes...Es uno más de esos lugares donde aún tienes constancia de que el tiempo se ha detenido. El único movimiento viene dado por la música de Beethoven y la extraordinaria representación que hacen los músicos en el Navalperal, ese día hasta los pájaros cantaban uniéndose a tan excepcional concierto. Queda claro que no hacen falta palcos ni plateas para sentir la música. Muchas gracias por acercarnos de una forma distinta e intensa a la montaña.
      Un abrazo amigo mío.

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  2. Bueno Rosa después de lo que aveis dicho,yo ya no se que decirte,que es entrañable,maravillosos lugares,bonitas fotos y ya con música jajaja me de jais sin palabras, sólo añadiria una cosa,ole por vosotros que gracias a las vistas por las fotografías y comentarios lo que voy a ver y a prender,un abrazo.

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    1. Gracias Paqui, nunca se acaba de aprender, éso mismo lo compruebo cada vez que me embarco en una nueva entrada. Un abrazo.

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  3. La visita a estos lugares tan hermosos,y en soledad, deben ser como las drogas,te hace perder la noción d
    del tiempo,el espacio y de la realidad cotidiana para entrar en otra dimensión. Pero al contrario que las drogas,lejos de embotarte los sentidos,y distorsionar la realidad,percibo que encontrarte entre la montaña y el cielo a solas contigo mismo, debe ser una sensación de libertad y claridad mental tal, que hace que uno se sienta libre de esa cárcel sin rejas en la que todos estamos.
    Te acompañamos en tus viajes y recibimos clases de botánica
    y relajamos la vista y el alma ante tan bellos lugares. ¿Se puede pedir más?
    El broche de oro lo ha puesto hoy tu amigo.Creo que el paraíso,si lo hay, debe ser muy parecido a los videos que nos ha mostrado.

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  4. La única "droga" que consumo es la inquietud de viajar y lo que conlleva, el desconocer lo que te vas a encontrar, así de cómo será la reacción ante lo que veas. El camino no es solo el trayecto, es la experiencia que te enriquecerá. Las sensaciones allí arriba por supuesto que son especiales, por éso recomiendo que alguna vez en la vida se suba a una montaña, como no perder la ocasión de visitar un pueblo deshabitado, o pasear por un hayedo o un robledal o un bosque de castaños, como intentar conocer en profundidad esos lugares que tenemos tan a mano y que vamos dejando de lado precisamente por la cercanía. Ahora que ya comienzan a verse los primeros espárragos y las tardes son largas, qué gran excusa para internarse por caminos no antes transitados y regresar a casa con los pies cansados pero con energía renovada, la que te da la primavera mostrándote los primeros brotes en los árboles o las flores que tapizan este verde ocasional que nos durará unos meses. Imagina cada tarde como lo que es, un pequeño cambio diario que podrás observar y un largo momento a solas necesario para desconectar. Y si te decides, asciende al Navalperal, o a la montaña que tengas más cercana y una vez arriba quédate sentado/a un buen rato, te aseguro que no querrás moverte.
    Miguel es una persona con unas inquietudes excepcionales, es un maestro y un amigo. Nunca he ido al festival pero sé que tiene una gran aceptación y que en esos días Segura de la Sierra vuelve a brillar como debe ser, la cultura siempre ha estado bien unida a tan singular localidad. Es una pena que vaya perdiendo habitantes, aunque gane en visitantes. Gracias a sus vídeos podemos comprobar que Segura también es música. Muchas gracias, un saludo.

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  5. Hola Rosa, un nuevo viaje por la serenidad y soledad que me transmiten éstos paisajes, quietud y vacio, roto por el vuelo de las aves dueñas y señoras de las alturas. Gracias de nuevo por compartir con nosotros tus paseos y tus pensamientos. Un abrazo.

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    1. Creo que cuando visitamos un lugar varias veces es para encontrar aquello que nos falta. Para hacer acopio de la serenidad que citas, para sentir en toda su plenitud la soledad, para dejar que los pensamientos fluyan libremente. Como nunca se consigue en su totalidad, por suerte, terminas regresando una y otra vez, es lo que intento explicar en algunos párrafos. Como siempre, has sabido leer entre líneas. Muchas gracias, un abrazo amiga mía.

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  6. Navalperal se eleva en la grandiosidad que envuelve el silencio majestuoso de la Sierra de Segura, y las sendas que nos muestras para llegar a él, nos transmiten misterios y secretos que se van revelando a cada paso que damos. Este nuevo reportaje nos transmite el hermoso vértigo de quién empieza después de mucho tiempo a conocerse a sí mismo. Podemos percibir la brisa en el ascenso aún no estando allí, tal es la viveza con la que nos relatas el recorrido, y una vez llegamos a la cima, podemos sentirnos tan poderosos como ese quebrantahuesos que vigilante, dibuja con su vuelo senderos entre las nubes. Cada entrada nueva nos sorprende por esa capacidad que tienes de atraparnos, de imbuirnos de lleno en las rutas que nos vas proponiendo a través de tu literatura y de tus fotografías. Gracias por este intenso recorrido que nos lleva a Navalperal, y por añadir a la belleza de la sierra, la sensibilidad y la fuerza de tu narrativa. Un abrazo.

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    1. Gracias siempre a ti, por dialogar con los textos con la misma medida con la que escritores consagrados se deslizan por el omnipresente mundo de la literatura. Un cierre para esta entrada no podría haber tenido mejor final ni mejor artífice. Un abrazo.

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  7. Eres una de las personas más completas a las que he tenido la suerte de conocer y, además de en la vida, lo demuestras con cada una de tus entradas. Gracias por compartir tus pasos y sabiduría.

    Un abrazo.

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    1. Te respondo con una de las citas de Benedetti: "Cinco minutos son suficientes para vivir una vida entera, así de relativo es el tiempo". Es lo que se puede tardar en leer una de estas entradas, me refiero a las más cortas. Intentar desarrollar cada una de estas rutas, que van acompañadas de reflexiones precisamente sobre la vida, es lo que quiero que llegue a vosotros. Muchas gracias por tus palabras, la suerte es recíproca. Un abrazo.

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