De nuevo la niebla se abre paso por los diversos caminos que recorren esta comarca. No recuerdo ni un solo día en el que su presencia no hiriese a la mañana con su eterna languidez.
Aún así sigue siendo un espectáculo verla desaparecer revelando un paisaje de llorosa alegría, las lágrimas del bosque son el conjuro que abre la puerta a la magia de Los Oscos.
Hace unos años hice el PR-AS 119 llamado "Forcón de los ríos" porque allí se unen los ríos Villanueva y Barcia. Es una ruta circular de dificultad baja, de unos 13 km. de longitud y se suele tardar unas cuatro horas y media. Es muy recomendable hacerla, pasa por A Valía y otros núcleos de población muy bellos. Parte de Santalla, la capital de este concejo.
Pero hoy vuelvo a recorrer estos caminos de otra forma, desde Ferreirela de Arriba, desde Casa Talán, donde siempre me aparto del ajetreo diario, decido hacer solo un tramo, el que une esta pequeña aldea con San Xulián pasando por Caraduxe, pero con la salvedad de ir a conocer todos aquellos caminos que escapen de señalizaciones y que acaben demostrándome que perderse es solo el inicio para reencontrarse.
Será el bosque el que lleve las riendas de este viaje por poblaciones que se recuperan del devastador infortunio de la despoblación. Tenemos la opción de acercarnos al pasado con las miradas de antes o alejarnos del presente con la desazón del futuro.
Cerramos puertas para abrir otras, cuando sería mucho más factible recuperar el amable oficio de compartir recuerdos con aquellos que nos brindan su asiento. Hoy veo bancos vacíos, lavaderos en desuso, viviendas derruidas...pero también se puede sentir el pulso latiendo de la tierra al unísono del corazón de un niño que crece entre berzas y manzanas, entre gallinas y gatos, que sabe nombrar cada árbol que ve y reconocer cuando asomará la lluvia por el monte.
Sin embargo en mi camino, hoy solo veo niños que se hicieron viejos.
Sin embargo en mi camino, hoy solo veo niños que se hicieron viejos.
Temprano, como de costumbre, me acerco a la niebla para desearle un buen día.
Encuentro esa pista del camino que me recuerda que en cualquier rincón, bajo cualquier sombra, las umbrías se asemejan.
"Los caminos de antes han variado poco, salvo el tramo que va a Caraduxe, está asfaltado y conserva casi integramente el trazado antiguo"
Desde arriba me dejo caer con la mirada para ver, desde este buen otero, la capilla de As Barreiras.
Una composición natural: brezo, tuyas y líquenes.
El abedul, budueira, puede alcanzar hasta 30 m. de altura. Es el árbol que más rápido coloniza un lugar incendiado. Crece veloz pero no es muy longevo. Es bien conocido por sus propiedades diuréticas y contra la artritis.
Los carbayos me dejan ver Caraduje. Caraduxe en su actual nomenclatura.
Buscando datos sobre Caraduxe acudo a Madoz: "A la derecha del r. Fornos enfrente de la aldea de Caraduje se notan vestigios de una casa donde vivió en clase de ermitaño por mucho tiempo un tal Juan del Monte"
"Hoy en día se plantan fréjoles que son las judías, patatas, cebollas, calabaza, lechuga, zanahoria, tomates..."
Sus habitantes han hecho con este encantador lugar una buena rehabilitación, a la izquierda se puede observar la antigua Casa-Torre de Chua.
"Recuerdo que se hacían madreñas con madera de budueira o de amieiro. Y que en cada casa había un horno"
"En sus calles juguetean cuatro niños. Hoy viven aquí ocho personas, dedicadas a oficios como la apicultura, a impartir talleres diversos e incluso como guía del Museo del Marqués de Sargadelos".
Gentes que dejaron un día la ciudad y se embarcaron en un sueño y que con mucho esfuerzo y entusiasmo han vencido la barrera de la dificultad y aman Los Oscos demostrándolo con ese cariño con el que han devuelto a Caraduxe su fisonomía de antaño"
Gentes que dejaron un día la ciudad y se embarcaron en un sueño y que con mucho esfuerzo y entusiasmo han vencido la barrera de la dificultad y aman Los Oscos demostrándolo con ese cariño con el que han devuelto a Caraduxe su fisonomía de antaño"
"Pero antes solo había dos viviendas y 11 habitantes. Vivían de la agricultura y ganadería. Tenían vacas, ovejas y colmenas, y tres cerdos para matar, además de gallinas y un burro.
Cosechaban patatas, trigo, maiz y hortalizas para consumo. También se recogían castañas para comer asadas y cocidas y cebar a los cerdos"
El lavadero ya en desuso podría pasar, así en la distancia, por la antigua ermita que en realidad se situa al otro lado del camino pero que ya perdió su funcionalidad.
De planta rectangular, tejado a dos aguas, de ladrillo revocado con cemento...Pero me distrae más la imaginación, puedo ver a un mozo asomarse a la ventana para dirigirle, entre risas, a una joven que allí lava sus ropas, algunas palabras de ésas que acaban acertando como flechas al corazón.
"En cualquier lugar en que estuvieran recordaran siempre que el pasado era mentira, que la memoria no tenía caminos de regreso, que toda primavera antigua era irrecuperable, y que el amor más desatinado y tenaz era de todos modos una verdad efímera"
García Márquez.
Pero siempre he creído que se puede detener el pasado, con una imagen como recuerdo, con la voz de quien mantiene viva aunque apagada la memoria, con unas páginas bien escritas de un libro...Que todo permanece medio oculto tras el denso follaje de hiedras y zarzas, porque podrás clavarte la espina pero así recordarás la rosa.
Para los que tampoco crean en la casualidad, puedo contarles que en Mier (Asturias), un perro idéntico a éste se vino como guía por estos maravillosos paisajes. La mejor compañía que pude tener, sin duda.
Entre Caraduxe y San Xulián permanece este camino antiguo inalterable. Es aquí donde el pasado juega contigo ganando la partida en una sola carta.
-¿Acaso no eres aquel que llaman bosque encantado?
-Éso piensas solo porque me ves llorar.
Sigue mi camino, intenta encontrar entre los carbayos, al amieiro, al sanguño, al texus...
No te dejes engañar por el souto, aquel castaño te hará creer que un hombre yace encerrado en su viejo tronco. No pienses que el sueño de un hombre puede dormir en la corteza de un árbol.
Cuando la madera se resuelve en piedra, los ejércitos de plantas trepadoras se retiran a horadar otras vacías cuencas.
Aunque a ti te parezcan simples losas de pizarra, cada una lleva el invisible nombre del alma de los que vagan por la cosmogonía de la tierra.
Llevan razón los que dicen que el silencio del bosque solo es un espejismo. A veces es roto por el trino de pájaros a los que no puedo poner nombre, otras por las hojas y frutos que vas pisando, pero sobre todo es el agua el que quiebra con su agitado pulso el más grande de los silencios.
Hace dos años intenté pasar por este puente para ver el mazo de Caraduxe y no tuve el valor suficiente. Es curioso que ahora mis distraídos pasos me llevaran al mismo lugar, para verlo es necesario separarse del camino principal, y que este simpático perro lo atravesara como mostrándome que si él lo hacía, yo también podría. Pero prefiero ser cobarde a caerme.
"Aquí existía una casa y ocho habitantes, el padre iba a trabajar a una mina que había en San Martín de Oscos. Tenían una vaca para leche y cebaban un cerdo para matar. Y una huerta para el autoconsumo"
El río Barcia descarga sobre las orillas su precipitado cauce.
Este atípico sendero que realizo hoy me lleva de arriba hacia abajo donde cohabitan los árboles con tojos y brezales.
Salgo aparentemente del bosque cerrado.
-Nunca sales, sólo avistas ráfagas de cielo abierto que alejan la sombra del presente.
Un enorme castaño se prepara para recibirte. La magia es la escalera que sube a su copa, no te dejes llevar por el vértigo.
No te apartes del camino, el gigante demiurgo espera una señal.
La única prueba que se exige es la de la conseguir soñar lo que otros soñaron, la de alejar la infelicidad, la de avasallar con silencio a los silencios, la de conmutar nuestros errores por senderos sin horarios, la de recapacitar en lugar de precipitarse.
Deja oir la voz del bosque allí donde solo hay indignación.
Llego a San Xulián, antigua aldea que hoy cuenta tan solo con dos habitantes.
El perro hace ya un buen rato que me dejó por otros senderistas, ha sido una buena compañía.
El perro hace ya un buen rato que me dejó por otros senderistas, ha sido una buena compañía.
"En San Julián siempre hubo más casas y más gente."
"En los años 60 había 9 viviendas, unas 40 personas. Vivían de la agricultura y de la ganadería, obtenían leche y vendían los terneros para sacar algo de dinero y comprar alguna cosa"
¿Perdurará para siempre esa sensación que te abrasa por dentro cuando con sigilo entras en un pueblo canjeando tu anhelo por el suyo?
Las hierbas se apoderan del camino, entre ellas, los dientes de león, las violetas silvestres, las malvas, las olorosas nébodas...
"Tanto este lavadero como el de Caraduxe son aproximadamente de los años 50"
Hoy ya sin utilidad es habitado por zarzas en busca de sombra y cobijo.
Hoy hay luz en las calles, agua corriente. Antes, sin nada de ésto, había trasiego de gentes, arrieros, ganaderos, agricultores, mujeres que iban a trabajar la huerta o al lavadero, niños a la escuela...
Los pueblos se quedan vacíos en algunos rincones de Los Oscos. Se quedan los jubilados que nacieron en ellos, que aquí tienen lo que necesitan; se quedan los ganaderos aunque tengan su casa en otra localidad, y aquellos que los fines de semana y en verano vuelven a la tranquilidad de su pueblo, a mantener lo que sus padres le dejaron, la tierra siempre tira.
Pero también aquellos que abren un negocio de turismo rural, que nos ofrecen todo lo que uno puede soñar. Aventurarse además con otros oficios es hoy una realidad, personas emprendedoras que ponen su corazón y su cabeza a igual altura.
A todos, gracias.
Se puede leer: " Se reformó a espensas de D. Bernardo? Rodriguez. Año de 1.788"
En la relación de los nacimientos habidos en el concejo en el año de 1.752, concretamente el 18 de noviembre, nació en San Julián, la única niña en este año, María Manuela, hija de Bernardo Rodriguez de Quintana y Josefa Fernández Magadan. Me pregunto si acaso vivió aquí.
"En esta casa vivió Arturo Malnero"
"Esta puertecita se levantaba para que entraran y salieran las "pitas", gallinas, a la cuadra"
En el revuelo de calles vacías donde la ortiga se crece, resuena en mi cabeza esa frase que todos me dicen:
"Qué tiempos aquellos"
Pero los tiempos siguen bebiendo de las mismas fuentes y los símbolos permanecen impasibles en las puertas. Faltan los niños, faltan los rumores, faltan las fiestas.
¿A qué sitio van a parar cuando no se les oye?
Mientras camino voy observando como la arquitectura echa mano de lo que nada cuesta. Tanta sencillez en las ideas acaba demostrando que seguimos equivocándonos a diario.
Me reafirmo.
"Antes se comía a menudo caldo de verduras, se hacía con carne de cerdo, judías pequeñas blancas o amarillas llamadas "chichos", además de patata y verdura, según la estación, que podía ser berza, repollo o nabo.
Los cachelos eran patatas blancas cocidas con chorizos o con torreznos y salsa de tomate.
Las papas eran una especie de papilla que se hacía con harina de maiz, mantequilla y leche, se tomaba en la cena.
Para postre no podía faltar la manzana"
"Aquí un señor llamado Arturo hacía carros. Otro fabricaba cazos, calderos, sartenes y garfelos que eran los cazos para sacar la comida de la olla.
En la casa de Minguxo había taberna"
"Por estos pueblos se cogía mucha fruta, manzanas, peras, cerezas, además de nueces, castañas y avellanas. En fin, hambre no se pasaba pero había que trabajar mucho"
"Antes se vivía de la agricultura y de la ganadería. Las vacas, los cerdos, gallinas, ovejas y alguna cabra para ordeñar y obtener queso. Además de un burro en cada casa para "carretar" la leña.
No todo era monte, se podía sembrar trigo y centeno que se trillaban en la eras..."
Este es el camino que lleva a A Valía.
No es posible perderse en Los Oscos, cada ruta está perfectamente señalizada. Si hubiese bajado de A Valía me habría encontrado esta señal.
"Recuerdo cuando yo era niña que venían desde San Julián cuatro niños con sus bocadillos, para quedarse en Santalla y regresar por la tarde"
Me dijeron en el pueblo que los árboles no permiten ver la ermita de San Julián.Ya existía a finales del siglo XVIII. Las fiestas patronales se hacían en una casa en particular, primero la misa y luego una comida entre vecinos.
Qué poco aprendo cuando visito un lugar y sin embargo mientras intento recordarlo van aflorando nuevos datos como los que me aporta Fina. Sí, la casa de Minguxo es aquella de piedra que hay junto a la casita blanca de la derecha.
"La experiencia es una dura maestra porque te pone primero la prueba y luego la lección"
V.S.Law.
Te propongo que me sigas.
Considérate invitada a cruzar este puente. El miedo sólo es inquietud cuando se sabe la verdad a medias.
Mientras arrojas lo que te lastima no olvides cosechar lo que siembres.
Rehusa creer en la muerte. El dolor de una herida marchita antes la flor que si la cortas.
Para mirar no solo hay que ver.
Encontrarás dónde retener la dignidad. Encontrarás dónde apartar la pena.
Y si en tu camino se cruzan señales, no rehuses avanzar, la quietud no cobra peaje.
No olvides que lo más insignificante se revela ante tus ojos...
...con la indiscutible firma de los que habitamos el bosque.
Sigues sola, en las batallas, en las derrotas, en la gloria de un estandarte enarbolado...
Pero sigues y nos acompañas. Y te asomas a este nuestro mundo donde mueren primaveras y otoños, donde no hay fronteras ni rencores, donde el único abrigo es la calma. Curioseas entre nuestros filiares despojos, ¿qué le pides al destino?
"Fui a los bosques porque quería vivir con un propósito; para hacer frente sólo a los hechos esenciales de la vida, por ver si era capaz de aprender lo que aquella tuviera por enseñar, y por no descubrir, cuando llegase mi hora, que no había siquiera vivido"
Thoreau.
"Ya el otoño frunce su tul
de hojarasca sobre el suelo,
y el vuelo repentino,
la noche atropella la luz..."
Miguel Hernández.
Los lugares comunes donde una establece por unas horas su hipotética casa siempre alumbra con el acierto de un lavadero ajado, desaliñado y al amparo de frondosa naturaleza...
...allí donde los ritmos se han hecho pausas, allí donde te alejas del destino con la salvedad de que retornar puede cicatrizar heridas.
Ahora veo más a Caraduxe como un frondoso hortal, con frutales, parras, verduras...que son el presente para sus habitantes.
"Esos poyetes eran para dejar un caldero con agua, un haz de leña..."
Conforme me alejo voy apreciando la disposición de las casas en Caraduxe, o cómo ganar terreno al monte conviviendo con él. Las huertas bien trabajadas en bancales y la antigua ermita, ahora visible, al fondo en posición aislada como la de San Xulián.
Al llegar a Casa Talán el sol me sorprende con el colorido del jardín de Fina, mi amable anfitriona.
Y me dejo llevar por las diversas tonalidades de las flores. Los crisantemos son los reyes del jardín.
Las azucenas, las princesas.
Las margaritas, los donpedros...son las damas de honor.
Al fondo, de un azul intenso, las hortensias.
Las clavellinas, las alegrías de la casa, las begoñas, los rosales, las dalias, los jazmines...todos ellos forman parte de este jardín único.
Además de membrillos, castaños, manzanos, avellanos, nogales...
"No hacíamos conservas, ahora sí, sin embargo guardábamos las avellanas y las nueces en cestos y las manzanas sobre lecho de paja"
Y a descansar, no porque el día haya sido agotador, ni mucho menos. A prepararse para una nueva mañana en la que poder cruzar despacio esa línea que no es frontera, esa inquietud que transmiten Los Oscos como única forma de darse a conocer o ese rellano de paz que deja ver la dulce mirada de un gato.
Septiembre 2017.
Como debe ser, dedicado a Fina que gracias a todos los datos extraídos de su buena memoria han podido aquí coger camino y forma para acabar esta entrada.
Rosa después de leerme dos veces la entrada, como tú ya sabes que lo suelo hacer,para asesorarme mejor y ver esos encantos de fotografías,y he sacado en conclusión,como codice la poesía de Antonio Machado, caminante son tus huellas el camino y nada más,caminante,no hay camino se hace camino al andar.
ResponderEliminarMe quedo con ese trocito de la poesía y te digo,caminante eres tu con tus huellas propias como son tus entradas que cada vez me tienes más enganchada,un abrazo.
Le tengo un cariño especial a Los Oscos, creo que las imágenes hablan por si solas. Procuro ir cada año, ya no me detengo a hacer las mismas rutas, indago por las innumerables sendas que me encuentro. Me acerco a cada pueblecito, ya disponiendo de todo el tiempo del mundo, para conocerlos a fondo. Es lo que tiene el norte, nunca deja de sorprenderte. Un abrazo y muchas gracias.
EliminarImagino que a cada uno de tus pasos le acompañan palabras del entorno que fotografías y te hace una médium de la naturaleza para quienes tenemos la suerte de leerte.
ResponderEliminarUn abrazo.
No puedo remediar el colocar tantas fotografías cuando hago una entrada sobre Asturias. Aquí contaba con los entrañables recuerdos de Fina, natural de Los Oscos y gran conocedora de todas las poblaciones, así como de sus habitantes. Luego estaba el bosque, siempre el bosque, bellísimo desde cualquier rincón. Se me ocurrió ponerle voz porque una cuando va sola habla hasta con las piedras, ya lo hacía desde "chica", así que nos podrán despojar de tantas cosas a lo largo de nuestra vida, pero a la imaginación nunca nadie podrá tocarla. Un abrazo y muchas gracias.
EliminarEsta fría mañana de abril tenía ganas de viajar, de escapar de una realidad a veces atenazada por la rutina, y perderme en un sitio que nunca visité. Lo tenía al alcance de mi mano, y de nuevo entré en este blog donde se puede viajar sin medio de locomoción, y caminar y vagar por los caminos envuelto entre el silencio y el leve sonido de la brisa. Asturias es un buen lugar para huir, para refugiarnos de lo irrelevante, para encontrar nuestra propia esencia. Entre la soledad y el abandono, Los Oscos nos dan lo que pedimos, lo que buscamos, con esa tranquilidad que nos conduce a la paz y a la conciliación. Mientras visitamos estos bellos parajes, entre fotografías que nos los muestran en la intensidad de su belleza, se va imponiendo la idea de que la soledad es necesaria porque nos ayuda a reconstruirnos. Los bellos textos que acompañan a las fotografías son como un perfume sutil que nos va guiando en nuestra ruta, y que, mezclado con los aromas que aportan las diversas flores, hacen de nuestro viaje una delicia. No estuve nunca allí, pero en mi imaginación, puedo vivir todas estas sensaciones que nos transmites con tus entradas de una forma nítida. Gracias por este nuevo reportaje. Siempre es un placer acompañarte en tus viajes. Un abrazo.
ResponderEliminarSiempre es un placer recibir tus comentarios con ese indiscutible toque de sabiduría y ternura. Viajar está al alcance de cualquiera. La primera vez que me fui sola tardé más en decidirme por dónde que en encontrar un destino. Dos años viajando en tren y autobús. No puedes imaginarte lo que pasé hasta llegar por ejemplo al concejo de Ponga en Asturias, maravilloso, larguísimas caminatas para acceder a cualquier lugar, me alcanzaba la noche a veces, pero siempre llegaba a tiempo. Hasta que me decidí a viajar en coche y todo fue mucho más cómodo. Puedo decirte y no miento que hasta 24 días seguidos, sin contar el Camino de Santiago, he caminado a diario, con paraguas, con niebla...interminables horas por aprovechar porque el otoño llega una sola vez cada año y a la vuelta te espera la rutina. El tiempo que pasamos fuera es el que nos enriquece, el que sostenemos bajo las paredes de nuestro hogar es el que nos envejece. Siempre intento animarte a que viajes. No es igual verlo que vivirlo. Muchas gracias, un abrazo.
EliminarSi unimos tu pasión por los bosques, tu amor a los lugares tranquilos, esa rara y hermosa cualidad,(rara, porque pocas personas la poseen,) de poder hablar con los caminos, y esa tendencia tuya a la soledad;no nos sorprende en absoluto encontrarnos con entradas en las que desde la primera linea nos atrape,nos invite a leer cada letra,a mirar dentro de cada fotografia esperando que, la magia que das a tu peculiar forma de leer bosques ,lugares y caminos,nos invada,nos atrape,como lo hace contigo y podamos sentir junto a tí ese envolvente estado de paz y bienestar.
ResponderEliminarGracias por estar ahí!
A pesar de pertenecer a una familia numerosa siempre jugaba sola. No tendría catorce años cuando mis padres me dejaron ir al campo con mis tíos que trabajaban en un cortijo, fue ahí donde comencé este largo camino donde la soledad es tu compañera, donde hablas con lo que encuentras a tu paso porque si dejas escapar esa etapa de tu vida en la que fuiste feliz, acabas perdiendo la ilusión. La paz, la magia, la locura...habitan cerca, no nos quedemos parados. Fíjate que día hace hoy para caminar. Muchas gracias y un abrazo.
EliminarHola, por casualidad encontré tu blog y me agrado ver mi querida aldea, San Julián. Muchas gracias por tan bonita entrada. Besos.
ResponderEliminarEste tipo de comentarios me animan a seguir adelante. Cada año voy por Los Oscos, lo que trato con estas entradas es que se enamoren de esta tierra y vengan a visitarla, a mí me tiene el corazón ganado. San Julián es de las más bonitas, sin duda, y el camino, lo sabes, es de los que se quedan contigo para siempre. Muchas gracias, un abrazo.
EliminarArturo era mi bisabuelo con permiso lo comparto
ResponderEliminarY le pido permiso para que nos cuente lo que recuerde de él, muchísimas gracias.
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