Nunca viajo sin mapas, me gusta ver su imagen vertebrada por caminos que unen nombres tan sonoros como Vegallera, Almenara, Espineras, Juanfría...
Arroyos, fuentes, collados, ramblas, tinadas, cortijos...señalados con precisión por manos maestras.
Confieso que subrayo en ellos nombres, que perfilo caminos y no por eso les pierdo el respeto a mis mapas. Son mi diario de andanzas.
La primera vez que vi el nombre de El Encebrico, fue en unos planos de la Red de Senderos Verdenace, resultado de la encomiable labor de la Asociación de Amigos de Paterna del Madera.
Es una delicia recorrer los 21 senderos homologados que mantienen perfectamente señalizados.
Me llamó la atención que por El Encebrico pasaran 3 de ellos, el PR AB-24, 29 y 35. Y si a ello añadimos, el GR 66-3 que une los 3 calares, esta aldea pasa por ser un lugar muy transitado.
Eso no impide que quede la añoranza de caminos difíciles por donde las yuntas tiraban de pesadas cargas, de un pasado de penurias, donde vivir el día a día era levantarse con el sol y al oscurecer recogerse al calor de chimeneas, a la luz de candiles. Cuando bajar al río a bañarse era la mejor diversión. Y que decir del ir y venir a la fuente, risas entre ropas secándose al aire.
Es primavera, las golondrinas planean besando el suelo, los árboles comienzan a vestir sus ramas, despliego sobre la era un mapa, me siento y leo:
"Son tus aldeas humildes
y por ti velando están,
Casa Nueva, Casa Rosa,
Río Madera y El Batán.
De nombre dos puertos tienes
de La Solana y la Humbría,
un Encebrico muy solo
que vela por la Juanfría."
Angel Aguilar.
Inicio el camino desde la bonita aldea de Masegosillo.
Preciosa melodía la de las aguas del río de Las Hoyas.
Ascender por la cuesta de la Cebera es posible gracias a la sombra de grandes pinos.
El Chorraero lugar donde se descuelgan las aguas de la Juanfría.
Descendiendo me encuentro con bellas prímulas.
Me sorprende no ver el agua deslizarse por estas paredes, quizás su curso haya sido desviado.
Aún así la frescura se mantiene y acebos, tejos y pinos conviven armoniosamente.
Una vez arriba la Juanfría junto a una zona de recreo para tomar un respiro.
Escojo el PR AB-29 que tiene su inicio justo aquí y que en 3.30 h aproximadamente nos llevaría
a Río Madera.
Sigo hasta que en un cruce de caminos elijo el de la izquierda, ya se ven las primeras
casas de la aldea.
Buenas huertas con enormes nogueras, van despuntando las primeras hojas.
Es la tercera vez que visito este lugar y sigue maravillándome la fuente de La Canalica.
El precio que hay que pagar para verla es tan sencillo como mojarte los pies con este agua tan fresca.
El lavadero. Aún huele a jabón casero y ropa blanca.
Las huertas delimitadas por bajos muros. Buena tierra.
El Encebrico con casas encaladas para abrazar el calor de un sol que tiene que luchar contra la elevada altitud de la aldea.
Aquí se cruza el PR AB-35 que viene de Las Crucetillas con el de Rio Madera.
Desde la era desciende al río y nos acerca a la aldea de Perines.
La primavera embellece sus ruinas.
La hiedra se transforma en tejado de esta vivienda.
Siempre miro las ventanas con añoranza, por las manos de los que ya no están para cerrarlas.
Si escogiera esta encantadora senda llegaría hasta la Cañada del Provencio.
Voy buscando otros encuadres, grandes encinas me tapan la aldea.
Ruinas que conocieron un pasado lleno de vida.
Debo partir pero no voy sola, siempre me acompaña la tristeza.
Flores que alguien plantó hace ya tiempo.
Admiro la aparente sencillez de esta fuente, esa imperecedera arquitectura que no se hunde.
Una fuente con múltiples usos, lugar de reunión de vecinos.
Más adelante me encuentro con un desvío hacia el Calar de la Osera.
Deliciosa subida bien sombreada.
Estoy sobre unos 1.600 m de altitud, las vistas estremecen.
Me pierden los cielos abiertos recortados por las lineas de cumbres.
Camino buscando la señalización a la cueva.
Y la encuentro...
... pero la linterna se empeña en fallar.
No puedo entrar a la cueva pero si puedo entregarme al deleite del paisaje.
Una dolina llama mi atención.
Y más adelante, al fondo, restos de las últimas nieves.
Me doy cuenta tarde de que me he perdido, de que no sé encontrar el camino de bajada y mi alma
se encoge a semejanza de ese tronco muerto.
Transcurre el tiempo, intentando no perder la confianza en que todo pueda salir bien.
Cojo una trocha de ganado y me encuentro con la silueta de una montaña que había llamado mi atención en la subida y adentrándome en un bosque cerradísimo, consigo salir.
Gratificante camino de vuelta.
Ya se ven las casas del Masegosillo.
Como siempre me emplazo para volver algún día.
A Juanfran, albaceteño, muy buena gente pero desconocedor de los más bellos rincones de su tierra.
Ésto solo es una pequeña muestra de ese universo de sierras y bellísimos pueblos que jalonan los caminos de tu tierra.
Precioso lugar el que has escogido para reencontrarte con la soledad. Si quieres aislarte de todo es uno de los lugares idóneos.
ResponderEliminarMaravilloso viaje virtual en tu compañía para conocer estos parajes poco transitados a la vez que con un poco de imaginación podemos ir escuchando las conversaciones que mantienes con los caminos, el agua, los arboles, las plantas y los edificios a medio caer.
Ves detalles a menudo insignificantes donde otros no lo vemos y participas de los regalos que la naturaleza nos ofrece compartiendo momentos mágicos con ella.
Relato magistral, intimista, melancólico y con ese toque de tristeza que solo tu le sabes dar.
¡Pero que hermosa es la tristeza vista a través de tus palabras!
Enhorabuena por esta entrada. De las mejores que te he leído. Vas poniendo el listón más alto cada vez.
Un cordial saludo.
La soledad se encuentra en otros muchos lugares incluso en el bullicio de la ciudad. Si bien es cierto que solo en estos parajes donde conviven en armonía ruinas con vegetación es donde esta palabra se entiende en su plenitud.
EliminarHay momentos de cada día en los que necesitamos evadirnos y que mejor que realizar un viaje y escribir sobre ello.
Tus palabras en si forman un bellísimo relato difícil de igualar. Muchas gracias Faustino.
...fotos llenas de recuerdos, fotos con vida, fotos de lo vivido y sobre todo de lo sentido. Pueblos vacíos con paredes impregnadas de recuerdos que alimentan al caminante e invitan a regresar. Sigue buscando y te encontrarás. #siempreadelante
ResponderEliminarEmilio como siempre me halagas con tus bellas palabras. Muchas gracias. Un saludo.
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