jueves, 28 de abril de 2016

LA SENDA DEL EMBALSE DEL PORMA. LEÓN.



"Necesito ver como se deshace mi reflejo en las limpias aguas del embalse del Porma.
Observo como se difumina la silueta de una vaca que serena contempla el infinito de un mar cercado por elevadas cumbres. Y me deshago en elogios por estas montañas que me miran desafiantes.
Unas veces soy nube que juega a tener forma humana, otras una rapaz buscando su presa.
Pero estas sensaciones no duran mucho. Veo que se desvanece el horizonte, que languidece con prisas la luz brillante del mediodía.  Y todo se vuelve silencio.  De blanca nube paso a despuntar tormenta. Y el agua se enturbia. Me retiro hacia el monte sin volver la vista atrás, huyo de estas casas que están  muertas, aquí donde hasta las piedras cumplen condena.
Cierro los ojos y veo a un hombre enloquecido acercarse a la orilla y dar vueltas por un campo yermo, buscando frutos que la tierra le niega.
Siento miedo ahora que se alzan voces de reproches. Oigo lamentos de niños porque han cerrado su escuela.
Solo cuando vuelvo a abrir los ojos para despertar de esta pesadilla,  me doy cuenta de que estoy junto a la fuente, lo único real y auténtico, lo que queda con vida en un Utrero al que fueron dejando desnudo, desmontándolo piedra a piedra.
Me marcho con la promesa de poner nombre a tus casas, a tus huertos, a tus vacas y por encima de todo a tus gentes."
La senda del embalse del Porma, PR-LE 15 tiene una longitud de unos 20 km, si se llega a Rucayo.
En mi camino se cruzó Utrero y decidí visitarlo. Allí se me detuvo el tiempo y no pude concluir la ruta. Hay lugares que se te agarran con fuerza, te llenan, que  te dejan grata impresión  porque aún están vivos.




En Puebla de Lillo es imprescindible visitar la Casa del Parque para recoger información.
                           
                   

 
La senda comienza a 2 km de Puebla, en Camposolillo, en la antigua carretera a Boñar.
                      



Camposolillo se abandona por la construcción del embalse del Porma. Año 1968.
                                



A 1098 m. de altitud. Sus casas muestran recias paredes y una peculiar construcción.
                         



          Aún se mantienen en pie, la ganadería pasta por sus ricos valles.                          




                                   La fuente del pueblo.                                                                       



                                  Sin palabras.                                        




                                   La espadaña de la iglesia de Santo Tomás.                                                                          



                   Continúo camino, una buena senda que va ganando altura.




                       Los únicos compañeros que me encuentro.




                         Bellísima montaña, Susarón, con sus 1878 m.




      Primera imagen del pantano.




     Llega el amarillo otoñal.




       Es una ruta muy bien señalizada con un desnivel de unos 100 m.
                         



Son tantas las montañas que me acompañan. Desconozco sus nombres.




                      Robles, arroyos...bajo un cielo limpio.




              Tras la subida, la vista enamora.




           Una cancela detiene mis pasos.




            Me deleito contemplando el bosque.




                          Impresionante un primer encuentro con Peña Armada.




           Debo elegir...me quedo con Utrero.




                    El camino parece conducir directamente a la montaña. Idílico.




     Restos de construcciones que aguantan las crecidas del pantano.


                             

 El esqueleto de un árbol parece mirar lo que un día fue el pueblo.




              Dejo volar la imaginación...




     ...las nubes me atraen.




       Vegamián, Ferreras, Armada, Campillo, Quintanilla y Lodares duermen bajo sus aguas.




                                No es posible seguir todos los caminos.




          Retorno al pueblo, sigo los pasos que antes dieron otros.




           Las viviendas que quedan son utilizadas para la ganadería.




         No se llevaron todas las piedras...




          Preciosa fuente con buen caudal.




                Apenas quedan restos de su iglesia.




       En el año 1950 contaba con 110 habitantes, privilegiados espectadores de estas montañas.




     La Peña domina todo el paisaje, se convierte en la protagonista.




     Me cuesta marcharme.




       El cementerio, mirador hacia su propia tumba.




         La tormenta se acerca, me obliga a partir.




       Escojo otra ruta de vuelta, acercándome a la antigua carretera.




                Montañas separadas por el pantano juegan a encontrarse.




              El agua se acerca a admirar a la Peña de los Quesos.




      La entrada a la cueva.




                        Desde dentro escucho el sonido del agua.




                         La antigua carretera que llevaba a Boñar.




                              El agua va lamiendo sus entrañas. Aún resiste.




                     Uno de los habitantes de Camposolillo me recibe.




             La luz muestra un pueblo que se resiste a morir.




                    Me acerco a ver el Porma antes de regresar a Asturias.




Para revivir el pasado de estos pueblos es preciso visitar la página de "Amigos de la montaña de Porma", gracias a su magnífica galería fotográfica se  mantiene vivo el recuerdo de sus gentes.

En la página "pueblos deshabitados",  su autor nos traslada en el tiempo a la vida diaria de sus gentes, alimentando con cada detalle el espíritu que nunca muere de pueblos como Camposolillo y Utrero. Imprescindible.



4 comentarios:

  1. La imagen del olmo muerto mirando con tristeza al exiguo pueblo de Utrero define perfectamente lo que plasmas en tu reportaje.
    Hay pocos lugares tan tristes como estar a orillas del pantano del Porma en las cercanías de Utrero. Es un paisaje irreal, carcomido. Imposible no tener sensibilidad ante la aflicción que se siente allí.
    Decía Labordeta en una ocasión que quien no ha estado en un pueblo abandonado no entiende de tristeza ni de soledades.
    Hago mías esas palabras y recomiendo a todo el que quiera sentir esas percepciones que se de una vuelta por este gangrenado pueblo de Utrero y su entorno cercano.
    Camposolillo por el contrario rezuma vida (aunque no haya vida), edificios en buen estado, ganadería presente, la carretera, etc. Hasta que uno no ha visto el pueblo por completo no le parece que va a estar en un lugar amortado como dirían en el Pirineo.
    Bonito reportaje el que muestras de estos lugares acompañado de tus impresiones personales al paso, manifestando lo que sientes en ese momento.
    Las nubes fueron un precioso complemento a la hora de fotografiar esas maravillosas montañas leonesas.
    Un cordial saludo.

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    1. Con Utrero me ocurrió algo especial. Esta ruta la hice sola. En Camposolillo me encontré con personas que paseaban por sus hermosas ruinas pero a partir de aquí ya no vi a nadie. Me entretuve buscando la iglesia de Utrero, los muros que delimitaban los campos, el cementerio...me olvidé del tiempo, ni me acordé de comer, ni siquiera estaba cansada.
      Intentaba recomponer un pueblo que debió ser hermoso, no lo conseguí. Sola la tormenta que comenzó a oírse, consiguió devolverme a la realidad. Sin duda es un lugar único.
      Gracias Faustino.
      Un saludo.

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  2. Me encanta. Para los que no realizamos estas rutas es maravilloso poder visitar y conocer estos lugares a través de tu mirada. Las fotos son espectaculares y los textos que las acompañan muy apropiados; con ello consigues transmitir la serenidad y la paz que solo se encuentran en estos parajes.

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  3. Esta ruta es fácil de realizar, no tiene pérdida y ya ves que los paisajes son bellísimos. Seguro que por tu Comunidad también hay rutas con encanto, solo hay que iniciarse en esta afición que engancha a cualquiera. Caminar solo tiene ventajas.
    Un abrazo y gracias por tu comentario.

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