Desde Pueyo de Morcat se coge el sendero S-17 que en unos 12 km de recorrido nos llevará por dos de los pueblos deshabitados más interesantes de la Guarguera de Huesca. Este viaje solo tenía un objetivo, contemplar la escuela de Torruellola de la Plana. Había quedado tan impresionada por su delicada factura, que no parecía real que existiese de verdad, tenía que ir a verla.
Ante todo se presentaba con un toque de majestuosidad pero también de sencillez, de distinción, como si hubiese sido proyectada como un regalo para una maestra en especial.
Desilusiona bastante el contemplar el estado tan lamentable en que se encuentra, no solo la escuela, también la plaza, la iglesia, todo el pueblo. Resulta dificil devolver la vida a ese lugar de encuentro justo a la hora del recreo con la algarabía de los niños o imaginar lo duro de su llegada por dificiles caminos, el frío, la nieve, el aislamiento...pero allí sigue en pie, esa bellísima escuela, como la maestra que espera con los brazos, permítanme llamarles puertas, bien abiertos a que regresen los niños.
Todos quisimos en algún momento de nuestra infancia ser maestros, aunque terminásemos siendo alumnos porque nunca se acaba de aprender.
No trato de hacer con esta entrada una ruta de senderismo más. Huesca cuenta con una red más que suficiente de senderos señalizados que hace las delicias de todos los que amamos esta tierra.
Trato como me ocurre en otras ocasiones, de darle voz a esa parte interior que acompaña al caminante cuando descubre que su destino no es llegar cuanto más lejos mejor sino reconocer e interpretar el camino.
Lo que sí tengo claro es que no somos los mismos antes de llegar a un pueblo abandonado que cuando salimos de él.
Esta ficción que a continuación escribo me ayuda a intentar entender el camino a mi manera, al principio seré una persona que necesita encontrarse a sí misma identificándose con lo que ve. En algunos momentos puede recrearse en el pasado, en otros será el presente fiero, sombrío, el que le muestre su cara más amarga. Una vez llegue a Torruellola de la Plana, será el extenso conocimiento de mi buen amigo y colaborador Miguel Mesa el que nos hará comprender la construcción de este singular edificio. Solicité su opinión acerca de la escuela, protagonista de la entrada, y me regaló una información exhaustivamente detallada. En realidad, la reconstruyó de nuevo.
Allí será la nueva maestra la que tendrá el honor de vivir un tiempo en esa hermosa escuela.
Durante todo el camino recordará los poemas, salvo el de Jorge Manrique, que están impresos en la enciclopedia Álvarez. Los niños de antaño los recitaban en clase.
Una vez parta del pueblo, quien escapa contra su voluntad es una triste profesora que abandona el lugar donde ha ido creciendo como persona y como profesional. Llegó a Torruellola cuando era un pueblo activo y partió a la vez que el abandono hacía mella entre sus casas. Con ella se fueron los últimos.
Cuando era niña robábamos la luz, para así cuando partiéramos lejos poder sacarla de nuestros bolsillos.
Caminos como éstos son los que cada día atravesaban los niños que se dirigían a la escuela más cercana. Por bosques de pinos, de robles, de hayas...a la vez que caminaban, iban aprendiendo de la naturaleza.
Asimilamos que la tierra es dura, que hace al hombre fuerte pero a base de golpearle en la cara con el llanto del hambre.
"El murmullo del agua, el son del viento,
el susurro del bosque estremecido
por sus inquietas ráfagas, el lento
arrullo de la tórtola, el graznido
del cuervo vagabundo, todo acento
por ave, fiera o eco producido,
el nombre santo de su Dios pronuncia,
su gloria canta, su poder anuncia"
Zorrilla.
Sé que desde fuera nos envidiáis porque nuestros bosques guardan el aliento de las montañas. Las olmas que nos cierran los senderos están hechas de piedra ahora sin dueño, de marcas en las manos y arrugas en el rostro.
No quiero llegar tarde. Las breves paradas aportan a mi escaso conocimiento de esta zona el complemento justo a lo que mis padres me enseñaron.
Dime si acaso no te apena que haya ahora tantos pueblos deshabitados con el alma congelada, despiertos cuando tú los miras, dormidos en cuanto les das la espalda.
Entra conmigo a Torrolluala del Obico. Siempre que me acompañas te preguntas por qué los pueblos de Huesca son tan hermosos.
Veo tanta soledad en sus ruinas y como se muestra el abandono a través de acertados senderos balizados.
Pero, ¿acaso no se cuida a un moribundo?. Cuando cae el día las heridas se limpian con la niebla que baja de la montaña, su hálito es hermoso; su melodía, el silencio.
Veo tanta soledad en sus ruinas y como se muestra el abandono a través de acertados senderos balizados.
Pero, ¿acaso no se cuida a un moribundo?. Cuando cae el día las heridas se limpian con la niebla que baja de la montaña, su hálito es hermoso; su melodía, el silencio.
Tienen luz eléctrica y una herrería, fuente y un molino...y campo y un amplio monte. Y un cielo interminable de estrellas a las que poníamos nombre.
Y hornos para aguardar el pan caliente.
Me refugio entre tus viejas paredes. Voy limpiando tu fachada, me dispongo a enlucirla.
Los escombros dividen la tierra entre lo que acoge y lo que devora.
Ni despedazas la espiga, ni separas el grano de la paja. Lamento tu olvido.
Nunca acuses al tiempo por lo que se lleva. No pidas que la alegría retorne a la tierra perdida. La vida transcurre, sigue su camino, no hay vuelta atrás.
Recréate en lo que queda.
Su nombre quedará para siempre, aunque se hagan de arena sus piedras, seguirá llamándose casa Javierre.
Para salir de Torrolluala del Obico no olvides presentar respeto a los muertos que descansan junto a San Andrés.
Te veo ahora y pienso que el tiempo lo mismo se puede medir en instantes como en años.
Que el pasado ahora que se torna en presente, se pierde entre las esquinas desoladas de tu muerte lenta.
"¡Bendito seas, Señor,
por tu infinita bondad,
porque pones, con amor,
sobre espinas de dolor
rosas de conformidad!
Será el dolor que viniere
en buena hora recibido,
venga, pues que Dios lo quiere...
¿qué me importa verme herido
si es mi Dios el que me quiere?."
José Mª Pemán.
"Yo sueño que estoy aquí
destas prisiones cargado
y soñé que en otro estado
más lisonjero me ví.
¿Qué es la vida? -Un frenesí.
¿Qué es la vida? -Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son".
Calderón de la Barca.
Y voy sacando colores para perfilar senderos y anoto en mi cuaderno lo que he dejado atrás.
¿Quién parte las iglesias en dos? No es el rayo de la tormenta. Es el resultado de la renuncia a quedarse solos. El desarraigo crece como la hiedra que trepa con rapidez por los muros.
La fortaleza se quiebra cuando se esconde la mano que te ha de ayudar.
¿Quién parte en dos el alma al hombre?
Siento rabia por las lágrimas que se pierden antes de caer al suelo, siento rabia por la impotencia que desfallece con los primeros gemidos.
Y porque deshacer es más fácil que edificar.
Me pregunto en qué momento perdemos el respeto por el valor de lo que tenemos delante.
Tantas cosas vamos dejando de lado, olvidamos cerrar ventanas, engrasar cierres...
Recuperar esos instantes cotidianos que dan luz a nuestros días.
Recuperar esos instantes cotidianos que dan luz a nuestros días.
Mi llegada coincidió con la primavera. La anterior maestra había enfermado al igual que se debilitan los muros que quedan desprotegidos por tejados heridos.
Iba a una escuela mixta, mi casa sería la planta de arriba. Contaría con luz pero no con agua corriente. Para mi era una suerte tener que abandonar los candiles y el único carburo que hasta entonces había acompañado el tedio de las largas noches invernales.
Mis libros eran una ajada edición del Quijote, y la enciclopedia Álvarez, solo éste libro necesitaba para formar a mis nuevos alumnos. El resto, lápices, sacapuntas, borradores, colores, cuadernos...me esperaban en limpios pupitres preparados para recibirme.
Alguna estufa, un brasero de picón, algo con qué calentarme, deseaba también encontrar.
Mi nueva cocina la imaginaba diáfana con espacio suficiente para los niños que venían de otros pueblos.
Pero aunque no existiese todo ésto, la espera se acrecentaba, hundiéndose en el pecho cada vez que contenía la respiración, con ese temor a no ser aceptada por mis nuevos alumnos.
Pero todo eso se desvaneció cuando tras cruzar la calle tuve ante mí la imagen de mi nueva escuela y cuando ante la puerta, apretados como los vestidos en mi exigua maleta, los niños comenzaron a entonar una canción de bienvenida.
COMENTARIOS CONSTRUCTIVOS SOBRE UN EDIFICIO QUE ALBERGABA UNA ANTIGUA ESCUELA.
El
edificio es de planta cuadrada de unos 10,5 m (50 m2 de superficie)
aproximadamente, con dos plantas y una altura total hasta la cubierta de unos 6
m. Es de suponer que la planta baja se destinaría como aula de niños y la
planta primera, como residencia de la maestra.
En
la foto de la fachada principal, se observan los restos de un cobertizo que nos
hace pensar que serían las letrinas de la escuela.
Aparentemente
no se observa que existieran chimeneas de leña en el interior de las aulas para
calefacción, pues sobre la cubierta, al menos en el lado que se ve, no hay
indicios de tiros de salida de humo.
La
cimentación aunque no está visible, estaría hecha mediante pozos y vigas de
arriostramientos rellenas de hormigón (piedras, arena, cemento y cal),
enrasando hasta una cierta altura con aparejo de sillares de piedra de un
espesor de 1 m aproximadamente
Los muros de cerramiento del edificio, de unos 50 cm de espesor, están formados por un aparejo de piedra regular en sillares pequeños o de sillarejos, colocados en hiladas de unos 10 cm de altura. Es de suponer que estos muros estarían arriostrados en su parte superior, así como un refuerzo en las esquinas mediante un aparejo, esta vez de ladrillo macizo tal y como se aprecia en las esquinas del edificio, en tramos de color rojo y blanco.
Las
paredes exteriores, están maestreadas con un recubrimiento de mortero de
cemento y arena, e interiormente con una capa de yeso bastardo, de un espesor
considerable, maestreadas y con una terminación de pintura a la cal con un
tinte de color.
La
cubierta del edificio es a dos aguas a lo ancho, y un cuchillo triangular al
lado izquierdo según se mira. Parece según se observa en la fotografía, que
existía otro edificio adosado a la parte derecha. Esta cubierta estaba formada
por una estructura de vigas de madera formando la pendiente, un tablero
también de madera que hace de faldón inclinado, cubierto con grandes losas de
pizarra del lugar, solapadas unas sobre otras evitando la entrada de agua
y haciendo de aislante térmico del edificio.
El
interior de ambas plantas es totalmente diáfano, a excepción de una escalera
interior de madera que daba acceso a la planta primera. La escalera estaba
construida por una estructura de pilares, vigas de arriostramientos, barandas y
pasamanos, más un entablado que formaban las huellas y las tabicas de los
peldaños y los descansillos de la escalera.
En
la fachada se puede observar la existencia de huecos de balcones y de ventanas.
Estos huecos presentan en su cara exterior adornos a su
alrededor, realizados con mortero, que sobresalen de la verticalidad de
la fachada. En los balcones hay unas barandas de protección de hierro forjado y
las carpinterías de las ventanas son de madera con ciertos dibujos que le dan
un aspecto noble.
EL
pavimento de la planta baja, creo que estaría formado por un entramado de
listones de madera colocados en disposición paralela y perpendicular,
sobre los que habría un entarimado de madera. Este sistema hace de
aislante térmico además de utilizar material de construcción de la zona. El forjado
de la planta primera, está formado por vigas de madera de un canto considerable
debido al vano, sobre las que habría un entramado de madera que servía de
pavimento, y por la parte inferior del forjado, un cielo raso de cañas con un
recubrimiento de yeso. Este mismo cielo raso existiría debajo de la cubierta
del edificio. Esto se puede fácilmente observar por los restos que hay en el
interior de la planta baja.
El
sistema de calefacción, creo que estaría formado por una serie de pequeñas estufas de hierro fundido repartidas por la sala, al menos el maestro tendría
una a su lado, con salidas de humo al exterior practicado un hueco en la pared.
En
la foto se observa que habría otros edificios adosados al principal de la
escuela, probablemente serían las casas de los maestros rurales. También habría
cuadras para las bestias y algún cobertizo para los animales que le servirían
de sustento, junto algún huerto para las hortalizas (por divagar que no
quede).
Un día dibujé un grupo de casas con los pocos colores que tenía, al lado hice un breve comentario de lo que había hecho y de lo que significaba para mí. Expliqué cómo quería que fuese mi hogar allá en la Guarguera. Mi casa llevaría mi nombre. Con un carboncillo saqué las sombras para que mi hogar fuese estirándose como la luna creciente, le añadí la silueta de un gran árbol. Abajo le puse mi firma. Ese día supe que quería ser maestra.
Pero a veces no conseguimos nuestros sueños, nos quedamos a medias. Intuimos que el camino va a ser largo y a la mitad decidimos volvernos. Esas decisiones pueden costarnos caro.
Las palabras que no dijimos se tornan palomas que escapan por ventanas abiertas.
Cada uno tenemos nuestro destino llamado senda, tiene piedras que enlentecen nuestro paso. El barro nos hace retroceder. El miedo nos hace ser indecisos.
Vuelvo a tropezarme de nuevo con mi destino, a veces se presenta como un indicador con diversas direcciones. ¿Pero cuál tomar?. La duda se siembra a menudo con el mismo grano que hará crecer las cosechas. Hasta que llegue la recolección, no sabremos lo que recogeremos.
¿Quién teme ser agua en un barranco? Precipitarse con el ruido ensordecedor que te aleja incrementando la distancia de tu hogar. Las partidas son siempre tristes, rasgan el cielo con nuestros lamentos, que mejor que acallar nuestro dolor que con el estruendo de tu limpia y añorada cascada.
"Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
que es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar
y consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
y más chicos,
y llegados, son iguales
los que viven por sus manos
y los ricos".
Jorge Manrique.
"Ríense las fuentes
tirando perlas
a las florecillas
que están más cerca.
Vístense las plantas
de varias sedas,
que sacar colores
poco les cuesta".
Lope de Vega.
Conforme me alejo de mi escuela, me va pesando cada vez más el alma. Dicen que no pesa, que se eleva cuando partimos, pero a mi se me ha rasgado con la despedida.
Me detengo junto a este gran quejigo, le pido me acepte cuando de la tierra parta, quiero ser rama, raíz, corteza...quiero quedarme y entre todas las formas posibles, solo quiero ésta.
No me ayuda mirar hacia el horizonte, escudriñar los relieves del monte en busca de lo que he dejado. Me pierdo entre el dolor y la rabia, parece que la distancia aumenta el desconsuelo.
Y ahora que te me pones frente a frente, tú con tu grandeza; yo, con mis miserias.
Si pudiese volver hacia atrás, regresar de nuevo a ese instante en que mis niños ...,pero...
El camino es un lento y pausado despiece de recuerdos que se van dejando atrás. No se puede llevar tanta carga. Hemos de ir aligerándonos de ella. Cada senda te conduce a un nuevo destino donde llegar es llenarse de nuevo, crecer, sentir.
Llegaré a Morcat y estando aquí intentaré olvidar Torruellola, Lapenilla, Jánovas, Bagüeste, Clamosa, Muro de Bellós..tantos pueblos que con gran intensidad he ido viendo.
Volveré a ser la que partió de Pueyo de Morcat.
Volveré a ser la que partió de Pueyo de Morcat.
Creeré que, mientras paseo por sus ruinas, en ese preciso instante podré olvidar los otros pueblos.
Pero pronto hará tres años que me ausenté de aquí y cuando cierro los ojos sigo viéndolos.
Ni la distancia ni el tiempo pueden borrar los recuerdos.
Abril 2014.
Mi más sincero agradecimiento a Miguel Mesa. Te pedí opinión acerca de esta bellísima escuela y me enviáste un trabajo tan bien hecho y detallado que aún me sorprende cuando lo releo.
Si no fuese porque conozco tu edad y que la escuela se construyó en el siglo XIX, pensaría que fuiste tú el que la proyectó.
Visitar su blog: "El chilanco Elías", es la mejor forma de entender las inquietudes de este gran hombre.
Visitar su blog: "El chilanco Elías", es la mejor forma de entender las inquietudes de este gran hombre.
Gracias por mostrar tus enseñanzas como un maestro a una alumna.
Imprescindibles las páginas: "Despoblados en Huesca" y "Pueblos deshabitados" .
Muchas gracias a Encarna y Pepa, hermanas y maestras, que con sus gratos recuerdos, hicieron por unos instantes, que creyese ser lo que no soy.
Acabo esta entrada, con el tiempo justo, para poder entregársela a mi buen amigo Antonio.
Hoy 10 de febrero es su cumpleaños.
Qué mejor regalo para un maestro que una escuela.
Felicidades.
¡Muchas gracias! Qué mejor regalo para una persona que la amistad. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias por tus palabras amigo. Un abrazo.
EliminarRosa,¡tan poco hay que exagerar en alabanzas! Leyendo detenidamente tu nueva entrada, me ha traído a mi mente el recuerdo de mi maestro: D. Juan Malpica Garcia.
ResponderEliminarSi te soy sincero, me acuerdo de él todos los días cuando por lo mañana rezo el Padre Nuestro. Él me preparó para la primera comunión, y recuerdo una vez que estaba repasando las oraciones, cuando recité el Padre Nuestro intercalando alguna palabra que no estaba en la oración, y “me metió una bulla que tú qué sabes”. Pues a pesar de eso, es unas de las personas que más cariño y agradecimiento le tengo, pues me enseñó a escribir, a leer, las cuentas, ¡vamos! lo que se decía antiguamente “cultura general”, incluidos los ríos de España y sus afluente (entonces no había Internet, ni diabólicas maquinillas digitales, y los chaveas de vez en cuando, salíamos aporreados, palabreja que ya no se usa).
Te doy las gracias por tu nueva entrada, por los recuerdos que no has traído a los que ya peinamos canas. Por cierto yo aún conservo la enciclopedia Alvarez. Gracias de nuevo y un saludo.Miguel Mesa
Necesitaba una entrada para poder felicitar a Antonio, el es profesor y rebuscando entre tanto material dí con la escuela. Me pareció que para un maestro el mejor regalo sería una escuela. Las fotografías se quedan cortas para poder entender la belleza de este edificio. Gracias a tus detalladas anotaciones sobre él, he podido "apuntalar" un poco la fachada. Como este año voy a regresar allí, podré admirarla de otra forma y más detenidamente.
EliminarA parte lo mejor de todo ésto fue escuchar a Josefa, cómo rememoraba sus vivencias cuando con 23 años marchó a unas cortijadas de Jaén como maestra.
Por supuesto que todos recordamos a nuestros maestros y quisimos ser uno de ellos, porque les admirábamos por sus cualidades, sus lecciones eran un auténtico descubrimiento para nuestras avidez de conocimientos.
Nunca olvidaré a Dª Teresa, mi profesora de dibujo, cómo me guió y educó con ese don tan especial que tenía. Yo también quise ser maestra pero justo en el último momento cambié mis estudios y, sabes, me arrepiento.
Gracias a ti por tu ayuda y consejos. Un abrazo.
Estas escuelas de antaño son una premonición de muchas escuelas rurales de hoy en día. Gracias por recuperar su memoria
ResponderEliminarGracias a tus palabras puedo remitirme a cuando mi hijo iba a la escuela, no hace tanto, entonces juntaban dos cursos en uno solo, debido al escaso número de alumnos. Eso para nada influyó en su educación.
EliminarAprovecho la ocasión para agradecer a sus maestros su dedicación e influencia en su posterior formación.
Gracias por tu comentario.
Hermosas imágenes que evocan una forma de vida sencilla y que de alguna manera premonizan el futuro, no muy lejano , de nuestros pequeños pueblos. Al contemplar las imágenes o mirar fotos antiguas de una escuela rural
ResponderEliminara mí siempre me produce una gran ternura y me alegra que dediques uno de tus trabajos a la figura del maestro,esa profesión tan injustamente devaluada en estos tiempos .
Es un trabajo que siempre he admirado por la proyección de futuro que tiene. No sé si muchos profesionales de la enseñanza son conscientes de que trabajan para la eternidad ,que su influencia y sus enseñanzas no se quedan estancadas en el niño al que enseñan , si no que estos a su vez van a transmitir parte de lo aprendido a sus hijos y estos a los suyos . ¡ Doy fë| ¡Ah|Y si algün padre lee esto y ha tenido una mala experiencia con algún mal maestro, tranquilo. Los niños sobreviven a malos maestros como sobreviven a malos padres
Gracias por el paseo y por evocar recuerdos de un pasado no muy lejano, al menos en mi memoria
Tendría que acabar esta entrada sobre la escuela con tu comentario. Pero el no contestarte podría parecer falta de educación, pero es que, como se suele decir, "tengo que quitarme el sombrero". Siempre acabas asombrándome. Te das cuenta que no conoces a una persona hasta que lees sus impresiones. Un complemento justo y necesario a tu persona.
EliminarSiempre he dicho que la culpa de que un niño no aprenda no la tiene su profesor, puede conectar o no con él, pero entre todos, padres y profesores, debemos dirigir su formación. No es cuestión de tiempo, éste se saca de donde se pueda. Dedicación y constancia van de la mano. Nuestros hijos al final acabarán o no formándose en todos los sentidos, pero por lo menos que no nos quede la duda de si lo habremos hecho bien o mal.
Te das cuenta lo difícil que es ser padre, también lo es ser maestro. Pero ante todo dejemos a nuestros hijos como herencia esa suerte de valores que nuestros padres nos enseñaron y que nuestros maestros reafirmaron.
Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo.