jueves, 31 de julio de 2025

UN PASEO EN BLANCO Y NEGRO POR BAEZA (JAÉN)

 




"¡Volar sin alas donde todo es cielo!
Anota este jocundo
pensamiento: Parar, parar el mundo
entre las puntas de los pies,
y luego darle cuerda del revés,
para verlo girar en el vacío,
colorado y frío,
y callado-no hay música sin viento-.
¡Claro, claro! ¡Poeta y cornetín
son de tan corto aliento!...
Sólo el silencio y Dios cantan sin fin"

Antonio Machado.






¿Se han visto alguna vez reflejados en el alma de calles desiertas, tintadas de blanco y negro?




Los preludios, esas notas de aviso que nos adaptan a la tonalidad del blanco y negro y lo vuelven plateado. Los colores de la nostalgia y el desconsuelo. La paleta del pintor que ha abandonado su oficio.



Así, mis recuerdos de Baeza son en blanco y negro, como estas fotografías. Como si una pátina de ambos colores hubiera recubierto con su impenetrable caparazón lo que durante tantos años viví.




Los recuerdos amarillean en los cajones cerrados, se vuelven grises con la edad, son de vívidos colores cuando eres niño, son humo cuando se desmembra la memoria.



Sin embargo, algunos, concurren a nuestro encuentro con la delicadeza de la remembranza.





"De la ciudad moruna
tras las murallas viejas,
yo contemplo la tarde
silenciosa, 
a solas con mi sombra y con
mi pena"

Antonio Machado.




Hay versos derrotados por el fragor de la batalla, versos que escapan al pasado. Los días que acontecen una y otra vez mientras la memoria perdura.

El lenguaje de la piedra labrada se funde con la hospitalidad de tus calles vacías.

¡Cuánto estremece al alma anónima el silencio de tu sombra!



Pasar ante ti sin rezar esta oración parecería sacrilegio. Una parada tan obligada como necesaria. Con las primeras luces o con el crepúsculo del corredor de los días.



No hablaré de tus monumentos, Baeza, porque tras de ti hay la suficiente literatura que te abriga y embellece.

Pasearé, cada vez que te relea, por tu biblioteca de escudos, de fachadas, de torres, de ventanas, de paredes enjalbegadas...Tu misterio está en los detalles que en cada visita descubres.



Machado te sintió también en blanco y negro, cargado de penas y nostalgias.



Los versos entreverados surgen de las piedras mismas, del humo que es niebla, del sueño que rinde. 

En la tejeduría de las palabras, el poeta es el rey.





"En el gris del muro,
cárcel y aposento,
y en un paisaje futuro
con sólo tu voz y el viento"

Antonio Machado.



Retroceder en el tiempo que engulle a otros tiempos, aquellos que fueron felices y sin embargo se ven en blanco y negro en su limitada mortalidad.

El blanco y el negro deben ser los colores del alma nuestra.



El alma de las piedras, tallada en canecillos. 

Tus iglesias, tan numerosas, trascienden más allá de las palabras escritas.




Y en la calle Compañía, evocador nombre, me detenía para alumbrar disquisiciones.




El taller de pintura de Josefa Sánchez siempre fue un punto de encuentro, propiciatorio para detener al tiempo. Lugar donde admirar su obra, donde conversar con alguien que sabe evocar sentimientos y transmitir serenidad.




¿Por qué regresar una y otra vez a estos mismos entramados de la Historia?



Para admirar la delicadeza de tu arquitectura, la solvencia de la piedra, la escritura de Dios.



Baeza es cada patio donde reflejar nuestras soledades, donde amparar la sombra de nuestras pérdidas, donde buscar refugio tras cada caída.



Hicieron falta muchos años para entender el lenguaje de la tierra, de los campos que van del apagado amarillo al verdor más delicado de la primavera. Hicieron falta muchas horas para ahondar en la comprensión de lo inexplicable. Para entender el idioma de los símbolos...





¿Y cuántos peldaños subir para luego bajar?

¿Acaso la vida no es si no un constante retroceso que no nos permite alcanzar meta alguna?




Baeza en la llanura de sus cimientos y en la discreta ascensión donde la niebla lo envuelve todo. Allí nos llevan los siguientes pasos.




He de detenerme ante la vieja fotografía, imágenes perdidas en el desconcierto de cajones olvidados sin nombre.




Cómo explicar, años después, que no entendía tus palabras escritas, el eco sonoro y también apagado de los estudiantes que hicieron posible escuelas, universidades, los templos de la vida.




Te transformaste a la par que yo desaparecía, volvía para admirar los cambios, que son progresos e iniciativas.

Volvía con las manos vacías y el intelecto alerta. La Historia seguía palpitando en cada rincón de mi querida Baeza.





El silencio se seguirá llamando Santa María

Y es aquí, en la subida hacia la catedral donde se almacenan más recuerdos, de niña, cuando se "cocinaban" sueños y anhelos.






"Adivina lo que quiero 
decir con lo que te digo.
Te doy la madeja,
saca tú el ovillo"

Antonio Machado.






Los años que nos hacen más viejos, alertas en la espera a la muerte

No hay vuelta atrás. Como la cadencia del agua que vuelve, retrocede y no se deja beber.





Ay, si pudiésemos enumerar los pasos dados.






O las puertas flanqueadas.

¿Caducan los sentimientos?






"Otra vez el mundo antiguo,
sin pecado original;
el claro mundo de Homero.
Nausica vuelve a lavar
su ropa: las eleusinas,
hijas de Keleo, van
con ánforas a la fuente.
Dioses, ¡qué hermosas están!
Junto a los pozos partenios
Deméter vuelve a pasar"

Antonio Machado.





Cada parada es un duelo, por los que se fueron, por los que nos acompañaron desde nuestros primeros pasos. 

Tomemos baza por la nostalgia, porque a cada momento se le devuelva su instante; a cada imagen, un deseo.





Me dejo llevar por estas desordenadas imágenes que ahora vuelcan mi destino viajero, sensible a cada fachada, a cada recuerdo, a cada oficio admirado, al lastimero cansancio del invierno, frío y enhebrado entre brumas de niebla espesa. Y sin embargo siempre esperando a que se abran resquicios por donde traspasar al pasado.





Algo tenía que llevarme, algo aprehendido. Cuando bandeas entre piedras labradas algo se te acaba adhiriendo, algo que te acompañará en la maleta de tus futuros viajes.





Desde la distancia me parece oír repicar a las campanas.

Batirse en duelo para luego retirarse donde se gestan los recuerdos.





"Escribiré en tu abanico:
te quiero para olvidarte,
para quererte te olvido"

Antonio Machado.





Y en la orilla del color se dispersan los recuerdos, una y otra vez, con la cadencia del repique de estas campanas. 

¿Se repetirán los sueños?






Hay un tiempo para el duelo, tiempo que allana el camino. Tiempo que no lo cura todo, tiempo que nos agasaja y que nos hunde a la par.





Una Baeza vacía es la que recuerdo, de niña, imaginando qué habría más allá de las cancelas que cierran las puertas de sus murallas. 

Aunque derrotadas, parecían limitar el lenguaje de la huida. ¿Qué habría más allá de sus piedras esculpidas?



Baeza seguirá siendo Semana Santa, Corpus...tradiciones que se velan desde el clamor de los años, vericuetos del tiempo que se llevan en el alma.





"Fuera, la luna platea
cúpulas, torres, tejados:
dentro, mi sombra pasea
por los muros encalados.
Con esta luna, parece
que hasta la sombra envejece.
Ahorremos la serenata
de una cenestesia ingrata,
y una vejez intranquila,
y una luna de hojalata..."

Antonio Machado.





La muerte también tiene su propio camino, sin vuelta atrás, sin regreso. Será la última partida que perdamos. No habrá revancha, ni tan siquiera otro jugador, solo la opción de viajar solos por este sendero sin retorno.






"Los caminitos blancos
se cruzan y se alejan,
buscando los dispersos caseríos
del valle y de la sierra.
Caminos de los campos...
¡Ay, ya no puedo caminar con ella!"

Antonio Machado.




"Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!...
¿Adónde el camino irá?"

Antonio Machado.








"Desde mi ventana,
¡campo de Baeza, 
a la luna clara!
¡Montes de Cazorla,
¡Aznaitín y Mágina!
¡De luna y de piedra
también los cachorros
de Sierra Morena"!

Antonio Machado.



Dedicado a unas baezanas para mí "ilustres": Loli, Pepi, mis dos Carmen, Alejandra, Justi, Rosa, Manoli, Petri...Si en el tintero de la añoranza me dejo a alguien, disculpen.





Sólo Antonio Machado podría acompañarme en esta pérdida. Él, que tanto entendía de estos menesteres.







2 comentarios:

  1. Rosa, palabras llenas de sentimiento, preciosas fotos de tu Baeza, me han dado paz y recordado a una amiga que se fue muy pronto y que siempre llevaba a Baeza en su corazón. Gracias por recordarnos tantos lugares de tu tierra y la nuestra, y a la vez la de todos, gracias por llevarnos a admirarlo todo desde el corazón. Un abrazo Rosa.

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    1. El pueblo que yo conocí no era la ciudad de ahora, en el "lugar que ocupábamos", en esa extensión delimitada siempre nos pareció un pueblo. Con cada partida, a la vuelta, te encontrabas un avance más. Luego los años nos deparan menos visitas. Y ya con los últimos acontecimientos dejas de sentir lo mismo, la distancia y la pena marcan y mucho.
      Pero en el corazón, tal como expresas, se sigue llevando Baeza, porque lo que somos se forjó allí. Muchas gracias, un abrazo.

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