Pero esta es una historia dentro de otras. Lo primero que me llamó la atención fue la cantidad de nombres que tenían estos baños, estoy acostumbrada a encontrarme lugares sin nombre y aquí hay demasiados y seguro que cada uno guarda su propio sentido. Quizás todo empezó con el castillo de la Torrecilla, aquí el topónimo es exacto, su tamaño es pequeño. O con un nacimiento de agua, estamos a 900 m de altitud y justo donde se levanta la fortaleza, en las Hazas de la Torrecilla surgen manantiales que tienen su origen en los crestones cuarcíticos o "pizorros" de la bellísima sierra del Relumbrar
La historia nos dice que en Villanueva existían un total de siete ermitas, una de ellas, la de San Nicasio, posteriormente pasaría a llamarse del Cristo del Consuelo. En 1798 está en ruinas la parroquial, no se reconstruye y se traslada el culto a esta ermita, a partir de entonces pasará a llamarse iglesia de Ntra Sra de la Paz. Pero a 8 km, se encuentra otra ermita, la de los baños del Santo Cristo, ¿en qué momento hay un traspaso devocional?, no lo sé, siempre digo que en un blog hay páginas en blanco esperando recoger respuestas. Lo cierto es que allí había unos baños, de los que se desconoce su origen, que si en un principio se llamaron de Aguadulce, Tomás Lopez en su mapa del Campo de Montiel del 1765 nos lo muestra, también son citados como "de la Torrecilla", pero a mediados del siglo XVIII pasarán a ser "del Cristo del Consuelo", pero es que también son conocidos por "los de Albaladejo" a pesar de no estar en su término pero sí por su cercanía. Fuera del complejo de baños, una vivienda para hospedarse y la de los dueños con su oratorio, existió una pequeña capilla, aún pueden verse los restos, además se puede observar que es mucho más antigua que las dos casas. Allí hubo algo memorable, ese algo capaz de remover la calma de un día cualquiera. Gracias a los documentos existentes y a la memoria fiel de aquellos que supieron escuchar a sus abuelos podemos intentar despertar la conciencia dormida del pasado. Todo el esplendor acabó con la desamortizacion de Mendizabal y poco a poco el culto al Cristo se fue desmoronando y comenzó el proceso de ruina que vemos ahora. El tiempo sentencia a menudo con equívocos y mirando hacia otro lado. Pero aún tenemos la oportunidad de recomponer ese pasado e intentar ensalzarlo como se merece.
La historia aquí es la protagonista, paseamos a menudo por lugares en ruinas sin pararnos a pensar en el trasiego de gentes, ese pedacito de vida que se recorre gracias a la memoria de otros, pero que deberíamos ejercitar más a menudo porque si queremos preservar nuestro patrimonio, debemos empezar por conocerlo.
En dos ocasiones he hecho esta ruta, con una diferencia de tres años. Otro espacio natural que nos implica en ese desconocimiento que tenemos de esta singular provincia. Si bien en un principio el camino nos acompaña con olivos, al fondo nos va enamorando, nos va seduciendo esa sierra del Relumbrar que con una moderada altitud muestra un oasis verde sobre la campiña manchega.
Es febrero, la mañana amanece opaca con colores apagados y una temperatura ideal, la que te permite caminar sin agotamiento.
Al fondo se vislumbra un gran cortijo,al que le dedicaré una detenida visita al regreso.
Al fondo se vislumbra un gran cortijo,al que le dedicaré una detenida visita al regreso.
El río Villanueva baja con ese sonido quizás algo apagado si lo comparo con el atronador rumor que tiene en su inicio cuando se desboca de molino en molino en Villanueva de la Fuente.
Surgen varios nacimientos de la sierra durante el sombreado trayecto.
Artesa, El Cañico, Los Baños...
Artesa, El Cañico, Los Baños...
Un paseo delicioso al cobijo de jóvenes encinas, lirios y enebros.
Y tras un corto paseo, en total son 9 km desde el inicio, llego a ellos.
Los baños de la Torrecilla, toman ese apelativo por la cercanía a la pequeña atalaya del mismo nombre, se componen de dos viviendas y unas cuadras anexas a la derecha.
Los baños de la Torrecilla, toman ese apelativo por la cercanía a la pequeña atalaya del mismo nombre, se componen de dos viviendas y unas cuadras anexas a la derecha.
Pero abramos la puerta a la historia, la primera mención la hace el Cardenal Lorenzana, 1782, y dice así:
"En el sitio que llaman de la Torrecilla hay una fuente cuyas aguas medicinales curan las dolencias. En el manantial y por el cauce que corren a unas balsas o baños que se han fabricado en que se bañan multitud de enfermos que dejan las piedras y tierras nigricantes..."
Al entrar, tras un zaguán a la derecha, esta es la primera habitación que se ve. He de indicar la peligrosidad de acceder a ella, algo que desaconsejo se haga, como a todo el complejo.
Piensen que lo único que intento es preservar la memoria de este lugar, no incitar a nadie que vaya a visitarlos, salvo que en un futuro hipotético este bello lugar sea rehabilitado como se merece.
Piensen que lo único que intento es preservar la memoria de este lugar, no incitar a nadie que vaya a visitarlos, salvo que en un futuro hipotético este bello lugar sea rehabilitado como se merece.
Era el 4 de junio del 2014 y así lo vi. Y aún me sigue cautivando este pequeño oratorio.
Y aquí cuando mi parada no solo es obligatoria, me remito a la semana pasada cuando daba cuenta de ese interés por los colores manchegos y es ahora que menciono el azul como digno protagonista de trazos en las paredes, delineante de zócalos y de bellísimos detalles que pueden conseguir envolverte el alma.
Y aquí cuando mi parada no solo es obligatoria, me remito a la semana pasada cuando daba cuenta de ese interés por los colores manchegos y es ahora que menciono el azul como digno protagonista de trazos en las paredes, delineante de zócalos y de bellísimos detalles que pueden conseguir envolverte el alma.
En febrero del 2017, se puede observar el lento e implacable deterioro al que está sometido.
El mamperlán ha desaparecido.
De nuevo 2014.
Originariamente puede ser que toda la habitación estuviese pintada con blanco de España y un colorante a base de azulete. Sobre ese fondo se pintó el Cristo por alguien con conocimientos pictóricos, consiguiendo proporcionalidad en el cuerpo y perspectiva, queriendo asemejar un trampantojo. Es notable que solo usara sobre fondo azul, dos colores, el negro que pudiera ser carboncillo o grafito y un color ocre, rojizo, puede que sanguina para conseguir realce y luminosidad en el cáliz y costados de la imagen.
Con posterioridad las paredes y hornacina se pintaron de blanco o de forma tosca o por respeto a la pintura original, para no dañarla.
En febrero, pasados tres años, la pintura sufre de ese envejecimiento natural debido a la intemperie, desprotección, daños colaterales, falta de respeto...Todo aquello que provoca el avance inexorable del deterioro, indica que por ahora no hay vuelta atrás.
En un intento de rastrear la historia de la imagen original, no ésta, en la encuesta del cardenal Lorenzana sobre Villanueva de la Fuente, en el capítulo II, refiriéndose a la ermita del Cristo del Consuelo del pueblo:
"...Así mismo se venera en esta villa la imagen muy devota y milagrosa del Santísimo Christo del Consuelo, que se halla a la parte de poniente, quasi extramuros de su población.
De cuya ermita fue la primera advocación de San Nicasio hasta que en el año 1725?, estando dorando el retablo del Santo uno de los oficiales, por curiosidad delineó en la pared contigua al mismo altar la imagen de este divino Señor y entrando a hacer oración don Juan Barbero, presbítero, hizo reparo al grabado crucifijo y mandó al autor lo borrase por estar indecente y no tener perfección completa de esta pintura. De que resultó quedar sin vista el sacerdote censurador, en cuyo caso se postró ante su Majestad y haciéndole la más humilde súplica, pidió perdón de su desacato y que se dignase volverle el sentido que había perdido.
Así se verificó instantaneamente. desde cuyo punto y aviso celestial enardecidos los moradores de esta villa en el fuego de la fe y devoción y procuraron con humildad implorar los auxilios de este Señor crucificado, que como inagotables de ordinario disfrutan en sus peticiones. De tal suerte, que puede decirse y poner en el oratorio de esta devotísima imagen aquel rótulo que tenían los gentiles en Corintio gravada con primorosos caracteres en la puerta de su templo: "Aquí está la medicina para todos los accidentados y afligidos". Finalmente cuantos en sus angustias y trabajos invocaban el sagrado nombre del Santísimo
Cristo del Consuelo, todos llegaban al remedio. Y estaba tan extendida y radicada la devoción, que transitaban de muchas partes para tributar obsequios a la soberana imagen, en términos, que con las limosnas, así este santuario como el de Nuestra Señora de los Desamparados habían adelantado su fábrica aunque no en demasía si bien para la congruencia suficiente para su debido culto..."
En un intento de rastrear la historia de la imagen original, no ésta, en la encuesta del cardenal Lorenzana sobre Villanueva de la Fuente, en el capítulo II, refiriéndose a la ermita del Cristo del Consuelo del pueblo:
"...Así mismo se venera en esta villa la imagen muy devota y milagrosa del Santísimo Christo del Consuelo, que se halla a la parte de poniente, quasi extramuros de su población.
De cuya ermita fue la primera advocación de San Nicasio hasta que en el año 1725?, estando dorando el retablo del Santo uno de los oficiales, por curiosidad delineó en la pared contigua al mismo altar la imagen de este divino Señor y entrando a hacer oración don Juan Barbero, presbítero, hizo reparo al grabado crucifijo y mandó al autor lo borrase por estar indecente y no tener perfección completa de esta pintura. De que resultó quedar sin vista el sacerdote censurador, en cuyo caso se postró ante su Majestad y haciéndole la más humilde súplica, pidió perdón de su desacato y que se dignase volverle el sentido que había perdido.
Así se verificó instantaneamente. desde cuyo punto y aviso celestial enardecidos los moradores de esta villa en el fuego de la fe y devoción y procuraron con humildad implorar los auxilios de este Señor crucificado, que como inagotables de ordinario disfrutan en sus peticiones. De tal suerte, que puede decirse y poner en el oratorio de esta devotísima imagen aquel rótulo que tenían los gentiles en Corintio gravada con primorosos caracteres en la puerta de su templo: "Aquí está la medicina para todos los accidentados y afligidos". Finalmente cuantos en sus angustias y trabajos invocaban el sagrado nombre del Santísimo
Cristo del Consuelo, todos llegaban al remedio. Y estaba tan extendida y radicada la devoción, que transitaban de muchas partes para tributar obsequios a la soberana imagen, en términos, que con las limosnas, así este santuario como el de Nuestra Señora de los Desamparados habían adelantado su fábrica aunque no en demasía si bien para la congruencia suficiente para su debido culto..."
Parece ser que desde mediados del XVII ya se veneraba la imagen de este Cristo.
En 1725 ya se concedían indulgencias, que aportaron un trasiego de gentes muy importante para Villanueva.
En 1725 ya se concedían indulgencias, que aportaron un trasiego de gentes muy importante para Villanueva.
Imagen del Santo Cristo del Consuelo, venerada durante varios siglos en la antigua ermita de su nombre en Villanueva de la Fuente.
Esta imagen se repartía como recuerdo a los peregrinos que se acercaban a orar, a solicitar las indulgencias y a depositar exvotos de su dolencia física.
El texto de la indulgencia decía lo siguiente:
" Verdadero retrato del santísimo Cristo del Consuelo, que se venera extramuros de Villanueva de la Fuente, Arzobispado de Toledo. a devoción de D. Fco María de Gracia. Los eminentísimos señores cardenales, arzobispos de Toledo y Sevilla, y otros ilustrísimos arzobispos y obispos conceden 1.020 días de indulgencia a todos los que rezasen un Credo, un Padre Nuestro y Ave María a esta santa imagen rogando por la exaltación de la Santa fe, paz entre los Príncipes cristianos y conversión de los pecados"
Recordemos que la iglesia del pueblo a principios del siglo XVIII amenazaba ruina, con lo que la parroquia se trasladó a la ermita del Cristo del Consuelo, hoy iglesia de Ntra Señora de la Paz.
Madoz en el año 1846 publica su gran diccionario y escribe:
"...a la falda de la sierra del Aljibe y a 3/4 de legua de la villa de Albaladejo, de la que toman nombre...en el día se está edificando una casa que será bastante regular; estos baños no están reconocidos por el gobierno y por consiguiente carecen del servicio necesario en tales establecimientos...Para las enfermedades de reuma, uterinas y cardialgias les ha dado a conocer, consisten en dos albercas cercadas de pared, de 3 y media baras en cuadro cada una, embaldosadas y con una escalerita cómoda, para bajar, pueden contener 4 cuartas y media de agua y aunque el manantial es escaso, se llenan y limpian al tercer día; desde el borde de las albercas a las paredes, hay sitio de 5/4 de ancho para poner una cama después del baño, algunos facultativos de los pueblos inmediatos han hecho análisis de esta agua, y contiene, magnesia, cal, sosa, hierro y poca cantidad de azufre..."
Pero el agua corre y doy fe que en mayo como en febrero, puede que no se corte jamás.
José de Hosta, 1867, en su "Crónica de la provincia de Ciudad Real" incluye en el capítulo XXIV referente al partido judicial de Villanueva de los Infantes:"..Tiene muchas fuentes de aguas dulces y minerales, entre las cuales deben contarse las de Meraleja y Peñasco en Infantes, la muy abundante de Villanueva de la Fuente, el pilar de Santa Cruz de los Cáñamos y los baños de Albaladejo"
Hoy es un ejercicio que requiere mucha paciencia el poder vislumbrar, entre tanto desconcierto, esos restos que con tanto detalle nos comentan los eruditos.
Pero sí que me dejo llevar por esta pasión que aglutinan mis paseos, la de nombrar los árboles que me encuentro...
...y es que resultan sorprendentes estas higueras. Enormes gracias al agua que alimenta sus raíces.
Gigantes dispuestos a caminar en cuanto me marche de aquí.
Y viejos fresnos. Imagino el bullicio de estas gentes a la sombra de sus copas.
Pero toma la palabra de nuevo el cardenal Lorenzana, dejemos que explique las propiedades de estas aguas:
"..El color lo tienen muy cristalino y sin sabor ni olor notable. Son dichas aguas de suma ligereza y participan de algún cobre y sal vitriolito, por cuya razón curan los hipocondríacos que las usan así en bebida como en baño. Curan igualmente los afectos histéricos producidos por relajación del sistema nervioso, especialmente si al usar de dichas aguas se hacen diuréticas que es el efecto común que causan. Asimismo, precediendo en el sujeto la debida preparación, curan la clorosis o enfermedades que vulgarmente se nominan opilaciones. Se observa también que los reumas envejecidos después de haber despreciado los remedios oficiales ceden ultimamente al uso de dichas aguas; así lo manifiestan algunos ejemplares de baldados que han adquirido enteramente sus movimientos. Asimismo todos aquellos que por debilidad estomacal o por demasiado calor pierden el apetito,con el uso de dichas aguas se restablecen de dicha dolencia. Igualmente los afectos cutaneos con tal que no tengan ninguna complicación venérea, también se curan con el uso de estas aguas tanto bebidas como por baños. Por último, lo más especial de estas aguas es que aunque se beban en cantidad grande nada embarazan al estomago...
...Por cuyas razones y experiencia vienen de bastante distancia muchas gentes a recibir por medio de ella y por las misericordias del santísimo Cristo del Consuelo, que en su oratorio y ermita construido junto a los baños con una casa rural para hospedarse, el alivio de sus aflicciones, ofreciendo unos sus misas y limosnas y dejando otros en cera o pintura los ejemplares de su salud adquirida"
Mª Angeles Castellanos me cuenta que siendo ella una muchacha lavaban la ropa en el lavadero de su Albaladejo pero cuando la carga a limpiar era mayor, como por ejemplo en tiempos de siega, y escaseaba el agua, se desplazaban hasta los baños y allí pagaban dos pesetas al guarda del cortijo y se quedaban en esta explanada a dormir.
Y que era curioso que siendo verano las aguas de los baños continuasen corriendo con un buen chorro. Recuerda que era muy limpia, que sobre losas de piedra lavaban las ropas, que habría bastantes en número, se hacían represas con leños de unos 4 m. de largo por 1.5 m. de ancho y que por tiempo limitado disponían de su balsa particular para dejar su ropa bien limpia y al día siguiente regresaban a Albaladejo.
Ni ella ni su esposo, Daniel Lillo, conocieron en funcionamiento los baños. Haciendo buen uso de la tradición oral, aquel complejo funcionó como algo selectivo, por indicación de los médicos se tomaban los baños. Los últimos dueños fueron los Moncada de Villanueva de la Fuente.
Retrocedo al 2014, la pequeña ermita exenta del cortijo.
Puede observarse la distancia entre ermita y casa de baños.
Hervás escribe en el 1889:
"Baños del Santo Cristo, Baños de Albaladejo o de Aguadulce. Junto a ellos percíbanse las ruinas de un antiguo castillo y de una ermita con la advocación del santísimo Cristo del Consuelo, de la cual tomaron su nombre. Situados al pie de la Sierra del Ajlibe y a una legua de Albaladejo los constituyen hoy dos casas"
Pero los baños no eran solo albercas, una ermita, dos casas. Hay, además, un auténtico bosque a su alrededor formado mayoritariamente por encinas y enebros que tapizan el terreno para acercarte a los restos bien tratados del castillo de la Torrecilla.
Lo que en un principio parecía una ruta sencilla se fue complicando. Escogí el camino equivocado, es perfectamente visible una senda estrecha a la izquierda de la fortaleza que comodamente te lleva hasta ella. Desde aquí solo se puede comprobar lo arriesgado que es intentar acceder a un castillo por su lado más inexpugnable.
Ese punto de riesgo, mal llamado de emoción, que se le dan a los caminos casi verticales.
Narcisos silvestres como antesala de la primavera.
Aquí gracias al uso de las manos para hacer una escalada suave, te lleva hasta esta parte del castillo.
Cuarcita y argamasa en una sutil y duradera unión.
Cuarcita y argamasa en una sutil y duradera unión.
Una mirada hacia atrás para ver por donde se ha subido, por donde trata el bosque de encerrar a la torre.
Desde aquí se ve la senda y un rebaño de cabras que llegan a los baños.
Hoy el vacío que deja el tiempo, con resonancias de ese trasiego pasado, es cogido en relevo por el ganado que continúa pastando ajeno a lo que aquí aconteció. Porque la tierra cambia de dueño, cambia de oficio pero la historia sigue escrita con tinta indeleble sobre sus piedras.
Hoy el vacío que deja el tiempo, con resonancias de ese trasiego pasado, es cogido en relevo por el ganado que continúa pastando ajeno a lo que aquí aconteció. Porque la tierra cambia de dueño, cambia de oficio pero la historia sigue escrita con tinta indeleble sobre sus piedras.
La pequeña fortaleza se asienta sobre un escarpe de cuarcita, perfecta cimentación que ha hecho posible que llegue hasta nuestros días.
La sierra del Relumbrar y el cerro Montilviejo impiden que sea visible Villanueva de la Fuente.
Cristiana o con una datación anterior, no es posible saberlo, pués solo se la menciona por primera vez en una carta de Alfonso X que escribe al Concejo de Alcaraz (1461):
"...e por la cumbre e por las vertientes fasta el arroyo que salle de Alvaldejo, e en este derecho al mojó que está cerca del camino que va de Villa Nueva a Alvaldejo e sube al atalaya aguda..."
En 1243 cuando se mencionan en la sentencia de Fernando III de Castilla, correspondiente al pleito mantenido entre el concejo de Alcaraz y la Orden de Santiago, el conjunto de aldeas y castillos, no se nombra esta atalaya, lo que no quiere decir que no existiese, puede que ya estuviese abandonada, parece ser cierto que la ocupación no fue larga en el tiempo, o que nadie reivindicara su posesión.
Pero está enclavada en un paraje magnífico y hasta acceder a su puerta de entrada conlleva cierto riesgo. Lo cierto es que impone.
"...pasa un camino que le dicen camino real, y por él pasan muchas gentes y arrieros que van a la Andalucía y vienen de la dicha Andalucía y otras partes, y van a La Mancha y al reino de Valencia..."
Desde aquí se ven las fortalezas de Terrinches, Albaladejo y Puebla del Príncipe.
Desde aquí se ven las fortalezas de Terrinches, Albaladejo y Puebla del Príncipe.
Entremos al castillo...
Observo con cierta nostalgia esa proximidad entre ambas, fortaleza y baños, de ahí que ocurriese que fusionaran sus nombres, que los intercambiaran.
De planta irregular con matriz triangular, una vez dentro tienes la sensación de lo incómodo que tuvo que ser guarecerse allí.
Solo treinta metros cuadrados de superficie irregular en el que apenas coge un reducido número de personas.
Su mampostería es de cal y mortero, lo que puede indicar que sea fortaleza cristiana y no almohade como algunos autores señalaban.
Mientras me retiro pienso en cómo cambian los lugares de nombre, con qué facilidad y capricho...
...gracias a ese acercamiento con el agua que corre por tu ladera, te quedaste con el nombre de Castillo de los baños del Cristo.
Me retiro como el enemigo que ha intentado atacarte con la palabra pero que ha sido vencido por la ignorancia.
Mientras continúa mi retirada me viene a la memoria lo arraigada que estuvo la advocación al Cristo del Consuelo en otros lugares, por ejemplo en Cazorla donde se venera desde mediados del XVI un lienzo de grandes dimensiones que procesionan. O en la leyenda, tradición oral de Cieza (Murcia), en la que se narra cómo al pasar por el camino real una carreta con bueyes que transportaba la imagen del Cristo hacia un lugar indeterminado de la Mancha, éstos se detuvieron en el pueblo, negándose a continuar, de forma que en un cerro de la población tuvieron que levantar la ermita dedicada al Cristo del Consuelo. Esto sucedió en el siglo XVII. La historia a veces puede lanzar dardos que unan puntos en un gran mapa.
En el interesante libro: "Avance de un estudio geográfico-histórico del Campo de Montiel (1971) de Manuel Corchado Soriano, se dice:
" En la cuenca del río Villanueva existen varios balnearios, entre los cuales se encuentran éstos de Albaladejo, Aguadulce, o del Santísimo Cristo del Consuelo, situados dentro del término de Villanueva de la Fuente; sus instalaciones balnearias eran sumamente sencillas, sólo dos albercas cercadas de pared, por lo que los bañistas se guarecían junto a la ermita del Santísimo Cristo, situada en sus proximidades y frente a ella, en la misma falda de la sierra del Aljibe, existían unas ruinas de castillejo moro, ya en término de Alcaraz; en este mismo término y a unos dos kilómetros al este, se encuentran los baños del Relumbrar, y una
legua hacia el sur, los de Fuencaliente, en término de Bienservida"
Le tomaré la palabra para ir a visitar estos baños.
De regreso los nacimientos cercanos me recuerdan que aquí el agua es parte fundamental de esta rica vega.
...y que a la Mancha hay que llegar con ojos de aventurero como un Quijote que viaja en busca de...
...una posible antigua venta. El cortijo de las Zarcenas.
Una edificación más que notable que cuenta con establos, palomar, dependencias...y todo ello articulado alrededor de un gran patio o corral con una estructura muy curiosa.
La mañana que en un principio se mostraba velada ahora deja ver esos colores que tienen estas tierras cuando se encuentran arrebatadas de agua.
Siempre me alegra encontrarme con un horno.
Bien cuidadas, dos viviendas independientes aún en uso por pastores.
Y ahora reparo que es precisamente ese camino que parte a la derecha el que me conduciría a la ermita de la Virgen de los Desamparados, patrona de Villanueva. Y es allí donde se guarda la talla del Cristo del Consuelo.
Y los caminos unen ambas ermitas. Las devociones se trasladan al igual que nuestros días van alejándonos de nuestro inicio y nos acercan a nuestro final.
Y los caminos unen ambas ermitas. Las devociones se trasladan al igual que nuestros días van alejándonos de nuestro inicio y nos acercan a nuestro final.
Esta amplia vega del río embellecida por almendros en flor seguirá, a pesar del olvido, señalando el camino que unía tanta devoción.
Pero el mío me devuelve de nuevo al río Villanueva y a los caminos que traspasan el Campo de Montiel.
Y me entretengo en nombrarlos: Cañada de los Baños, Camino Real de Andalucía o Vía de Aníbal, Vereda de los Serranos...
Y me entretengo en nombrarlos: Cañada de los Baños, Camino Real de Andalucía o Vía de Aníbal, Vereda de los Serranos...
Me devuelve a este paisaje de suaves y desconocidas ondulaciones que invitan al caminante a regresar para conocerse mutuamente.
Cuántos rincones guarda la sierra del Relumbrar.
Cuántos rincones guarda la sierra del Relumbrar.
Acabo con flores y de un almendro que en febrero muestra todo su esplendor, flores sobre fondo azul.
Y acabo nombrando de nuevo la palabra historia porque gracias a ella he podido aprender un poco más de estos baños, gracias a escritores, investigadores del pasado, gracias a los libros y a aquellas personas que velan por ellos y a esa historia que escribimos entre todos con mayor o menor acierto, con equivocaciones o malentendidos pero con buena intención, porque la historia de tradición oral es la que más fluctúa, la que se deja llevar por los sentimientos pero a su vez es la única que alimenta nuestro interés por lo que llamamos nostalgia.
Cuando nuestros rincones sean un montoncito de piedras poco podremos sacarle a la tierra pero si comenzamos por preguntarnos qué eran, qué vivencias ocurrieron allí, puede que hasta se consiga paralizar su lenta agonía porque las piedras tambien sufren de ese dolor de la ignorancia, del desprecio, del desconocimiento, de las sinrazones. A la tierra la cuidamos para obtener producción, pero las piedras precisan de esa atención que desaprueba el derrumbe, para que se mantengan con ese hálito mágico y deslumbrante que presentan cuando conocemos sus secretos, su pasado, su enriquecedora historia, porque la suya es la nuestra.
Cuando nuestros rincones sean un montoncito de piedras poco podremos sacarle a la tierra pero si comenzamos por preguntarnos qué eran, qué vivencias ocurrieron allí, puede que hasta se consiga paralizar su lenta agonía porque las piedras tambien sufren de ese dolor de la ignorancia, del desprecio, del desconocimiento, de las sinrazones. A la tierra la cuidamos para obtener producción, pero las piedras precisan de esa atención que desaprueba el derrumbe, para que se mantengan con ese hálito mágico y deslumbrante que presentan cuando conocemos sus secretos, su pasado, su enriquecedora historia, porque la suya es la nuestra.
Febrero 2017.
Imprescindibles para conocer, para aprender, para reflexionar:
"Historia de Villanueva de la Fuente. Religiosos manchegos de los siglos XVI a XIX" de Juan Ángel Amador Fresneda.
"Los topónimos de Albaladejo" de Juan Carlos Gómez Macías.
"El castillo de los Baños de Cristo: una fortificación estratégica en el mundo bajomedieval del Campo de Montiel" de Miguel torres Mas y Luis Benítez de Lugo Enrich.
Mi más sincero agradecimiento a mi amigo Miguel Mesa por su desinteresada aportación a esta modesta entrada.
Y a Daniel Lillo que ayer 21 de julio cumplió solo 81 años, mientras presentaba un nuevo libro: "Historias en serie" sobre su querido Albaladejo. Persona entrañable a la que acudí para indagar sobre los baños y que me entregó una lección de historia, mejor dicho, de historias. En el recogimiento de su patio se habló de tantos temas que consiguió acrecentar aún más en mí ese cariño que siento hacia este Campo de Montiel.
Gracias por transmitir palabras que acaban siendo palomas sobre un fondo limpio y azul.
Gracias por transmitir palabras que acaban siendo palomas sobre un fondo limpio y azul.
Estimada Rosa. Me he leído y estudiado dos veces el prólogo de tu nueva entrada, menos mal que tú misma te defines como “mera aprendiz, investigadora de ilusiones” ¡cómo escribirán los que no se definen así! Si comentarios.
Aunque esta vez sí llevo la ventaja de conocer algo de la zona, eso sí virtualmente. Con la exposición que haces apoyándote en tus esplendidas fotografías y lo mejor el “pie” de las mismas, he sentido la hermosura del lugar y la historia que se encierra en: sus ruinas, la ermita, La Torrecilla, el manantial. Las diversidad de historias de personas que habrán tenido lugar a lo largo de los siglos, y todo gracias a como lo narras, a mí me gusta más, como lo cuentas.
A lo mejor piensas que te estoy metiendo “la pelotilla”, bien sabe Dios que no es así. Una vez le dije a un compañero mío, que era 20 años mayor que yo, al ver un estudio técnico que había realizado sobre unas instalaciones hospitalarias, que como lo podía haber hecho ¡un perito de 65 años! Al principio se molestó, pero luego recapacitó pues comprendió que lo decía por sus conocimientos sobre aquel tema, pues era de las personas que nunca se había “dado pisto” como se dice vulgarmente. A buen entendedor sobran las palabras.
Bueno tú sigue así, por ciento, por fin he visto el azul añil de la Mancha que me gusta tanto y además en el oratorio y el “blanco España”, que es la primera vez que lo oigo, al igual que el “trampantojo” (eje, eje, eje….me falta un emoticono como los que se usan modernamente).
Gracias por el esfuerzo que has hecho en esta ocasión para enseñarnos estos parajes de tu tierra adoptiva. Como se dice…..!Por la teta le va!
Un abrazo
En mis excursiones por estos campos me he ido encontrando con lugares muy bellos, esta mañana, sin ir más lejos, he estado en uno de ellos. El agua no falta, decisivo aliciente pero la historia tampoco y aquí, en este Campo de Montiel, cobra gran importancia porque fue una zona muy transitada desde tiempos antiguos, recorrer las calzadas, detenerse ante tanta ruina con un pasado de esplendor...no suele ser habitual.
EliminarPor otra parte, el blanco de España se añadía a la cal y así se conseguía que tuviese mayor luminosidad la pintura. El añil manchego es muy fácil verlo en estos pueblos, por suerte se usa aún y le da ese toque único a sus viviendas. Y los trampantojos juegan con la ilusión, te hacen ver algo en tres dimensiones, como saliéndose de un cuadro, para que lo entiendas, una vez visto uno te aseguro que no podrás olvidarlo, es algo especial y requiere mucha maestría.
Muchas gracias por tu comentario y por tu ayuda. Creo que tú también te has quedado prendado de la Mancha, tu reportaje sobre el castillo de Montizón te ha quedado perfecto. Enhorabuena.
Eres una caja de sorpresas. Muy buena tu labor historiográfica y los contrastes del deterioro. Un abrazo.
ResponderEliminarLa historia siempre me ha interesado, tanto la que me puedan contar sus gentes como la que aparece ya escrita.
EliminarAquí era parte fundamental el citarla, para entender lo que hubo aquí solo podía recurrir a ella.
Hay lugares de los que resulta casi imposible descubrir algún detalle de su pasado, pero detenerse, con tiempo, para indagar sobre lo que vemos siempre resulta una experiencia muy gratificante.
Muchas gracias.
Rosa sin comentarios,preciosa historia con todas esas bonitas imágenes añadiendo como siempre esa imaginación, pero que pena que se valla perdiendo por deterioro año tras año,loque un día fue tan Real y ahora sólo quedan sus ruinas, una vez mas como todo lo que escribes y más de nuestra Castilla la Mancha sin palabras un abrazo.
ResponderEliminarEs que vuestra Castilla la Mancha tiene mucho que mostrar. Vosotros lo dais todo, yo solo recojo el testigo e intento enseñar, a mi manera, lo que está ahí hundiéndose y crear un atisbo de conciencia para detener ese cruel avance que planea sobre tantos edificios que guardan la memoria de vuestros antepasados. Un abrazo y muchas gracias por tu comentario.
EliminarSigue poniendo entradas para que sigamos aprendiendo, un saludo
ResponderEliminarLo cierto es que la primera que aprende con estas entradas soy yo, me obligan a indagar, además me viene muy bien para poder ir ordenando excursiones pasadas, porque caminar es parte fundamental en mi vida diaria. Gracias Miguel por tu comentario. Un saludo.
EliminarRosa, en primer lugar, darte la enhorabuena por el extraordinario trabajo de investigación que has realizado de los Baños del Santo Cristo. Cada día me sorprendes más y me arrastras más a tus caminos, donde nos narras con agudeza y de manera certera la historia de tantos edificios que, aunque hoy, permanecen derruidos, formaron parte hace tiempo de la vida cotidiana de la gente. Con tus palabras, con tu prosa plagada de poesía, vuelves a reconstruir para nosotros iglesias, aldeas, caseríos... y nos los muestras remozados, en su plenitud, cuando la vida bullía en torno a ellos. En esta amalgama de colores que te has propuesto mostrarnos de La Mancha, tan cercana, hoy toca el azul, y así, azul es el Santo Cristo que aún pervive en esa pequeña ermita que se erige muy cerca de los Baños, un Cristo que me ha fascinado por su sencillez y belleza. Azul es también el cielo de los Campos de Montiel, con sus bellas amplitudes y sus sierras, como la del Relumbrar. El azul es, en definitiva, un color más de los muchos que la comunidad manchega nos ofrece y que tu, generosamente nos enseñas. Sigue con esta magnífica prosa y con estas fotografías, que reflejan de forma sublime, la historia de tantos edificios que fueron en su día albergue de vivencias, y que forman parte de la historia de los pueblos. Muchas gracias por este magnífico reportaje.
ResponderEliminarComo bien dices, hoy tocaba el azul. Recordé este precioso paraje tan cercano a Albaladejo y que tan gratamente me sorprendió la primera vez. Habría sido más lógico mostrar fotografías de las quinterías que salpican este paisaje, pintadas de blanco y azul. Pero estos baños del Cristo tienen mucha historia por detrás, en realidad, muchas historias, ésas que no he podido encontrar, salvo el testimonio de dos personas muy amables, Mª Angeles y Daniel a los que le agradezco su sincera hospitalidad.
EliminarPor lo demás, tu comentario como siempre brillante. Muchas gracias, un abrazo.
Viajo por esa zona,soy viajante de comercio,e imaginaba que cada una de las ruinas que se ven ,tenian una historia oculta y bella...gracias.
ResponderEliminarYo también lo imaginaba al pasar por allí: el castillo, los baños y la sierra, todos en esa unión que les hace aún más hermosos. La perdurabilidad de los acontecimientos se consigue evocando lugares donde la historia dejó su huella, muchas gracias por su comentario.
EliminarMuy chulo. Aunque sea por unos metros, la torre esta en el termino municipal de Alcaraz
ResponderEliminarSegún se vea, hace de límite. Alcaraz, Albaladejo, Villanueva de la Fuente, qué mas da, los castillos no entienden ya de fronteras. Gracias, un saludo.
Eliminar