sábado, 6 de agosto de 2016

DE CAMINO A LAS ESPUMADERAS. PONTONES. JAÉN.


A menudo me decido a caminar por rutas circulares pero una senda lineal de ida y vuelta resulta a veces mucho más interesante por la luz que con el transcurso de las horas se va haciendo distinta y además te permite apreciar lo que antes puede que se te hubiese pasado por alto. Si a ésto le añado que no esté señalizada, que mi único guía y apoyo sea un mapa, todo se vuelve más atractivo. Así no es necesario volver la vista atrás, siempre mirando de frente.
Hoy hace 5 meses que abrí este blog, lo hice a la ligera, sin conocimientos y bajo el efecto de fiebre alta. Ese día no pude salir a caminar, así que puede que el malestar que sentía por esa delgada línea que te marca el termómetro funcionase como un aliciente para hacer algo que nunca antes había intentado.
Salió, a mi manera de ver,  bastante irregular.
Comencé por mi tierra, elegí Prado de Juan Ruiz porque su visita me había marcado gratamente, de hecho volví al poco tiempo. En un principio la idea era mostrar las aldeas y cortijadas deshabitadas del Parque de Cazorla, para poder acceder a ellas era preciso realizar largas caminatas por senderos, a veces sin señalizar,  rodeados de una espectacular vegetación. Pero decidí virar de rumbo.
Como un niño pequeño que comienza a caminar, mis pasos han ido afirmándose en lo que en realidad quería, mostrar aquellos lugares con sus senderos, porque siempre van unidos, para mi no existen el uno sin el otro, conjuntos únicos de árboles y ruinas, de prados donde ya no se siega, de huertas donde ya no se trabaja, de fuentes que por falta de limpieza han dejado de manar agua, de frutales que crecen descontrolados porque no hay gentes que puedan podarlos, de tejados que caen por robo de tejas, de piedras que son expoliadas porque ya nadie cuida de ellas. Estos lugares que definitivamente han perdido la voz, ese sonido ha pasado de ser grave a inaudible, las ruinas no tienen voz propia ni manos que las sostengan.
Solo algunos caminantes que pasamos por allí, cada uno con su meta, nos detenemos con el tiempo justo, casi siempre alargándolo y dejando de lado otros espacios, otras inquietudes porque si algo te llena y lo tienes delante para qué quieres moverte de allí.
Creo que estas cortijadas de Jaén que fueron abandonadas por la construcción del pantano del Tranco y posteriormente por la creación del Coto Nacional de Caza en los años 60, no merecían este triste final y no me refiero a la imagen melancólica de sus ruinas, sino a la pérdida que supone el abandono de todo lo que les rodea. Me pregunto si habría sido posible que coexistiera la habitabilidad de algunos de estos lugares con el Coto por ejemplo, si a aquellas personas que bajo ningún concepto querían partir se les hubiese dado la posibilidad alternativa de cambiar su manera de vivir pero manteniendo sus viviendas.
Muchos aceptaron quedarse en Coto-Ríos, otros partieron más lejos. Siempre se piensa que tarde o temprano tendrían que haber tomado esa decisión por el porvenir de unos hijos, por mejoras de su calidad de vida pero siempre hay casos particulares.
Nadie está preparado para que otro decida por él que debe abandonar su hogar, sus tierras, sus raíces, aunque no haya más remedio. Me pongo en su lugar desde la nostalgia que siento cuando tengo delante la soledad abrumadora de un paisaje bellísimo y  me pregunto qué habría hecho yo.





Antes de llegar a Pontón Alto junto a unas naves a la derecha sale un carril que me conduce a este lugar donde la primavera sigue su curso.



Camino sinuoso como si fuese el rastro que deja una serpiente.



El cielo cambia a menudo, juega con la luz de las flores como intentando apagar su encanto.



La subida acaba aquí, un árbol marca el inicio de lo que será una prolongada bajada. Al fondo........



...el Banderillas desde la era de Majalacaña con sus tornajos reflejando las nubes.



El amarillo de la genista y el verde de los pinos abrazan el sendero.



Junto a un arroyo me detengo a contemplar esbeltos cerezos.



La elegancia del desfile de estos pinos me agrada. Qué límite más bello.



Tras una ligera subida, el alma se me contrae, encaprichada en las formas que aún no distingo.



Nunca antes había visto una imagen de Las Espumaderas de Arriba, desconocía el entorno.



Solo se mantiene en pie esta gran casa.



Para llegar a ella he de cruzar por este arroyo, qué cerca tenían el agua, qué ritmo el de su sonido.



Por detrás veo el farallón de enfrente, esas montañas que tenían de telón de fondo. El teatro de la vida.



A la izquierda el camino que me ha traído hasta aquí y que se contonea entre sus ruinas.



Sigo centrándome en esta bella casa, en su palomar vacío de arrullos.



Mirándola de frente creo que se trata de una rampa de carga y descarga, para cereal, nueces...



Imagino que la fuerza de los barrenos debieron tumbar la solidez de estos muros serranos.



Reconstruir las casas con la imaginación es una partida perdida.



Me distraigo con sus árboles y pienso en aquellas manos que plantaron nogueras, cerezos, paraísos...



Quizás las mismas que revocaban paredes, coloreaban de azulete los rincones más valiosos...



Y me alejo en busca de su otra mitad. 



Y me vuelven a confundir los paisajes, pero sí,  estoy en mi Jaén, el mismo que a veces te hace sentir tan cerca y tan lejos.



Lento muy lento por si se acaba el sueño. ¿Y si despierto?



Un descenso prolongado con un sol que quiere apretar pero que no importa lo más mínimo.



Y de nuevo un arroyo y arboledas aliviando el calor de una caminante.



Me detengo para contemplar estos árboles que desconozco y que crecen junto al agua. Qué bellos son.



La misma sensación que antes, Las Espumaderas de Abajo arrasadas dormitan sobre el prado.



No puedo hacer de arquitecto de desvelos y destrucción.



Algo queda en pie, los muros fuertes que defienden a las puertas que ya no cierran.



Entre chopos, pinos, nogueras..descansan los ecos del olvido.



Recuerde el que lea ésto, que no se trata de un sendero señalizado. Siempre llevo los mapas del Parque conmigo, aquí no los abrí durante todo el trayecto, no había pérdida, siempre seguir el camino y calcular el tiempo.




A partir de aquí la senda se estrecha. Sé que si sigo podré llegar a Los Miravetes. 
Como siempre he calculado mal, me detengo demasiado y hoy no podré llegar a ese lugar del que si que he visto fotografías y me ha parecido espectacular.



Pero necesito llenarme de esa visión que son las montañas del sur.



Además estos senderos son siempre mágicos, con vistas increíbles.



La belleza de un enebro con sus bayas.



Un descanso para tomar algo, había olvidado comer.



Bellísima imagen se abre ante mis ojos, un sueño poder caminar entre sus paredes.



Mis pies no quieren parar, mi cabeza menos.



Los caprichos de la sierra se muestran con escarpes dorados por el sol.



Y las flores tiñen de amarillo el campo. Apuran los días que faltan para el verano.



Siempre lamento desconocer los nombres de estas montañas.



Debo volver, el reloj del día me avisa que se me hará tarde.



Ahora retrocedo y veo el camino con otro color. La tierra ruega tormenta.



Y los árboles se tornan más oscuros...



...y Las Espumaderas se entristecen a mi paso..



......y en el centro, como un vigía, me invita a que me acerque...



Es la puerta del olvido. Se mantiene en pie para recordarme que nada desaparece para siempre.



Y el Banderillas emerge desafiante como el lomo de un dinosaurio dispuesto a barrenar los cimientos de la tierra.



Parece que el cielo esté enfadado con la tierra...¿O será con los hombres?



...y al regresar a Las Espumaderas de Arriba hubiese dejado una señal en forma de tronco caído.
 Antes no lo había visto.



Paseo entre bancales que rodean enormes nogales.



Y creo que puede ser lo que ahora veo una calera.



Me distrae la sensación de que las casas han crecido, que mientras he estado fuera, quizás una eternidad, ellas se han ido amontonando para jugar a confundirme.



Y ahora la casa se presenta sombría, enorme en su indefensión.



No se desploman las piedras, se reconstruye el muro manteniendo la línea.



Y se elevan las paredes con manos invisibles..



.....y hasta donde mi vista alcanza, el muro de abajo se yergue entre las choperas.



.....y hasta creo ver salir una paloma blanca entre los escombros de lo que fue su cobijo.



Y el arroyo crece entre espumas de viento y agua.



La primavera estalla de alegría tras devolver la vida a las Espumaderas.



Me viene a la mente la letra de mi canción favorita:"...ya no subo la cuesta que me lleva a tu casa..."



Mientras voy fijándome en detalles que antes no había visto, los muros que refuerzan el camino.



"Siento el asombro de un transeúnte solitario. En los mapas me pierdo. Por sus hojas navego....."



Si uno no viaja, no vive, no sueña, no tiene alicientes. Es preciso caminar por muchas razones.



La línea en el cielo me insinua que nunca he de olvidar a las dos Espumaderas, como dos mitades de un mismo lugar.



Y continuo tarareando:"...hago pájaros de barro y los echo a volar..."



Son siempre bellos los caminos que nos conducen a un nuevo destino, como son los que nos devuelven a un pasado si fue feliz  y aquellos que nos llevarán a un futuro cargado de esperanzas.



Esos límites que el hombre pone a sus caminos para que perduren una eternidad, son las sendas de nuestro destino.




Y a la sombra de una alameda los pájaros ya libres esparcen su canto al viento.



Los carteles del GR-144 nos recuerdan que la ruta de la transhumancia pasa por aquí.
Sobre la hierba parece como si la madera quisiese volver a ser lo que era, parte de la tierra.




Las Espumaderas aparecen bajo el nombre de Espumarías en el documento : "Entidades de población de la sierra de Segura". Año 1863. Contaban con 29 edifícios.
(Muy Interesante :Villarrodrigo.jaén.blogspot).
En el diccionario de Madoz del año 1845 tienen otro nombre: Espumares altas y bajas.
De todas formas, qué importa el nombre, importa el lugar.

                                                         Junio 2016.



Es algo muy especial para mí el hecho de poder contar con una fotografía antigua de Las Espumaderas de Abajo, gracias a la inestimable colaboración de Francis con su página: www.redjaen.es.





                                             







11 comentarios:

  1. He tenido la suerte de encontrar este Blog y estoy encantada por lo que me hace disfrutar. Es lo que a mi me gustaría hacer, pero donde vivo no es posible hay demasiada gente y poco sitio. Que paseos!!! que sensación de libertad se tiene que sentir donde los únicos ruidos sean los cantos de los pájaros y el murmullo de los riachuelos, tal vez, en algún momento, pueda recorrer esos paisajes tan espectaculares, mientras tanto me tendré que conformar leyendo el Blog que es un regalo. Rosa Cruz muchas gracias por el trabajo tan bonito que compartes con las que hemos tenido la suerte de encontrarte. Todo mi cariño

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  2. Jamás cambiaría el hecho de vivir junto al campo rodeada de alegres sonidos, con la vista siguiendo el planeo de las golondrinas, con los caminos que se inician nada más salir de casa, con un cielo limpio para poder disfrutar de las estrellas. Tan cerca y tan lejos de los lugares que muestro, cerca para recorrerlos con la frecuencia que sea necesaria, lejos para disfrutarlos en las vacaciones y luego rememorarlos en este blog.
    Me alegro que me sigas y compartas conmigo esta emoción que depara el sentirse libre cuando se viaja ligero de equipaje. Un abrazo.

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  3. Increible. Soy de Jaen, llevo toda la vida viviendo cerca de esa zona y nunca habia oido hablar de ese lugar. Muchas gracias por re-descubrirnos a los propios provincianos los lugares que nunca debimos olvidar. Un saludo, y sigue escribiendo. Ya tienes un nuevo seguidor.

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    1. Hay tantos lugares que aún no he visto de Jaén que a menudo me pregunto si tendré tiempo de verlos todos antes de que sea demasiado tarde, la vida pasa deprisa, casi sin darnos cuenta.
      Anímese y busque Las Espumaderas, imagino que al inicio de la primavera cuando los arroyos recojan las aguas del deshielo o más adelante cuando los cerezos estén en flor, el espectáculo debe ser genuino. Gracias por su comentario. Un saludo.

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  4. Es gratificante poder visitar estos lugares solo siguiendo las palabras que tan bien escribes. Muchas gracias por estas entradas y continua escribiendo. Un cordial saludo.

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    1. Los pasos que damos, antes los han dado otros y a su vez, otros los darán después, es un ciclo de idas y venidas, de viajes por estas tierras que necesito mostrar porque para mi son importantes, en su sencillez está la clave.
      Las palabras solo intentan que el lector se detenga y no pase de largo. Cada viaje necesita su parada. Cada sueño, su despertar. Gracias por su comentario. Un saludo.

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  5. Interesante entrada desde el inicio con la reflexión sobre los caminos lineales para deleitarnos después con la belleza de Jaén y unas creativas descripciones que ojalá no se acerquen a la puerta del olvido.

    Un abrazo.

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    1. Por lo menos puedo asegurar que no seré yo quien las olvide. Recojo hojas para que tengan cabida en un libro de infinitas páginas, puede que más tarde el viento las remueva como ocurre en otoño y las esparza, pero ellas volverán siempre a ser parte fundamental del camino. Gracias Antonio. Un abrazo.

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  6. Esa prosa poética tuya en entradas y pies de foto me tienen enganchada .Cuanto amor a la naturaleza se
    desprende de tu bonita forma de escribir!! Cuanto nos queda por aprender a unos de los otros, y a todos de la madre tierra.Ojalá supiésemos leer e interpretar los caminos y las huellas que otros dejaron ,como tú lo haces!

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  7. La poesía forma parte de nuestras vidas en el momento que adquirimos eso que llamamos sensibilidad y sé que tu la tienes en grado máximo. Gracias por tu hermoso comentario. Un abrazo.

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