Nos despertamos de un sueño a causa de un sonido inesperado, ese alcance resulta fatal. Ni siquiera recordamos cuando fue la última vez que soñamos y no me refiero a despiertos. Sin embargo, a veces se puede recoger el hilo de ese guión que a menudo se presenta como cinematográfico y podemos retomarlo. Es tan grande esa sensación de regresar al sueño , aunque esta vez no se desarrollará la trama de igual manera, no nos dejaremos arrastrar por ese ámbito espacial de un lugar inequívocamente desconocido con trazas de lugares que conocemos, pero con las suficientes variaciones para convertirlo en único, con un toque familiar y otro excéntrico. Es tan grande la magia que nos regala un sueño. Pues bien, ahora somos nosotros los que conducimos y llevamos la batuta, si en un principio, por ejemplo, todo iba por los derroteros de convertirse en una tragedia, es ahora que conseguiremos obtener un final feliz. Pero, sí, hay un pero, si la acción era tan sumamente delicada, pletórica de felicidad, de una belleza visual inigualable, no conseguiremos recoger el testigo, iremos hilvanando la historia intentando igualarla pero sin lograrlo.
"Era un sueño maravilloso, en él, una joven tenía el don de poder pintar con total maestría lo que le iban indicando. Todo comenzaba con un personaje o un animal y como si se tratase de una secuencia de cine, terminaba sacando un primer plano magistral. Uno, dos, tres...el grupo de personas que crecía a su alrededor era imparable. Todo iba rápido, demasiado, como sus dibujos. Le proponían viajar a una ciudad para que se hiciese famosa pero ella declinaba la invitación con una dulce sonrisa. A la pregunta de que de quién había heredado ese don, ella contestaba que lo desconocía pero que su padre a partir de una palabra elegida por cualquier interlocutor, era capaz de escribir historias fabulosas que siempre acababan bien, pues decía que la realidad era lo suficientemente triste como para crear obras desprovistas de esperanza.
Continuaron con más preguntas, la siguiente fue si su padre estaría orgulloso de ella. A lo que contestó que creía que sí, aunque hubiese fallecido en un accidente en el trabajo. Consternados, le consultaron si tenía hermanos. Ella mencionó solo uno, que tras la lamentable pérdida se marchó de casa con la única motivación de reencontrarlo pués no aceptaba lo ocurrido. Hacía cuatro años que no tenían noticias suyas. Por último quisieron indagar en su madre. La joven respondió que ésta, tras el desenlace había enmudecido, se había refugiado en el silencio que a veces acompaña al dolor. Solo sonreía cuando su hija le mostraba aquellos dibujos en los que reflejaba a su padre y hermanos en algún lugar remoto donde permanecían vivos y en actitud alegre.
Le preguntaron que si querría hacerse famosa. A lo que ella contestó que no tendría sentido, que nada podría devolverle a su familia. Llegaron a un acuerdo y la chica entregó unos cuantos dibujos a cambio de una aceptable cantidad de dinero. Pidió ser respetada en su privacidad, su madre la necesitaba. Y con una parte de lo conseguido pudo hacer realidad el sueño de su padre, con las miles de páginas recogidas de sus escritos, le imprimieron un libro, solo uno. Mientras lo leía con la emoción del que entiende que los recuerdos son los que mantienen viva la llama del pasado, regresó su hermano".
Hoy me tocaba fabular, lo da el día, lo dan las horas transcurridas. El caminante solitario divaga a cada paso que da y todo acaba siendo una larguísima secuencia de la que podrían surgir interminables historias que, bien ordenadas, conformarían una completa biblioteca. Hoy tocaba hablar de quimeras, porque la realidad a veces se confunde en un sueño como los tramos que con dificultad ascendemos en ese intento de coronar una cima inalcanzable. Te despiertas tras un buen rato descansando, te levantas mal pero con la sensación de que algo te has traído de esa otra parte donde habita la ilusión.
Para mí era un sueño poder llegar a La Fuente del Arenal, tenía todos los ingredientes necesarios, lugar apartado, me gustaba esa única imagen que conocía de ella y el añadido de que pertenece a Bogarra, uno de mis pueblos albaceteños favoritos, y seguro que tendría una fuente, parte fundamental en este periplo por estas deslumbrantes sierras en busca de aldeas y cortjadas abandonadas.
Era la segunda vez que intentaba acceder a ella, la primera fue desde el cementerio de Bogarra, la excursión la inicié pronto pero el calor se echó con ligereza, regresé y recordé que desde el Batán podría llegar al pueblo, precioso paseo que discurre junto al río Bogarra, uno de los más bellos que he hecho por estas tierras, sin olvidar las cascadas.
Pero en esta segunda ocasión decidí probar desde Las Mohedas, bonita aldea dependiente de Bogarra, una vez que se atraviesa por sus estrechas calles, se aparca a las afueras, en una era y desde aquí siempre en ascensión, obviando las sendas que salgan a ambos lados, siempre por el camino más ancho se llega a
La Fuente del Arenal.
Solo apuntar que ya que me inicio en una nueva etapa más explicativa de cómo acceder a una ruta, según se mire, puedo añadir que sería de dificultad baja, solo apta para senderistas, recuerden aparcar el coche en Las Mohedas, no solo por ser una buena excusa para visitar una aldea que mantiene elementos que ojalá no se pierdan con los años y que ahora son el mejor de los referentes para reconstruir estas ruinas, mis adorables ruinas, la única motivación de mi viaje. Y no se les ocurra ir en vehículo, no llegarán. Invertí unas 6 horas, ahí va incluido mi estancia en
La Fuente del Arenal, donde se detiene el tiempo y no hay medida que valga.
Durante todo el trayecto tuve la duda de si conseguiría llegar, en mi mano llevaba un mapa dibujado con las indicaciones del sigpac, por mi descuido al arrancar la hoja del blog, no me había dado cuenta que se había rasgado justo donde se ubicaba la aldea.
Como hoy tengo ganas de escribir, terminaré con un apunte de éstos que tocan la fibra sensible, al llegar, comencé a llorar no sé si por dolor, olvidé comentar que estaba con ciática, o por alegría. Ahora visionando las fotografías, rememorando ese día, sé a ciencia cierta que fue porque no me habría perdonado el haberme perdido este lugar, por su sencillez, por su ubicación, por su extrema tranquilidad, sin duda, por su belleza.
Hoy tengo que abreviar, lo intuyo, si no perderé adeptos tras tanta lectura o se marcharán directos a las fotografías.
Aquí tienen una primera vista de la aldea desde la Loseta de Las Mohedas, camino empinado que transcurre entre almendros y olivos.
Para acabar adentrándose en un denso pinar, que se agradece en lo referente a la sombra.
El continuo ascenso permite mejorar las vistas y así poder ir enumerando las diversas aldeas que se divisan.
Al principio iré caminando junto a las señalizaciones del PR 27 que une Paterna del Madera con Bogarra y el GR 67, Sendero del Río Mundo. Luego los dejaré a mi izquierda.
Al principio iré caminando junto a las señalizaciones del PR 27 que une Paterna del Madera con Bogarra y el GR 67, Sendero del Río Mundo. Luego los dejaré a mi izquierda.
Se hace monótono este camino hasta que...
...una vez llegado a la máxima altura, me desvío hacia la izquierda para asomarme a estas montañas que hasta ahora permanecían ocultas tras el denso pinar.
A partir de aquí el camino será en descenso.
Y me dejo maravillar por la silueta del Padrastro de Bogarra que con sus 1.503 m. es la montaña emblemática de esta localidad.
Algunos pinos tienen una gran envergadura.
La monotonía de este camino en ningún momento queda cortado por el fluir de algún arroyo.
Aquí, viendo estos almendros en flor, es cuando deduzco que me queda poco para llegar a mi objetivo.
Un poste de luz, unas viviendas...por fin.
Hay lugares que vas viendo desde lejos, éste solo se visualiza por primera vez en este preciso momento.
Lo primero que pensé es que ésto aún no era la aldea. Unas cuadras aisladas y quizás más adelante...
...pero conforme asciendo el montículo van apareciendo más edificaciones.
Y es aquí donde, una vez en lo más elevado de unos riscos, me quedo como ellas, de piedra.
Tres años llevaba dejando de lado esta excursión pensando erróneamente que no encontraría el camino.
Y aquí estamos, ellas y yo a solas. Nadie encontraré durante mi estancia.
Y aquí me sentaré para irte poniendo tejados.
Para seguir preguntándome el por qué no tienen derecho a lucir un cartel con su nombre.
¿Acaso cuando se marcha el último habitante, lo pierden?.
Como ahora soy yo la única que lo habita, comienzo a recorrerlo despacio, uno por uno.
Aquí muestro que mis pasos se corresponden con las imágenes, que puedo dar varias vueltas alrededor de una misma casa porque es la única forma que conozco para entablar esa relación que se produce entre el visitante y su nuevo alojamiento, aunque sea por tiempo limitado.
Y dejo que se dispare mi cámara para atrapar detalles.
Desciendo de las cuadras y entro en La Fuente del Arenal, ahora sí, por el camino de Las Mohedas.
A la izquierda, abajo, la charca o alberca, los bancales de las huertas, las nogueras...
Un muro de contención que aguanta, imagino, las crecidas del arroyo, impidiendo que rompa el camino, y que ahora discurre casi seco junto a la gran noguera del fondo.
Y el altivo chopo a la izquierda del cauce. Junto a él, una construcción a la que le daré varias vueltas y que me dejará con la duda de si es un horno o una tejera o...
Una vivienda singular, sin duda, jugando a la geometría con sus esquinas.
Callejas empinadas que me recuerdan el equilibrio que debían tener los ancianos del lugar.
Me voy en busca del arroyo y termino encontrando sus aguas. Y ya me vuelvo para mi aldea, como una equilibrista atraída por la cuerda que aquí se llama trocha.
Los que os detenéis con calma y leéis lo que escribo, comprobaréis que quizás pretenda mostraros un lugar pequeño como si fuese más grande. Os equivocáis, es la brillante ilusión de los que de pequeños crecimos sabiendo que un pequeño jardín era nuestro particular mundo y nos podían sobrar rincones porque todo no crece hacia lo horizontal. Lo que vemos ahora es con ojos distintos cada día, según nos encontremos.
Aquí yo ví un pueblo donde quizás solo hubiese una aldea, pero lo percibí.
Un lugar con vistas. Se mire como se mire.
Un paseo lento entre enebros, sabinas, nogueras, retamas, chaparros, pinos...muros.
Y la entrada a la casa más elevada, más grande...
...y el orden de colocación de las piedras siempre me asombra.
Su fachada principal de recias paredes, amplias ventanas...
El azul de las casas de pueblo, del mío también.
Aquí es donde siempre me intereso por aprender otros oficios. Se puede observar el reforzamiento central de una pared maestra, donde apoyan los tiserones del artesonado.
El horno con una dependencia anexa que podría ser una leñera u obrador.
Desde la torreta de la luz...
...observo que sale un camino tallado en la roca.
Me conduce a las eras. Me perderé en el recuento de cuántas son.
Entre abundancia de mejorana veré un antiguo rulo de piedra para desgranar cereales y las leguminosas en las eras.
Una anotación para los iniciados en botánica: Las propiedades del enebro son diuréticas y antiinflamatorias.
Sus bayas se usan para obtener ginebra.
Desde arriba me acerco al elevado cantón para obtener buenas vistas de las huertas y su disposición escalonada.
"Arqueología de una huerta", como diría un amigo.
Observen la inclinación del terreno, lo complicado que resulta a veces este delicioso paseo.
Los cimientos ahora además de roca, son de raíces.
Será aquí mi lugar de parada y fonda, donde dejaré volar la imaginación y la tableta de chocolate.
Los cuencos vacíos se extraen con impunidad.
Este es el rincón más bello de La Fuente, un laberinto de callejas a medias, de...
...paredes enlucidas. Desde donde asomarse al camino que conduce a Las Yeguarizas o a Las Casas del Batán, depende del desvío que se elija.
La tarde saca su velo de nubes.
Por suerte, no hay ni una sola vivienda que pueda ser expoliada. Los gruesos palos del entramado son sus mejores defensores.
Y estos detalles que me devuelven la pregunta de por qué se pierden los nombres.
Desde la ventana el mundo interior se queda dormido, apagado como el último rescoldo en las cenizas.
Ya se me hace habitual ir buscando el número de hornos.
O las ventanas que aún entreabiertas me hablan de regresos que nunca llegan.
Y practico el ejercicio de reconstruir, de adivinar, de leer directamente de las piedras o de los árboles.
Siempre acabo figurándome que a cada paso se reedifican las ruinas, como si la mano de un invisible habitante fuese reparando el desplome.
Es hora de acercarme hasta la fuente.
De recrearme en esas huertas, ahora vacías pero que debieron dar abundantes frutos.
Y te pongo por nombre manzano, aunque puede que seas otro frutal, sabes que os confundo cuando florecéis.
De nuevo el número de bancales se resiste a ser enumerado. Os alargáis de tal manera que termino lejos de vuestro alcance.
Y acabo el recorrido ante ti. Falta un mes aún para que lancéis múltiples hojas y amentos. A vuestra sombra en verano, las tardes son frescas y en otoño, las nueces, vuestro mejor regalo.
Parto tras echar la vista a tu huerta porque si lo hago mirando a tus casas, me costará despedirme.
Cuando hago el camino de vuelta, durante unos momentos me confundo con los que partieron para siempre recorriendo esta misma senda.
Y observo los pinos resineros o negrales. Y restos de potes de barro para recoger la resina.
Las Mohedas se esconden tras la intensa floración de un almendro.
Hago una nueva parada siguiendo el sendero PR 33 que une Batán del Puerto con Las Mohedas. Ya estuve aquí hace un año y quiero volver a ver el cortijo de Los Navarros.
Entre frutales y olivas, un breve paseo por sus ruinas.
Quedan los muros de las viviendas...
...y un horno que resiste.
Un testigo más de la diseminada población que habitó estos valles.
Y ya en Las Mohedas, lleno la botella de esa fuente tan bonita que tienen. Y me acerco a esta casa, similar en su factura a las de
La Fuente del Arenal. Su deterioro ha comenzado por el tejado, ¿qué final le espera?.
Marzo 2017.
Anexo:
En ese interrogante estaba del por qué los lugares pierden su nombre, cuando encontré una interesante página en internet: "Divulgación sobre aspectos históricos, artísticos, culturales y naturales de la provincia de Albacete" de Pedro José Jaén Sánchez. Hasta entonces solo había encontrado referencias de
La Fuente del Arenal en la "Crónica de la provincia de Albacete" de 1866. Él muy amablemente me envío esta documentación donde aparece la aldea.
El Diccionario de Madoz.
Mi agradecimiento a Pedro José porque, sin saberlo, me ha abierto la puerta a otras localidades. Además ha hecho que no solo vea estas aldeas como deshabitados que vuelvo a repoblar con la imaginación. Cada uno de ellos tuvo su lugar en la historia.
Es imprescindible el reconocimiento de ese testigo que dejan los años en forma de documentos, que nos hacen valorar y reafirmarnos en que cada asentamiento no debería perder su nombre.
Hablar de sueños es hablar de Bogarra, de la Fuente del Arenal y de las Mohedas, pero también de cualquier lugar hacia donde nos lleven tus pasos, tus fotografías y tus textos. Hoy, tras la comida, me he puesto tranquilamente a leer esta última entrada, y puedo decir que, como en todo lo que he podido leer en este blog de pueblos perdidos y de emociones encontradas, la belleza se impone. Tras el camino, siempre hallamos ese lugar recóndito, donde aunque nos perdamos, volvemos a encontrarnos. Es verdad que es bello y difícil retomar un sueño, y que si lo logramos, es posible que no sea como antes. Será distinto, pero lo importante es retomarlo. Me encanta tu narrativa y ese cuento que, como un sueño intercalas sobre esa joven y talentosa pintora, la cual, a su vez logra su sueño, que es el regreso de su hermano. En realidad, soñar despierto es la mejor manera de demostrar que estamos vivos. A veces, mirando las nubes, se puede soñar y retomar sueños. Enhorabuena.
ResponderEliminarPoco puedo añadir a tan bello comentario. Siempre acabas comprendiendo lo que quiero expresar.
EliminarLos sueños son el motor de nuestra esperanza, si estamos despiertos; dormidos, nos dejamos arrastrar por ese mundo de fantasía que está compuesto en parte por retazos de la vida diaria, de esas marcas que se quedan indelebles en algún rincón oculto de nuestra mente y afloran de una manera tan espectacular en algunos sueños. Duermo muy poco y a veces consigo atrapar ese hilo conductor de la ensoñación con la realidad. Se nos podrá privar de salud, de trabajo, de tantas cosas importantes...pero nunca de soñar.
Gracias. Un abrazo.
Nada más agradable que descubrir que este magnífico blog vuelve a tener continuidad, deleitándonos con sus imágenes y haciéndonos soñar con tus escritos. Realmente consigues emocionarnos con tu emoción, apartándonos de la realidad e intentar acompañarte en tus suenos, que son narrados con una sensibilidad exquisita.
ResponderEliminarGracias por seguir ahí.
Gracias a ti por dejar tan sentido comentario. La realidad está ahí, nos guste o no. Podremos aceptarla o no. Intentaremos cambiarla o ella nos cambiará a nosotros. Lo fundamental es que no nos dejemos arrastrar por equívocos, que nuestra firmeza tenga apoyo, que no olvidemos esas clases magistrales de nuestros padres que nos donaron en forma de trabajo y tesón. Somos lo que somos por lo que aprendimos de niños. No podemos abandonar los recuerdos. El tiempo nos dará la razón. Un saludo.
EliminarNo es el camino, tampoco las imágenes, es el silencio del caminante y los ojos del corazón los que hacen que las palabras. La escritas sean capaces de transmitir unas emociones capaces de transportarnos a lugares perdidos y reconstruirlos en nuestra imaginación devolviéndoles de alguna manera a la vida.
ResponderEliminarMe gusta leer este blogspot, porque sus textos son capaces de dar vida al las imágenes.
Saludos.
Una de las cosas que intento hacer con estos viajes es recoger el testimonio de lo que queda, para que los que vengan después puedan verlo. He vuelto en distintas épocas a lugares que se van perdiendo, que apena ver como avanza el deterioro. Nada permanece eternamente, por lo menos que quede la imagen para recordar. Gracias. Un saludo.
EliminarAy hija mía! De ser sincero, lo poco bueno que he disfrutado esta Semana Santa, ha sido mirar estas espléndidas fotos.
ResponderEliminarLlegue a este blog por casualidad, y como no me gustan las procesiones, mientras los míos se largaban a ver los santos, yo he disfrutado mirando y leyendo.
Un afectuoso saludo
Por lo menos me ha arrancado una sonrisa. Cada cual toma la Semana Santa como quiera. La verdad es que yo tampoco he visto ninguna procesión, ni tan siquiera he viajado. Tocaba trabajar en el campo, no se pueden descuidar las labores agrícolas. Con lo que gracias a un día de descanso he podido meter otra entrada. Celebro que le haya gustado la entrada. Un saludo.
EliminarMe ha encantado tu blog y sobre todo las entradas correspondientes a Albacete, claro, aunque reconozco que no conocía este lugar. Te anímo a seguir describiendo con tu prosa emotiva y poética todos estos lugares perdidos para la mayoría, pero que, a los que nos gusta andar por estos campos nos empiezan a ser familiares. En la provincia de Albacete encontrarás muchos de estos lugares. Uno agradece la forma de mirar y valorar estos lugares, siempre se aprende. ÁNIMO....... y gracias
ResponderEliminarGracias a ti por tu colaboración, por ese toque distinto que he podido darle a la entrada y así devolverle algo de su identidad olvidada que tuvo La Fuente del Arenal.
ResponderEliminarSí que hay muchos lugares deshabitados en Albacete, me faltan muchos por localizar, otros irán saliendo despacio en sucesivas entradas. Es una provincia con muchísimo encanto a la que viajo con asiduidad.
Gracias de nuevo, en tu blog se aprende a observar. Un saludo.
Que explendor de fotografías,si no te conociera, pensaría que tú profesión es la de retratar, como siempre admirable, un abrazo
ResponderEliminarMi memoria es frágil, amigo Antonio, de ahí que haga tantas fotografías, es la única forma que conozco de detener el tiempo y poder desentrañar lo que pasa desapercibido en una primera visualización. Un abrazo.
EliminarEste blog es un lugar al que se debe reservar un tiempo para adentrarse en las esperadas fotos e impresiones que compartes, sentir de alguna forma la mezcla entre tus pasos y los que abandonaron esas casas o aprender de aquello que dices e investigas. Además es muy gratificante sorprenderse con el arte de las letras que tanto amas y demuestras en la fábula y unos poéticos comentarios.
ResponderEliminarUn abrazo.
No está al alcance de todos el poder hacer comentarios tan poéticos. Es algo que envidio, traspasar ese límite entre la prosa y la poesía para transmitir como los pasos se elevan por encima de los caminos y negocian sabiamente con el caminante unas largas horas de asueto.
EliminarDisfruta de esta semana que se abre hacia el "día del libro". No sabes lo que echo de menos esos paseos entre stands de una feria abarrotada de esos vehículos particulares que usan la palabra. Gracias. Un abrazo.
Gracias, vente a la de Valencia o Madrid.
EliminarCuando vives en un pequeño pueblo aprendes a priorizar tus inquietudes. Dejé de pintar, de ir al cine, de disfrutar de "la feria del libro", entre otras muchas cosas. Me dirás, y con razón, que todo ésto puede volver a estar a mi alcance, pero el tiempo libre es cada vez más escaso. Y además, ahí tenemos a nuestro alcance las bibliotecas, el templo de los libros. Gracias y que disfrutes.
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