miércoles, 25 de diciembre de 2019

UN CUENTO POR NAVIDAD.



He vuelto a la casa, con paso indeciso he atravesado la calle y me he contemplado ante su puerta. El corazón latía fuera de sitio, eso limitaba mi decisión, me debatía entre seguir o huir lejos.



Tuvieron que ceder las pesadas puertas para que el ingente chirriar me devolviera a aquel momento, a aquel día cuando...





Las puertas siempre deberían permanecer abiertas. 




"Yo viví aquí. Y aquí pasé mis últimas navidades.
Cuando la casa ya iba perdiendo su identidad, cuando las habitaciones se fueron vaciando como los andenes sin viajeros, como las generaciones y sus eternas preguntas,¿qué haremos?"




Quiero, amiga mía, que me vuelvas a ver, para devolverle el sentido al arrepentimiento, para que el pesar no nos hunda en un abismo ineludible.



Esa luz tenue que nos irá acompañando en cada estancia nos hará interiorizar más si cabe lo que aquí sabemos que sucedió.



Cuando desapareciste, cuando te hicieron desaparecer, no tuve valor para regresar. Me fui dando tiempo, largándole espacios de tiempo al propio tiempo, diciéndome que esto ya lo haré mañana y así sin saber cómo , pasaron los días, los meses, los años, y todo fue cogiendo un tinte melancólico que ablanda la dura pena hasta difuminarla en nuestros recuerdos, obviando la vigilia que entrecruza nuestros destinos.
Te busqué entre las columnas como si fueses trazos de lápiz que sustentaran mi memoria.
Al fondo apareciste o quizás vi que aparecías. 
O puede que prefirieras seguir escondida, refugiándote en la intimidad que nombra al silencio.
A mí me lo parecía, que no hay silencio que no nos hable, que no hay dolor que se detenga.



Hoy, amiga, me hago acompañar, para eludir la soledad, por Quevedo, el artista en su Torre, el escritor fuera de su celda. ¿Recuerdas cómo nos gustaban sus versos?



"La soberbia nunca baja de donde sube, pero siempre cae de donde subió"




Todo permanece invariable a pesar de los años y sin embargo tengo la intuición de que algo me sorprenderá. Ocurre igual que cuando abres un libro de tu vieja estantería, ni siquiera recordabas que lo tenías, y dentro te encuentras con una lámina, un sobre, un recordatorio, una nota...Un aviso.




Y es que antes nos dejábamos sorprender por cualquier cosa...
"Que va, es que antes no teníamos ni tan siquiera cualquier cosa.
Cuando llegué a la casa, esta ya estaba vacía, como yo, ambas vagábamos por las habitaciones intentando evitarnos, cada cual buscaba su propia soledad, obviando la de la otra. No nos conocíamos, ni tan siquiera en los tres años que compartimos, ni una sola vez, ni tan siquiera una sola vez intentamos aventurarnos"




Recordarás cuando imaginábamos que cada casa cerrada, abandonada, sellada, podría contar con algún espectro que vagaba por sus habitaciones, que podría salir de la escalera o escapar del espejo. Era esa otra realidad que nuestro cerebro empujaba a ser real.




Lo de mirar siempre al suelo era como se expresaba nuestra propia timidez. Nos reprochaban que no tuviésemos conmiseración. Era exasperante a veces comprobar que nos atribuían tan pocas cualidades como tantas limitaciones.




Al crecer dejas de imaginar y un buen día descubres que no existen los fantasmas, porque ya no sientes miedo. 
De niña convenía contigo en que las penumbras eran las puertas desde donde accedían los espectros.
¿De dónde vienen los monstruos?
¿De atrás, de delante?
"No vienen, simplemente están"




Las lámparas también daban mucho juego. ¿Lo recuerdas?
Nada de cerillas en los bolsillos, dejemos que la tenue luz nos guie.




Creíamos ver, con febril alerta, que enfrente algo nos miraba.




Vete a saber si ese óxido del fondo puede ser sangre.
"Sí que es sangre, no se puede borrar la mancha, las cicatrices tampoco pueden ser eliminadas. La pena, la amargura, la desesperanza, tampoco"




Las puertas y los espejos nos intimidaban.
"Ellos me sustrajeron"
Evitaba mirar mi reflejo.
"Yo lo vi"




"Cerrar podrá mis ojos la postrera 
sombra, que me llevare el blanco día
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera.

Mas no desotra parte en la ribera

dejará la memoria en donde ardía:
nadar sabe mi llama la agua fría
y perder el respeto a ley severa.

Alma a quien todo un Dios prisión ha sido,

venas que humor a tanto fuego han dado,
medulas que han gloriosamente ardido,

su cuerpo dejarán, no su cuidado;
serán ceniza, más tendrán sentido:
polvo serán, mas polvo enamorado"




Y todo esta ilusión provenía de los cuentos que leíamos o quizás fuese el cine nuestra fuente inagotable de terrores, siempre nocturnos.
A la luz del día el mal desaparecería.
"No seas vulnerable a los prejuicios"




"No podrás entender que la penumbra es hostil, contagia y opera engendrando miedo. En ella habito, con ella discuto"



"Y que a pesar de que la fe puede sacar espinas, no encuentro consuelo pues ya no entiendo del orden que regía mi mundo"




"Te escogen, te miran y te abrazan. Sin saber que de ese abrazo no podrás escapar jamás"




"Encerrada estuve durante meses, encerrada en la margen de un río que no cesa de crecer. Desde la otra orilla nadie podría venir a salvarme, la corriente todo se lo lleva. ¿Por qué no salté cuando presentí el impacto?"




"Hemos vagado como almas en pena por estas orillas en penumbra, la luz encendida de las mañanas, la luz dormida cada noche. El viento tililando las contrapuertas.
Éramos desasosegadas almas en pena que intentábamos no mezclarnos porque cada uno debe llevar a cuestas su propio castigo"




"Hemos llegado tarde a donde nunca te dan la hora, superando sin avanzar las penumbras que se ciernen sobre cada uno de nosotros, porque no podemos permitir ser vistos, ni escuchados...Pues sentir se extingue cuando ya no median las palabras, los conciertos, cuando los abrazos se desvanecen, los sueños no se recuerdan o los libros no pueden ser abiertos"




"Somos la sombra en la sombra y la mentira que no se desmiente"




"¿Cómo puede morir de repente quién desde que nace ve que va corriendo por la vida y lleva consigo la muerte?"



"Igualmente. La vida es un tránsito, escapamos de la ignorancia para caer en el olvido"



Nemotecnia amiga, creo que así se llama. Un catálogo tan extenso que algo se ha de perder en el camino. Es lo que utilizo para recordar cómo he de salir del laberinto.



"Venus y Afrodita, Minerva y Atenea...
He olvidado mi nombre"




Nos asfixiábamos dentro, ¿lo recuerdas? El patio nos devolvió el color.



"Lo recuerdo"
Y me dirás con razón cómo te dejé olvidada. En qué momento me atrapó el desconcierto.
"No te lamentes, ocurrió porque así lo engendró el destino. Piensa que aprendemos a base de errores, escribimos porque nos inquieta aprender a leer, y leemos porque queremos ser otros, nunca estamos a gusto con lo que somos"
Amiga, donde quiera que estés, admito que desespero por no obtener respuestas.
"No hay vuelta atrás. No puedes verme en la imprecisión de una mancha"




"No puedes verme porque no entiendes que los sucesos se repiten periódicamente una y otra vez, y porque has de estar ahí en el justo momento en que nos crucemos, cuando la casualidad deje de apresarme, cuando rememos hacia la misma orilla, cuando te quedes a solas y no lo sepas, mientras tanto yo estaré aguardando que alguien me vea y por fin detenga lo inhumano que me sepultó"
Necesito revertir el tiempo.
"No puedes"
Sé que estás ahí, ojalá pudiese eliminar los pasos dados, retroceder y no equivocarme, ojalá...
"No..."



A Vega que nos mostró el encanto de esta casa.



Diciembre 2019.

Una ficción en la casa de los Frías. Torre de Juan Abad. Ciudad Real.



6 comentarios:

  1. Esta nueva entrada ha supuesto una gran y agradable sorpresa, puesto que a través de esta casa, te integras en la ficción, donde te mueves como pez en el agua. Un cuento, un guion cinematográfico espléndido que nos hace pensar, reflexionar y nos aboca a intentar descifrar el misterio que habita o que un día habitó en las bonitas habitaciones de la casa. Y es que siempre, entre las paredes que cobijaron vida quedan restos del espíritu de los moradores. El reencuentro con la casa sin embargo, no significa el reencuentro con ella, aunque presintamos que puede estar en cualquier lugar. Nos queda sin embargo la inquietud que cualquier gran cuento de fantasmas nos deja tras su lectura, y el deseo de que sigas en este nuevo camino que has abierto por Navidad, donde prima tu imaginación con tu maravillosa narrativa. ¡¡Un fuerte abrazo!!

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    1. Ha sido solo una incursión por estas fechas que ya sabes que nada me gustan, pero que siempre han estado unidas a los cuentos, a los que nos contaban y a aquellos que eran los únicos y mágicos regalos que recibíamos por Reyes, además necesitaba mostrar esta bellísima casa que Vega, encargada de la Casa Museo de Quevedo, también enseña con esa amabilidad y experiencia que tiene ante el público. Imaginar solo es secundario y cualquiera puede dejarse llevar por la libertad de crear historias donde nunca puede que existieran. Serían otras, que a día de hoy se desconocen pues muy poco se sabe de esta formidable vivienda. Muchas gracias, un abrazo.

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  2. No conocía yo de esa casa de los frías, que has sacado esta entrada, qué te ha dado mucho de si y le has echado esa imaginación de la Navidad, aunque no te guste como tú bien dices dices, que ya somos dos te ha quedado genial un abrazo.

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    1. Está muy cerca del ayuntamiento. Si alguna vez visitas la interesante Casa de Quevedo, que enseña Vega, con su buen hacer y simpatía, pregúntale por la casa. Gracias y un abrazo, amiga.

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  3. Gracias por seguir dando voz a lugares "vacíos" , por mostrarnos ese lugar tan hermoso y deleitarnos con el soneto de Quevedo que más me gusta.

    Un fuerte abrazo.

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    1. Gracias amigo poeta, por seguir dando forma a las palabras que con tu tacto se vuelven sonoras y hermosas. Un abrazo.

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