Ayer cuando de nuevo, como cada año, regresaba a Riópar el Viejo para esa cita otoñal cargada de flores, desde el 2003, reparaba en que nunca me había detenido a fotografiar todas las tumbas con fecha anterior a los años 60. Reparaba en ello y a la vez lo relacionaba con la inmensa tristeza que transmite el sentir cada mañana en la radio el número de fallecidos. Me preguntaba si tendrían nombre y apellidos, cómo sería su vida, su familia, sus inquietudes...Y en ello estaba cuando decidí dejar hoy constancia de los que reposan en el cementerio viejo que, con toda seguridad, algunas ya son casi ilegibles, el tiempo irá borrando las letras que les rememoran y porque quizás alguien se pregunte dónde reposan los restos de sus familiares. Si la muerte arrancó presta los años de vida por lo menos que sepamos que tenían nombre y que descansan en un lugar tan increíblemente hermoso como este.
El tiempo no puede borrar los recuerdos.
No mostraré aquellas que no son tan antiguas, solo con un ligero alzado, como esas nubes que sobrevuelan plácidamente las múltiples expresiones de la sierra.
"El niño Antonio Tomás Victor Ball Gómez.
Subió al cielo el 21 de abril de 1892"
"A la memoria de Dª Encarna Cabezuelo Navarro. Falleció el día 18 de julio de 1928 a los 62 años de edad.
Tu esposo e hijos no te olvidan"
Esta zona es la más elevada del cementerio, ubicado en el interior de la fortaleza, de origen árabe, del pueblo. Las generosas vistas se llenan de montañas.
El otoño deja sus tintes a tono con algunas cruces...
Tengo que rebuscar en los archivos, allí donde todas tus letras estaban presentes. ¿Veis cómo se borran los detalles que formaron parte de la vida?
Se hace patente que este verano ha sido más seco.
El anonimato extiende su mano por algunas tumbas.
"Isabelino Garrido Muñoz falleció el dia 27 de junio 1939 a los 44 años de edad.
Su esposa e hija no le olvidan"
"Gregorio Garrido Aguilar, el año 1924 a los 87 años.
Cándido García Garrido, 28 de agosto 1924 a los 5 años"
"Faustina Larrosa Valdelvira subió al cielo el día 16 de marzo de 1903 a los 3 meses de edad..."
"A la memoria de D. Miguel Soria Moreno. Falleció el día 28 de julio de 1885.
Sus amigos le dedican este recuerdo"
Fue aquí, sobre esa roca, donde un petirrojo se me quedó mirando, creo que nos reconocimos inmediatamente.
Este día no me adentré por tus sendas, sin embargo, en el camino de vuelta, pasé a ver la aldea de Zapateros.
Para cada viaje, una reseña.
"Estefanía Larrosa falleció el 18 de setiembre 1881.
A los 10 años de edad"
"Vicente Galindo Ruiz.
Falleció el día 31 de mayo de 1888.
Su desconsolada esposa e hijos le dedican este recuerdo"
"Aquí descansan los restos de Francisco Galindo y su esposa María Antonia Ruiz ...que fallecieron el 1º el 28 de...de 1889 y la 2ª el 6 de abril de 1890..."
"María Antonia Galindo Albarez subió a los cielos el 30 de junio a las once y media de la mañana a los 8 meses de edad. Sus desconsolados padres y hermanos le dedican este rrecuerdo"
(Solo me permito la licencia de acentuar, las letras están tal y como se escribieron, no las considero faltas de ortografía, son tintas indelebles que surgen de la emoción)
"...el día 8 de abril de 1890"
"Modesto Díaz Gil. Falleció el 23 noviembre del año 1945.
Tu esposa e hija no te olvidan"
Conforme avanzo, paralelamente y en la distancia, en la senda, me voy dando cuenta que a lo largo de los años quien realizara las placas ya no era el mismo, o las modas cambiaron, no sé. Lo cierto es que el buen trabajo hecho en las más antiguas permanece imperturbable. Y es que donde tanto hubo, Riópar y sus Reales Fábricas, algo queda.
"Dª Juliana?...falleció el 1º de marzo de 1821 a los 67 años de edad.
Sus desconsolados hijos y nietos le dedican este recuerdo"
No pienses que me he ido si algún día visitas mi tumba no llores, solo imagina que que estoy durmiendo.
ResponderEliminarTe visitaré con el alba te abrazaré con el viento,
Te besaré con la lluvia y cantaré para ti en silencio.
Nunca pienses que me he ido,
Porque entonces....
Entonces si habré muerto.
Viene muy bien para la entrada que has hecho en un día tan especial cómo es el día de los Santos, como bien dices seguro que visitaste con el alba el cementerio, es bonito recordar las tumbas más antiguas pero a la vez muy triste, tengo que reconocer que vales para todo porque yo no iría, me causa mucho respeto los cementerios un abrazo Rosa.
A primera hora de la mañana, así vengo haciéndolo desde hace 16 años. Precioso poema. Muchas gracias amiga.
EliminarGracias por rescatar del olvido a estas personas y por cumplir los ritos cada año.
ResponderEliminarGracias a ti siempre.
EliminarEs difícil leer esta entrada sin tener anudado el estómago, pero la belleza de las palabras e imágenes ayudan a entender que la muerte forma parte de la vida y se le vence recordando. Un abrazo.
ResponderEliminarLa muerte sigue reciente en vuestras vidas pero también el inmenso regalo que tuvistéis con su incomparable compañía. Un abrazo.
EliminarEstamos en este mundo de prestado. A pesar de que a mucha gente no le gustan los cementerios, no dejan de ser un destino al que inevitablemente estamos predestinados. A mí me gusta verlos como un lugar de meditación y recuerdos, donde se acumula el cariño y respeto por los que ya no están. Algunos, como este cementerio de Riopar Viejo, rezuman testimonios del pasado, de historias desconocidas. Memoria de los desaparecidos en un entorno incomparable. Gracias Rosa, por este bonito reportaje.
ResponderEliminarSiempre he paseado por los cementerios desde pequeña, así que para mí era algo más que un ritual llegadas las fechas. La primera vez que visité Riopar el Viejo sólo vivían dos personas, si no me falla la memoria.
EliminarCon cada visita he aprendido a mirar, es curioso que cada año encuentre una nueva tumba. Y seguramente hay más bajo el manto de vegetación que tapiza el castillo.
Gracias por su comentario, un saludo.
Muy emotivo, como siempre, y Riopar precioso. Disfruto mucho con tus rincones albaceteños, algunos ni los conocía, y siempre les añades tu impronta. Lo dicho, esperaré el siguiente. Gracias
ResponderEliminarSiento una especial predilección por Albacete y siempre que puedo voy para allá porque, entre otras muchas cosas, tiene mucho en común con mi Jaén y allí me siento de maravilla. Muchas gracias por su comentario. Un saludo.
EliminarUna entrada que conmueve desde el mismo momento en que comenzamos a pasear por entre las tumbas de todos aquellos que una vez fueron y que hoy, solo quedan, además de sus restos, sus lápidas e inscripciones (algunas a medio borrar por el paso del tiempo y otras, borradas totalmente), pero al menos están ahí, intentando mantener su identidad. Muchos aún, por desgracia, aún no la tienen. Tus fotografías, y tu lírico y melancólico texto nos hacen plantearnos la eterna cuestión: lo efímera que es la vida y lo importante que es disfrutar de las cosas sencillas que nos rodean, como la belleza de Riopar el Viejo. Enhorabuena por la entrada, y un abrazo!!
ResponderEliminarNo es fácil explicar lo que es Riópar el Viejo, por supuesto que hay que ir. No lo olvides, muchas gracias, un abrazo.
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