Descargaba la tarde aluviones de tristeza y la carretera, una y otra vez, cada día, me hacía aminorar la marcha al pasar por Noceco. La tarde encrespada, de aguas quizás cargada me invitó a detenerme y fue el olor cercano a tierra mojada lo que me hizo aparcar el coche para perderme por las calles solitarias de Noceco.
Y la tarde, tan lejana en la distancia y tan espaciada en el tiempo, me retrotrae a Noceco, porque ahora aquí desde donde escribo, y lo reescribo, la tarde tiene ese mismo tinte en el cielo, ese aire húmedo solo que aquí no llueve, aquí casi nunca llueve, aquí olvidamos cómo es llover. Añoro Noceco y la lluvia que cerró mi visita aquella tarde en la que regresaba tras una largo paseo, tras dejarme vencer por la melancolía que nos deja lo que se trunca, lo que quiebra el destino, impasible a nuestros anhelos.
Y la tarde, tan lejana en la distancia y tan espaciada en el tiempo, me retrotrae a Noceco, porque ahora aquí desde donde escribo, y lo reescribo, la tarde tiene ese mismo tinte en el cielo, ese aire húmedo solo que aquí no llueve, aquí casi nunca llueve, aquí olvidamos cómo es llover. Añoro Noceco y la lluvia que cerró mi visita aquella tarde en la que regresaba tras una largo paseo, tras dejarme vencer por la melancolía que nos deja lo que se trunca, lo que quiebra el destino, impasible a nuestros anhelos.
Cerquita de ti aparqué. Fui buscando anchuras para no molestar ni a los muros, ni a la vegetación, ni a las futuras generaciones de imágenes que quedarían tras el objetivo de la cámara. Nada debía perturbar los momentos, nada.
"Noceco debe su nombre a la abundancia de nogales del terreno sobre el que se asienta, riqueza arbórea que se complementa con otros árboles frutales como manzanos y perales. Arropada entre tanta arboleda se yergue la imponente iglesia de la Virgen del Rosario, erigida a comienzos del siglo pasado gracias al aporte económico de tres de sus vecinos..."
Mariano Cano.
Aquella tarde Noceco también era rejas.
"Se construyó el año 1906. Costeada por los hijos de este pueblo Don Manuel López. Don Timoteo Bustillo. Don Mariano López"
Y una puerta cultivada, magnificada en la sobriedad del arte que imita pero que también crea.
Caminos, veredas, interludios entre muretes que me devolvían al paisaje de Asturias o al cercano cántabro o al más alejado del Sobrarbe oscense.
Noceco era castaños de porte arcano.
Bosques de robles.
Hortensias que alargaban sus flores como vecinas asomadas a ventanas.
Era bolera desierta.
Pilones limpios a la espera de vacas y terneros.
Era calles como barrios.
Y era también refugio de avellanos.
Noceco era tanto, lo es ahora mientras lo pienso.
Y casas, viejas casonas, esparcidas con su prado desatado.
Y más verjas y laberintos de ellas, donde una y otra vez ibas a dar a la carretera a Espinosa de los Monteros. Parece como si me despidiera antes de acabar la visita.
Me resignan los pueblos que van a dar a carreteras, por el ruido, porque son partidos, blandidos por la espada del motor que no cesa de rugir.
Noceco era la casona de los Bustillos con sus ventanas-efigies deslumbrando en la fachada.
Y seguía la tarde avezada, en el escrutinio de los pulsos dormidos.
Pero me devolvía al firme de la vereda entre muretes, al solar del pasado, donde aún hierve la nostalgia.
Entre bosques y piedras acabé encontrando mi refugio.
Mala hora para buscar encuentros, conversaciones...
Y anoté que a Noceco ni le faltaba arroyo que pudiera ser río.
Ni aguas estratégicamente situadas en los albores de sus barrios-calles.
Ni frondosas casonas henchidas de historia.
Aunque a veces se secara también la memoria del agua.
Tras los pasos de Madoz:
"L. en la provincia, diócesis, audiencia terr. y ciudad g. de Burgos (18 leg.), partido judicial de Villarcayo (3) y ayuntamiento de la merindad de Montija (4). SIT. en una cuesta, donde le combate con especialidad el viento . Su CLIMA es sano y las enfermedades mas comunes las estacionales. Tiene 26 CASAS; una escuela de primera educación frecuentada por 14 niños cuyo maestro está dotado con 600 reales; una fuente de frescas y saludables aguas en el término; una iglesia parr. (San Cristóbal) servida por un cura párr. y un sacristán, y una ermita (San Cipriano) ayuda de parr. dentro del pueblo. Confina el TERMINO N. Villasante; E. Edisa; S. el monte, y O. Bercedo. El TERRENO es montuoso y hay un monte titulado de Cerneja muy dilatado que se calcula contiene más de 3.000,000 de hayas con algunos robles. CAMINOS los de pueblo á pueblo, en mal estado por lo quebrado del terreno. CORREOS: la correspondencia se recibe de Villarcayo por balijero los miércoles y domingos, saliendo los martes y sábados. PROD.: trigo, cebada, patatas, algunas legumbres y yerbas de pasto, ganado lanar, vacuno, cabrío, yeguar y mular, y caza de liebres, perdices, muchos osos, lobos, corzos y tasugos, IND.: la agrícola. POBL.: 73 vecinos, 281 almas. CAP. PROD.: 104,610 reales. IMP.: 12,322"
A 1 de enero del 2019 érais 37 habitantes.
Tomo partido por los pueblos que sustancialmente han cambiado poco.
Y porque las huellas de la indecisión permanezcan.
Ni faltaban los burros como "Platero"
Las gallinas de Samaniego.
Las margaritas exentas de los prados.
Noceco, al atardecer, era la paz en una pradera, la siesta que no escatima ni lugar ni hora.
Una fuente más, una estrofa que compone los versos a Noceco.
Y una casa abandonada, cerrada a cal y canto, inquilina del jardín que le precede.
Una casa cerrada, confiscada y alejada, atravesada por las agujas de la enredadera, con espinas por candado.
Aflojo el paso y encuentro a alguien que a su vez afloja sus propios pasos pero no consigo que suelte la memoria adormecida.
Y acabo, dando tumbos, y sin terminar de ver Noceco porque la lluvia se cierne en forma de niebla espesa...y acabo buscando nombres que siempre encuentro, solitarios, en los cementerios.
Pero esta tarde no me dejo llevar por la melancolía y no traspaso la puerta porque todo duerme y es mejor dejarlo así, no interrumpir la monotonía de las tardes, de los días.
Todo sucedió, como si nada, un 1 de octubre del 2018.
Que entrada más bonita,ni que decir tiene,me a gustado mucho,y ese toque de poema que le has puesto ya sin palabras amiga, yo no sé de dónde sacas tiempo,para mí vale el doble porque se el sacrificio que haces para escribir un fuerte abrazo.
ResponderEliminarTenía que cerrar esta temporada, no tengo tiempo libre apenas, y que mejor que con un poema de Magdalena que siempre apela a los sentimientos, allá donde vaya siempre me acompañarán sus palabras. Muchas gracias amiga, un abrazo.
EliminarEs precioso, las fotos son muy bonitas que poco conocemos
ResponderEliminarde España
Cierto es en mi caso, porque a pesar de haber viajado tanto, he ido olvidando demasiado, de ahí que retorne a los mismos lugares y el resto queden sin conocerlos, una pena. Gracias por dejar su comentario.
EliminarNuevamente vuelve a emocionar esa especial sensibilidad tuya con la que nos describes de modo magnífico lo que reflejan las fotografías y también, lo que hay detrás de ellas. La lluvia parece llegarnos desde Noceca en estas tardes de agosto, tan áridas e imperturbables y nos refresca, así como el paisaje de este pueblo de nogales y avellanos, que dormita entre el frescor de sus piedras. Enhorabuena por esta entrada, cuajada de melancolía en la que la lluvia cala sobre Noceco de la misma manera que tus palabras en aquellos que te leemos. Un abrazo, Rosa!!
ResponderEliminarGracias Juan, ya ves lo que echamos de menos, no solo la lluvia, también los paisajes, y en mi caso, la soledad que los envuelve, un abrazo.
EliminarAh, y precioso el poema de Magdalena, buen final para esta hermosa entrada!
ResponderEliminarMagdalena es una gran poetisa y estoy segura que también una gran persona, porque la sensibilidad no se puede trucar. Un saludo.
EliminarBuen trabajo.
ResponderEliminar¡¡¡¡¡ cuanta nostalgia !!!!!!!
Nostalgia siento por no poder acercarme este año a Las Merindades. Muchas gracias por su comentario, un saludo.
Eliminar¡Qué felicidad al recordar los años de mi infancia! Hace 60 años que salí de allí, después he regresado cada x años y siempre la nostalgia es presente. Enumeras y muestras detalles poéticos... Entonces teníamos y vivíamos con la hermosa Iglesia, la escuela de patronato y escuela nacional... También había "Palacio" con su hermoso escudo labrado en piedra... sabrosos cangrejos y truchas en el río, ráspanos, grosellas, champiñones, "perrechicos"... y la gente: como 40 familias que pese a problemas se entendían. Sabían por el repicar de las campanas si era incendio, procesión...
ResponderEliminarQué nostalgia. Con todo lo que ha narrado ya ha dicho mucho más que yo. Pasé una tarde; usted, parte de su vida. Gracias por su testimonio.
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