lunes, 13 de mayo de 2019

CONOCIENDO LAPENILLA. HUESCA.




De esa mañana recuerdo, en particular, las hermosas vistas de Pano, un pueblo literalmente encajonado que parece que en un momento a otro se fuese a descolgar al abismo, un breve paseo por su irregular trazado, saludos con quienes están reconstruyéndolo con mimo, huertas incluidas y de ahí partimos hacia Lapenilla. 
De esa mañana de primavera del 2015 recuerdo un pueblo que sobresalía gracias a un caserón unido a una iglesia, un gran templo ya desvinculado. Pero me equivocaba. 
Estos pueblos desangelados tienen mucho que decirnos. Han pasado cuatro años desde nuestra visita y aún me hago la misma pregunta: ¿qué será ahora de Lapenilla?
Las fotografías hechas cayeron en el olvido, en ese letargo que espera el momento justo para despertar. 
En estos últimos días he mostrado pueblos con apenas habitantes, pueblos que han tenido el empujón decisivo para salir adelante y otros, como Lapenilla, que hace tiempo que mueren sin remisión. Quizás me equivoque, espero, y se esté haciendo algo para y por él.
Buscando información acerca de Lapenilla, encontré en  wikipedia, un artículo del ya fallecido Manuel Benito Moliner, una delicia de trabajo. El recorrido que hace por estos pueblos les devuelve la existencia. No dejen de leerlo.
En esta entrada me permito la licencia de alimentar tres tiempos distintos, a los que alude el autor (entre comillas en negrita), las aclaraciones que hago correspondientes al texto y a  nuestra visita y, por último, la ficción (entre comillas), esa compañera fiel que nos alienta, a los que hemos viajado a solas por pueblos desalentados, a descubrir sentimientos que surgen de alguna forma que solo es entendible cuando el silencio es el que te dirige la palabra.




"...Poco sabemos de la historia de este lugar, cuyo nombre debió de originarse en la peña donde asentó su castillo primitivo, en manos cristianas, entre 1070 y 1080. El pueblo fue dado en señorío a los Mur, que instalaron aquí uno de sus casales, actual palacio,entre los siglos XV y XVI. En el XVIII estaba en manos de los Heredia, que pasaron a residir a Graus, conservando el señorío hasta la segunda década del siglo XX como mínimo"
Sigo leyendo y anotando datos:
Te llamas Lapenilla porque tus casas descansan entre peñas.
No encontraron tu fuente pero sí, a pie de pista, dieron con la Fuenserena.
Tuvo molino de aceite que aún funcionaba en 1951, se sabe porque robaron una caldera de cobre de 180 litros.
Tuvo un tejar.
En el cercano Clamosa, casa el Ferrero, era la vivienda del herrero que trabajó por la zona.
En 1929 el cartero o "peatón conductor de la correspondencia", Joaquin Puyuelo, que cobraba 750 pesetas anuales, debía repartir y recoger la correspondencia desde Puy de Cinca a Salinas, pasando por Lapenilla, Clamosa, Trillo y El Salinar.
Se cree que la posible ubicación del castillo fuese más allá de Casa el Pont. En 1085 se encuentra en manos de Sancho Jiménez.
Lapenilla no aparece hasta 1646 y lo hace con ocho fuegos (casas), que en sesenta y siete años se reducen a la mitad, en el XIX contará con 11 casas.
En 1900 vivían una media de 8 personas por vivienda.
La despoblación comienza en los años 40, en los 50 se van marchando buscando mejores perspectivas, éxodo masivo en los 60 y concluído en los 70, la construcción del embalse de Graus lo precipitó todo.
Cada población tuvo ayuntamiento propio hasta que entre los años 1840 -1850 parece ser que Clamosa fue la cabecera, aunque Trillo también pugnaba por tal puesto.
Todo está escrito pero veamos qué vimos en Lapenilla en 2015.





Por lo menos fuimos presentados, sabes que es demasiado frecuente el dejar en la ignorancia los lugares abandonados,  un grado más en el olvido.




¿Que escribió de ti Madoz?
"Lugar en la provincia de Huesca (14 leg.), part. jud. de Benabarre (6), diócesis de Barbastro (4), audiencia terr. y ciudad g. de Zaragoza (24) forma ayuntamiento con Clamosa y Salinas de Trillo. SIT. en un llano al pie de la elevada sierra de su mismo nombre; su CLIMA es frio; sus enfermedades mas comunes tercianas y oftalmías. Tiene 12 casas; iglesia parr. (San Julián), servida por un cura de ingreso y provisión real, y una fuente de muy buenas aguas. Confina con Pano, Panillo y el río Cinca. El TERRENO es quebrado y de mediana calidad, le fertilizan las aguas del mencionado r. Cinca.
Los CAMINOS son locales, recibe la CORRESPONDENCIA de Graus. PROD.: aceite, vino, cáñamo y pastos; cria ganado cabrio, gusanos de la seda; caza de perdices y conejos, y pesca de truchas y barbos. POBL: 12 vecinos, 57 almas, cont. con el ayunt."




Veamos, a la derecha Clamosa, vigía en su puesto; más allá Samitier, limitando con las nubes.
"A Clamosa se llega desde Lapenilla por un sendero que bajaba hacia los barrancos de San Vicente y Pano, bordeando fajas de cultivo y ascendiendo pesadamente, tras cruzar las dos pequeñas corrientes de agua, hasta los pies de la población"
El río Cinca, comunicador de estos núcleos, luego reconvertido en pantano, tenía que ser traspasado, veamos cómo:
"La "palanca" o pasarela situada a la altura de Lapenilla, construída tardíamente y que permitía el paso de caballerías"
Bien, tenemos ya los accesos abiertos, sepamos que en Clamosa se ubica el ayuntamiento, aunque Trillo, reclama también la titularidad (principios del XIX).




"Tengo que pedirte que sigas mis instrucciones al pie de la letra. Tienes que saber cuando cortar, no puedes permitir que la hiedra recale en cada oquedad, sangrará la piedra. No permitas, prométemelo, que eso ocurra"



"...presenta planta rectangular con una capilla a cada lado y coro a los pies. En el crucero, sobre pechinas, cúpula con arcuaciones ciegas de medio punto pintadas en amarillo e intercaladas por gajos alacetados, enmarcados por radios; la cúpula descansa mediante cornisa volada. La bóveda es de lunetos, con tramos separados por arcos moldurados que descansan en pilastras rayadas, mediante capiteles simplificados, formando parte de la cornisa volada que recorre los paramentos, a modo de remate. Las dos capillas también presentan bóveda de lunetos con medallón de estuco en el centro. El púlpito queda en el lado del evangelio. El interior está pintado y embaldosado; esto último es más difícil de constatar, a pesar de la leyenda que así lo expresa en uno de los muros, pues en el momento de visitarla el suelo estaba totalmente cubierto de excrementos de vaca. Los colores utilizados son tonos ocres, anaranjados y rojos. A los pies, torre de dos cuerpos, arruinada por dentro, y atrio con portada de acceso de arquillos doblados al intradós; junto a ella, un cartón clavado nos saluda con estas palabras: "La soledad  de este humilde pueblo agradece tu visita..."Al lado está el cementerio tras una verja"

"No dejes de encalar las paredes una vez al año, hazlo en verano, para las fiestas de San Hipólito. Pasa la mano como acariciando la pared y desviste las conchas viejas, mójalas primero, y aplica la cal con soltura, sin apretar, ligera la muñeca. Vuélvete hacia atrás las veces que veas necesario, que quede el conjunto sin cicatrices. Y luego haz lo mismo con la ermita, no olvides donde guardo el azulete"



"A las golondrinas y a las cornejas apriétales el vuelo, que se salgan por donde entraron. No quiero nidos afincados en las medidas perfectas de nuestra cúpula"



"No dejes nunca las puertas abiertas, los ratones y las comadrejas van en busca de la umbría, se cuelan y hacen nidos que jalonan con lo más variopinto del bosque, me ensuciarían el suelo. Ni una hoja por favor, ni una hoja descuidada debe desviarse a la sacristía"




"En cuanto a la leyenda de los llamados"amantes de Graus", nos contaron lo siguiente en Lapenilla: Rodrigo, heredero del señorío, se enamoró de María o Marica. Su padre, por su lado, le apañó el matrimonio con otra mujer, heredera o bien dotada. Rodrigo se resistió a ese casamiento y se le ocurrió labrar en el dintel de la puerta de acceso a la iglesia, que habrían de atravesar antes de comenzar la ceremonia, la frase de "Rodrigo ama a Marica", que ocultó hasta el momento de hacer la entrada con el cortejo nupcial. La familia de la novia quedó afrentada y, llevándosela, abandonaron Lapenilla. Rodrigo consiguió su objetivo y se desposó con Marica, haciendo labrar la inscripción repetidamente por todas sus pertenencias. Hoy se pueden ver en el palacio que los Mur poseyeron en Graus"





"Las puertas, mira que te lo diré veces, el diablo debe encontrarlas bien cerradas"
"Las casas se protegían con ramo de olivo bendecido en su día. Patas de alimañas. Cruces labradas en puerta y ventanas. Flores de cardo, para que las brujas se entretuvieran contando los pelillos que tiene esa flor. Al ir a dormir ponían el badil boca abajo. También si se encendía la chimenea"



"...aquí se guardan pipas y toneles construidos "in situ", botos, guardacarnes, lagar, pilas pétreas para el aceite..."




"Hay que destacar la casa-palacio más antigua de la zona, la del señor de Lapenilla. Asienta formando conjunto con la parroquial, en la llamada Plaza de la Constitución- de la penúltima-. Abunda la piedra, fuera y dentro, en sus estructuras; bóvedas y portadas son de este material. Destaca la portada de acceso directo a la iglesia, hoy cegada, en cuyo dintel se grabó "Rodrigo ama a Marica" con caracteres monogramáticos góticos.  Sendos hogares encontramos en primera y segunda planta. Al exterior, a poniente, presenta vanos de factura gótica y una escalera exterior de piedra da entrada al ala destinada para escuela. En la primera planta y para iluminar la sala, presenta un ventanal de buenas proporciones con bancos en su luz. Debajo de la mencionada escalera se abre otra que, mediante estrecho pasadizo, desciende hasta las bodegas, calabozos según la "vox pópuli", donde vivían los servidores de la propiedad. El mismo año de la visita-1982- desapareció el dintel y la plaquita de la plaza citada. Imaginamos que hoy la ruina será casi total en esta obra que puede fecharse entre los siglos XVI y XVII"




"No pases mucho tiempo fuera del pueblo, las aves de rapiña pueden desquitarse con el odio y la envidia que les corroe y privarnos de nuestras rejas, las mejores. Son hábiles, hija mía, y en un descuido largo, como cuando vayas a las fiestas de la Santa Cruz (Clamosa),  pueden arrancarnos alguna de cuajo y ya sabes cuánto esfuerzo nos costó"



"De aspecto típicamente señorial, en la parte más alta se instalaron la casa del señor y la iglesia, formando cuerpo único; allí se trazó la plaza (de La Iglesia o de La Constitución, según la época), partiendo hacia el oeste una única calle- la Calle Única-, a la que abren sus puertas la mayoría de las casas, con algún tramo de callejón en túnel o libre. Algo alejada del conjunto queda casa El Pont"
"Las casas de Lapenilla:
Coscollar, El Pont, La Concha, Monclús, Pano, Plana, Ribera, Salamero, Sierra, Casa del Señor (escuela y abadía), Carlos"
Me llamaba la atención la razón por la cual en estos pueblos las viviendas tienen su propio nombre:
"El fundador de la casa le da nombre y solo se modificará la denominación por algún descendiente que alcance cierta celebridad o se dedique a un oficio, aunque muy raramente"




Vemos en esta fotografía que hay olivos, demasiado espigados, por tanto crecen sin cuidado. En Clamosa, en Trillo y en Lapenilla existieron molinos de aceite. El olivo casa bien con terrenos difíciles y se agarra con fuerza en los bancales. Además se producen cereales como trigo, centeno, cebada, avena, mijo y escaña. Existían viñas para el autoconsumo. La ganadería, gran sustento complementario, siempre contaba con ovejas y cabras, bueyes para los más favorecidos y burros para los menos, y aves de corral, además de arnas (colmenas) y la cría del gusano de seda, en menor cantidad.
Miramos a nuestro alrededor y vemos, además,  cajigos, pinos, almendros, monte bajo...Piensas en lo dura que debió ser la vida aquí, viviendas rodeadas por poca tierra cultivable, la fageta ese porción pequeña de terreno,bancales que de bien hechos resistirán los tiempos. Leña para el consumo, carboneo como un extra más. Recogida del espliego, aquí llamado espierlo, para fabricar esencias.
Se pescaba en el Cinca barbos, angulas, truchas, madrillas.
Algunas viviendas alcanzan a tener hasta tres plantas y falsa (más común en Trillo y Clamosa)




"Al exterior suelen estar lavadas y presentan portada de medio punto o cuadrangular sin decoración...Los vanos se presentan desorganizados en su fachada; se ven ventanas de todas las dimensiones, las más estrechas al norte, balcones y galerías solanas espaciosas...Las cubiertas más antiguas- ermitas y casas más viejas-son de laja, aunque todas las casas se retejaron a partir del siglo XIX, tras la creación de la tejería de Lapenilla, que tendría una actividad limitada..."




"En la planta baja encontramos patio abovedado en las más viejas o de techo plano, que conduce a través de la escalera a las plantas superiores. No faltan cántaros, aladros, cedazos, vasijas, escobizos, tablas de carne, yugos, amugas, argaderas, collanas...Allí se abren puertas hacia cuadras y establos, que también pueden tener acceso directo al exterior. Suele albergar el horno y la masadería, la prensa para uva, dentro o en la fachada, y , por supuesto el paso a la bodega..."




"En la primera planta tenemos el hogar típico de la zona, reducido y rodeado de bancos con alguna mesa abatible, recocina con fregadero y vasares, ambas piezas de escasa magnitud. Aquí se ubica la sala, la pieza más grande e importante de la casa, donde se recibían las visitas importantes y se celebraban los acontecimientos familiares y sociales: bautizos, bodas, entierros, fiestas patronales...Esta sala estaba amueblada por mesa grande con bancos o sillas, algún tosco "trinchante" o armario, alacenas empotradas y, a veces, hornacina o pedestal para el santo o virgen protectores y patrones de la casa...La segunda planta está dedicada, cuando existe, a habitaciones, alcobas, despensa, trastero, alacenas, trojes...
La falsa sirve de granero con trojes, secadero y desván. A veces hay también colmenas, conejares,etc...Se abre a la solana mediante vanos seriados..."




El cementerio, ya sin verja, junto a la iglesia.
Ya sin techar las casas, ya sin rejas las ventanas, ya sin puertas que nos abran y nos cierren. Un despoblado, muchas veces, es un cadaver abierto mientras se le practica la autopsia.




"Pensaban que si las gallinas cantaban como un gallo anunciaban la muerte de una persona.
Existía una cofradía de difuntos que tenía las obligaciones conocidas: cavar la fosa, velar, trasladar el muerto a la sepultura, misas de aniversario o "cabo d´año". Esta cofradía, ubicada en Clamosa, celebraba su fiesta para San Martín y los mayordomos debían organizar una comida en ese día, así como repartir el pan de caridad el Día de Difuntos.
Las familias llevaban cerillas a los altares, algunas todos los domingos, otras solo cuando tenían muerto reciente.
A los muertos se les trasladaba en el escaño cuando morían en el campo. Si era por accidente avisaban al juez, médico y cirujano, pues se practicaba autopsia, al menos desde el siglo XIX. Las ermitas se utilizaban en estos casos como depósitos..."




A la entrada del pueblo se encuentra la ermita de San Hipólito del siglo XVIII, de planta rectangular y bóveda de cañón.
Las fiestas patronales eran el 13 de agosto. 
Y el 7 de enero, San Julián.





Pero también se celebraban otras fiestas, comunes a los demás pueblos, algo que en la actualidad tiene continuación en gran parte de nuestra geografía.
 "San Antón (17 de enero) con bendición de animales.
San Sebastián (20 enero) con hogueras; la Candelera (2 febrero),en la que el cura repartía las cerillas torcidas en espiral que se guardaban para tormentas, partos difíciles y muertes.
También en febrero, San Blas, con bendición de alimentos para curar los males de garganta; Santa Águeda, fiesta de las mujeres. En marzo: el 25, la Virgen de la Encarnación, se hacían y comían crespillos (postre hecho con borrajas), para preñar las oliveras.
El Domingo de Ramos se bendecían las ramas de olivo y se plantaban en los campos, en la siembra, rezando un padrenuestro.
En la Pascua de Resurrección, se bendecían las casas para "sacar la cuaresma" y al cura se le daba una docena de huevos, más o menos por casa.
El 24 de junio, San Juan, en la que se "sanjuanaban" todos los pueblos en fuentes o barrancos. Se sacaban las ropas a orear.
En julio se dedicaban a las labores de recolección, limpieza y almacenaje del cereal.
El 13 de agosto, misa en la ermita y reparto de caridad.
En octubre tareas del campo.
En noviembre , el día 1 fiesta de "Todos los Santos": Visita a los cementerios y a las tumbas sitas en las parroquiales. En esta noche de ánimas, se encendían lamparillas en las capillas.
En Nochebuena, Misa del Gallo. En esa noche, mientras la misa, creían que las brujas se podían llevar a los niños o viejos impedidos que no habían podido asistir a los oficios"


"Hija, dime, ¿cómo está nuestro pueblo?
-Te diré como está Pano. Después, te prometo llevarte a Lapenilla"






Marzo 2015.

Dedicado, como acostumbro, a mi hijo, por los viajes compartidos en Huesca y por los que después ya no hizo y por el empujón decisivo que me dió para que viajase sola. 



Imprescindible: "Despoblados del antiguo municipio de Clamosa" de Manuel Benito Moliner. (Descargable en pdf. Dialnet). De lectura obligada, aquí solo he mencionado una parte, pero lo esencial, lo de cómo era la familia, su día a día, el porqué emigraron...debe encontrarlo el lector.





8 comentarios:

  1. Miguel Mesa Molinos14 de mayo de 2019, 8:33

    Amiga Rosa, me he leído detenidamente tu nueva entrada sobre LAPENILLA, que dicho sea de paso está en “donde Jesús perdió el mechero”, como se dice vulgarmente. Ya en serio !vaya trabajo que te has “currelao”!. Está bien documentado y tu ficción, esa compañera fiel que nos alienta… no tiene nada que envidiar al trabajo del fallecido Manuel Benito Moliner.
    Al contemplar los restos de las construcciones que vas exponiendo en tu trabajo, me fijo como han ido desapareciendo las partes que estaban soportadas por elementos más frágiles al paso del tiempo: p.e.j. las cubiertas que estarían ejecutadas con vigas, correas y tablazones en madera y que las termitas, la humedad o tal vez el fuego, han hecho que desaparecieran; pero en cambio sorprende como los arcos de medio punto de la bóveda de la nave central del templo mantenga aún en pie la cúpula (aquí la clave es la piedra fundamental).
    He disfrutado al ir contemplando en estos restos de construcción ejecutados con materiales del terreno, con el trabajo que desarrollaron los maestros albañiles con el estuco y los enfoscados sobre los muros de piedra y argamasa, que parece mentira que estén aun erguidos, si se puede emplear esta palabra.
    En fin, gracias por este nuevo trabajo que nos permite contemplar que buenos “obreros, albañiles, maestros y arquitectos” nos han precedido.
    Un abrazo y enhorabuena por esta publicación, en la que has puesto todo tu cariño.
    Tu amigo Miguel.

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    1. Me planteé escribir sobre Lapenilla como el cierre a una serie de entradas sobre pueblos que corren distinta suerte. Cuando busqué información y encontré el magnífico artículo de Manuel B. Moliner me di cuenta de que hasta ahora siempre me había equivocado por el hecho de viajar sin documentarme. Que no es lo mismo ver, que conocer. Compruebo que te ha impresionado la iglesia, a nosotros nos ocurrió igual, el equilibrio que guarda, algo más común de lo que te imaginas en los despoblados de Huesca, fue el que me hizo elegir Lapenilla como cierre y ejemplo de pueblo en ruinas. Cuando lamentablemente sus habitantes no tienen más remedio que cerrar sus casas, ni por un momento imaginan que todo quedará así. Creo que por ese motivo, en algunos rincones, quizás demasiados, me he encontrado con personas valientes que viven solas y siempre me decían lo mismo: "Si me voy, vendrán y se lo llevarán todo" San Julían resiste a pesar del pillaje, yo también me pregunto cómo. Y tu encuentras la respuesta, la maestría.
      Esta entrada no sería nada sin el artículo, solo puse la cámara a disposición de un pueblo que como tantos otros duele verlo en ese estado. Muchas gracias, de ti siempre se aprende, un abrazo.

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  2. No podía pasar desapercibida de comentarte en esta otra bonita entrada, por falta de tiempo no loe podido hacer antes,y tedigo que como todas preciosa orgullo de madre por esa conpaña de hijo con su madre, y a hora tu hijo estará muy orgulloso de esta madre maravillosa por recordarlas, y entretenernos a los que tanto nos gusta... Y por supuesto también la que leas dedicado a tu madre preciosas las dos entradas Rosa un abrazo amiga.

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    1. Gracias Paqui por seguir leyéndome, me motiva mucho a seguir, un abrazo.

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  3. La tristeza nos invade al entrar en Lapenilla y el abandono es el protagonista de este bonito pueblo con su iglesia, edificio en ruinas y otrora lugar de reunión de fieles. Tus textos nuevamente nos retrotraen y le dan vida a Lapenilla a la vez que nos coloca en el centro de su historia. El éxodo rural y la despoblación es hoy desgraciadamente un hecho tan real como casi inevitable, a menos que se hagan las políticas adecuadas para que este proceso no siga para adelante. Nuevamente nos sorprendes con esta entrada donde la nostalgia y el abandono se fusionan en una bella simbiosis que, como no podía ser de otra manera dedicas a tu hijo. Un fuerte abrazo Rosa, y muchas gracias por tu trabajo, que siempre es excelente.

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    1. Gracias Juan, lo mismo digo de tu trabajo en el blog "Desde Stromboli", donde recaen las cualidades que siempre has demostrado, por encima de todo, el crear, tú lo haces desde una idea y lo mío es mucho más fácil.
      Un abrazo.

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  4. Cuantas historias encierran esos lugares que en su día, estuvieron tan llenos de vida.Me sorprende el paralelismo,entre sus costumbres, su formas de celebrar fiestas y las que nos han contado nuestros abuelos.
    Las creencias y la religión, tenían mucho peso,pero a mi me parece que también seria una forma de matar el aburrimiento, reunirse y festejar tirando de santoral.
    Sorprende mucho las construcciones, si, pero no tanto si pensamos que entonces se tenia la cultura de la perpetuidad, perpetuar una vivienda,pensando en dejarla intacta a otras generaciones, perpetuar la especie; nada comparable a nuestra percepción del mundo de usar y tirar en el que nos vemos, de mejor o peor gana, inmersos hoy, y en el que solo cuenta, el aquí y el ahora.
    Creo que no eres consciente de lo que aprendemos y de lo que nos dicen tus imágenes y tu impecable trabajo.
    Gracias por tu esfuerzo.

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    1. Ahí está el problema, que no tenemos tiempo de mirar hacia atrás, hacia nuestros antepasados. Con cada muerte se va la oportunidad de sentarnos a su lado y escuchar. Hablamos por whatsApp, por facebook (aquí aún no he caído, por suerte) y dejamos de lado el teléfono, las cartas...Nos estamos distanciando sin darnos cuenta.
      No nos reconocemos, parece lejano, en ese banco en la plaza y, por ejemplo, la palabra "tertulia" suena extraña. Los hábitos que aprendimos de nuestros padres, creo que siguen intactos. El peligro no está ahí afuera, está en nosotros, en olvidar, en perder la integridad, en apartarnos de ese sentimentalismo que fue creciendo a la par que nosotros. Echo de menos, por ello, mi infancia; por encima de todo a mi madre, a mis abuelos. Precisamente esta entrada tiene retazos de mi abuelo paterno, ese hombre ya anciano y casi ciego que me pedía que le llevara a su otra casa, porque quería tocar las paredes, buscar grietas; cuando las encontraba volvía a hacer pasta, con esa memoria del trabajo que tanto has querido, y arreglaba lo que sus manos, a través de las mías, notaba. El murió y esa casa aún sigue en pie. Qué triste es olvidar. Por él y por gentes que como él hicieron posible que muros, pozos, fuentes, iglesias...sigan aún en pie, merece la pena ir rebuscando entre los caminos que hice aquellos donde aún se palpe la nostalgia.Muchas gracias por tu educativo comentario, un abrazo.

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