"El camino más claro al universo es a través de un bosque salvaje"
John Muir.
Mi hijo y yo reemprendimos este septiembre un viaje de retorno a aquellos lugares que se nos habían estancado en la memoria, como la escritura a Dios en las piedras de los templos románicos. Atalayas donde los recuerdos reverdecen con cada nueva visita. Descubrimos lugares nuevos, paseamos por la inquietante umbría de hayedos, pero ganaron las querencias por aquellos despoblados que forjaron los caminos de la niñez de mi hijo. Pero a veces, como un tira y afloja, le fui llevando a mi terreno, el hollar aquellos lugares que van perdiendo habitantes con las premuras de los días, que irremediablemente pasarán, si no se evita, a engrosar la extensa lista de pueblos deshabitados. Y me acordé de La Paraya, aunque quizás, no lo sé, ya tenga algún habitante más, por lo menos, contaba con una vivienda de alquiler vacacional, algo que no vi en mi anterior visita.
Esta encantadora casería se halla a unos 640 m. de altitud y cuenta con una central eléctrica, en obras en la actualidad.
Para encontrar algo más sobre La Paraya he de irme, como acostumbro, a Pascual Madoz que a la hora de describir a Casomera nos lega estas palabras:
"Feligresía en la provincia y diócesis de Oviedo (7 leguas), partido judicial de Pola de Labiana, Ayuntamiento de Aller a Collanzo, situado a la izquierda del río Aller...Comprende los límites y casas de Collado de la Piedra, Felgueras, Llamanzanes, Morriondos, Paraya, Rao (¿Bao?) y Río de Aller, que reúnen 128 casas y una escuela de primeras letras, frecuentada por indeterminado número de niños..."
Será en Wikipedia donde encontraré, más o menos actualizado, el número de habitantes de cada uno de estos núcleos:
Casomera, lugar: 106.
La Paraya, casería: 3
Río Aller (Ruayer), casería: 16.
Riomañón (Rumañón), casería: 2.
Llamanzanes (Yananzanes), casería: 2.
Villar, casería: 9.
Habrán comprobado que los núcleos de población han cambiado desde que Madoz los describiera en su famoso diccionario (1845-1850)
Madoz también nos ayuda a imaginar el pasado panorama agrícola y ganadero:
"Produce trigo, escanda, maíz, patatas, habas, lino, frutas y yerbas de pasto, se cría ganado vacuno, de cerda, caballar, de lana y cabrío; hay caza y pesca y varias especies.."
Datos extraídos de la interesante página de la Asociación de Casomera.
La iglesia, la de San Román, se halla en Casomera.
Madoz también nos cuenta que en el término hay ermitas de propiedad particular. Desconozco si La Paraya tiene o tuvo alguna.
Antes de comenzar cualquier ruta, si esta tiene su inicio en alguna población, aconsejo darse una vuelta.
Qué curioso que penda en la pared una fotografía del actor Johnny Depp.
De la anterior página web también extraigo este catálogo de palabras que conforman un hórreo:
"Pilpayo, pegollo, muela, taco o taza, trabes, pontes, colondras. engüelgo, liño, sobreliño, cabríos, tejas o llábanas/llousas de pizarra, aguilones, vigas del queso, moño, subidoira"
Olvidé decirles que es complicado aparcar en la aldea. Justo antes, en la carretera que viene de Casomera, delante del cartel de La Paraya, podremos estacionarlo. No entren dentro con el vehículo porque será muy complicado salir.
Nos desviamos a la izquierda y...
...nos encontramos con el panel de ruta hacia el Puerto de Piedrafita.
Si se dan una vuelta retrospectiva por este blog la hallarán. Muy recomendable.
Recuerden que estamos en uno de los concejos más interesantes de toda Asturias, repleto de rutas de senderismo.
Vamos ascendiendo y nos desviamos a la izquierda, justo donde veremos la tubería de la central. Si siguiéramos a la derecha iríamos al puerto de Piedrafita. Un camino en continuo ascenso que nos depararía unas excelentes vistas.
Nos adentramos en un bosque donde los avellanos, de buen porte, junto con castaños y otras especies arbóreas, nos regalarán una buena sombra.
Castaños añosos que logran crear un ambiente sobrecogedor.
Hace muchos años hice esta ruta al completo, desde la localidad de El Pino hasta La Paraya, en solitario, unos 18 km. Indescriptible el recorrido.
A nuestra izquierda nos acompaña, siempre bravío, el río Aller.
Se abre la senda hacia los roquedos como anunciando lo que pronto veremos.
Es tarde, así que una breve parada en el puentecillo nos depara la imagen de un río que enamora.
Este concejo es montaña y hayedos, agua torrencial que se abre camino entre las rocas. Estas foces son el alma de estas tierras tan complicadas de trabajar, donde estas gentes han luchado durante siglos por domesticar el terreno. Admirable.
Entramos en la carretera, estrecha, que lleva a Río Aller (Ruayer).
Les aviso tengan mucha precaución pues el ensordecedor sonido del agua cubre el de los escasos vehículos que circulan.
Junto a la tubería, una cascada.
"Las Foces del río Aller son un importante desfiladero creado por la erosión kárstica de las aguas del río Aller sobre la roca de las laderas del pico La Panda y de la Sierra del Campanal.
El río Aller nace en el puerto de Vegarada y a su paso por esta angosta garganta provoca numerosas cascadas y torrenteras, formando un paisaje natural de singular belleza.
El desfiladero está integrado en la ruta de senderismo PR AS-31, Ruta Allerana de las Foces del río Pino y del río Aller, que une la localidad de El Pino con La Paraya"
Asturnatura.
"El cielo está bajo nuestros pies, tanto como sobre nuestras cabezas"
Henry David Thoreau.
"Fijaos en lo profundo de la naturaleza, y entonces comprenderéis mejor todo"
Einstein.
El río juega con nosotros, unas veces a la derecha y otras cambia a la izquierda como queriendo compensar la creación.
"Pensó que la historia podría repetirse, y durmió arrullado por la sensación de que le envolvían los efluvios de una plácida y extraña dicha"
Delibes.
Las palabras de este enorme escritor, siempre viajo con algún libro suyo, me trasladan a los estantes de la memoria, a aquellos caminos recorridos, en las soledades de hayedos y castañares, entre las piedras pigmentadas de recuerdos.
La tarde declina y regresamos. Esta senda de hoy, lineal, nos ayuda a valorar doblemente el paisaje.
Justo aquí, a la izquierda, volvemos a adentrarnos en el bosque.
Dejamos atrás el desfiladero que nos ha mostrado, de nuevo, lo pequeños que somos ante él.
El puentecillo y su bien situado banco, para descansar y soñar.
Los avellanos parecen tratar de cerrarnos el paso, de bloquear la salida, para que no nos vayamos de aquí.
El otoño ha entrado hoy y con él las emociones, la delicadeza de esos caminos impregnados de hojas húmedas.
"Que la vida iba en serio, uno lo empieza a comprender más tarde..."
Delibes.
"Cuando bordeamos un abismo y la noche es tenebrosa, el jinete sabio suelta las riendas y se entrega al instinto del caballo"
Armando Palacio Valdés.
Las sencillas puertas al campo, allí donde pastan vacas, ovejas, caballos...en las solitarias praderas.
La Paraya comienza a cambiar su telón de fondo, pronto el hayedo variará su color, pasará a la encendida llamarada de sus hojas mientras caen, con cadencia infinita, regenerando como siglos atrás, la tierra de donde se nutren.
Dedicado a mi buena amiga allerana Carmen Pérez y a su nieto Román.
Imprescindible leer:
Asociación Cultural de vecinos San Román de Casomera.
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