"Los hombres se hacen, las montañas están hechas ya"
Miguel Delibes.
Hoy nos vamos a caminar por la microrreserva del Estrecho del Hocino, uno de los lugares más fascinantes que haya visto jamás. Durante dos kilómetros entrarás a otra dimensión, al vértigo que genera el desfiladero, río, crestas montañosas...la luz y el color hacen el resto.
¿Cómo llegar?
Salimos de Reolid en dirección a Salobre, tras una de las numerosas curvas con las que disfrutamos en ese trayecto que nos llevaría a Riopar, nos encontraremos un desvío a mano derecha que nos posiciona de nuevo hacia Reolid, 4 kilómetros, creo recordar, pone el indicador. Nada hay, al inicio, que nos muestre que allí se localiza esta maravilla pero no hay pérdida posible. Enseguida acertaremos a aparcar, en la margen izquierda (no hay señalización pero tampoco es un problema) e iniciaremos nuestra ruta por esta carretera local que, cortada a vehículos, nos adentra en el Hocino.
Y a partir de ahí una ruta lineal en la que la luz juega directamente con las rocas. Durante casi todo el recorrido iremos acompañados por el río Salobre y su constante rugido, abriéndose paso entre crestones arropados de vegetación hasta límites insospechados.
Una ruta donde una naturaleza exuberante nos estremece desde el principio.
Si algo puede acallarnos es este intenso recorrido donde todo te emociona.
A paso lento entra la luz, entra al visitante.
Este caudaloso río, el Salobre, nace en el Puerto de las Crucetas. Atraviesa Salobre y el Estrecho y va a reunirse con el río Guadalmena.
Busquemos ahora, en una de las numerosas paradas en las que nos sentiremos fascinados, lo que dice la página: Áreas protegidas de Castilla la Mancha, sobre ti:
"El Estrecho del Hocino se localiza en el sector occidental de la provincia de Albacete, a ambos lados del desfiladero formado por el río Salobre, a su paso entre los cerros del Hocino o de la Navaza. Desde el punto de vista geológico, el Estrecho del Hocino constituye un inselberg o monte isla formado por materiales de carácter ácido del Paleozoico, que se encuentran rodeados por materiales Mesozoicos correspondientes a la unidad geológica del Prebético externo..."
El vértigo será nuestro guía, el espíritu del Estrecho es tan real y abrumador como un barco a la deriva.
"La formación vegetal dominante es un coscojar de Quercus coccifera con enebro, de cobertura variable y salpicado de roquedos y canchales cuarcíticos, que caracterizan la fisionomía general del paisaje del Estrecho. Por último, destacar la presencia de saucedas y alamedas en la ribera del río Salobre, hábitat de protección especial incluido en la Ley 9/1999, por su importancia para la diversidad botánica y faunística de la zona"
Es un paisaje en constante cambio debido a la luz, hipnotiza hasta tal modo que te detiene en cualquier encuadre, te impide seguir, te atrapa en la realidad de la ilusión.
Al llegar al cortijo del Hocino el ímpetu de la naturaleza parece detenerse. Hemos salido del Estrecho con la firme convicción de que necesitaremos entrar de nuevo.
Lo único que nos separa del impulso acometido se ve ahora contrarrestado por la planicie de una era que en su día hizo su trabajo.
A nuestra izquierda el río se va perdiendo, me parece oirle aullar, por última vez, cuando roza los paramentos de la alameda.
Camino hacia delante hasta llegar al balneario de la Esperanza, podría seguir y llegaría hasta Reolid, pero la inquietud que genera esta ruta me devuelve a los abismos del Estrecho.
Tanto al inicio como al final del Estrecho, veremos este cartel, pues depende de cómo decidamos iniciarla.
"Por otra parte, el interés botánico del Estrecho del Hocino radica en la presencia de una de las dos únicas poblaciones puras conocidas de la crucífera Coincya rupestris subsp. rupestris, endemismo albacetense de comportamiento rupícola y subrupícola, protegido dentro de la categoría de máximo riesgo tanto a escala
regional, como estatal y comunitaria. Las comunidades situadas en los biotopos rocosos esciófilos silíceos del Estrecho, hábitat de protección especial incluido en la Ley 9/1999, y los herbazales que se establecen en su base, son las zonas donde se desarrolla Coincya rupestris, quedando enmarcadas dichas comunidades en el dominio del encinar silicícola"
"Llevadme por piedad a donde el vértigo
con la razón me arranque la memoria..."
Bécquer.
El regresar por el mismo camino te permite verificar que la luz juega contigo, con la roca, con el bramido de la corriente, intentando limar cuencas.
La luz en ese perpetuo juego imprime a la roca una grandiosidad difícil de calibrar.
"Y entonces, tengo la naturaleza, el arte y la poesía, y si eso no es suficiente, ¿qué es suficiente?"
Van Gogh.
En verde, nuestro sendero.
A Reme Madrid en su reinicio de andaduras.
6 de febrero del 2022.
La montañas ya están hechas, pero tus pasos y tu lucha para darlas a conocer las hacen dichosas. Un abrazo
ResponderEliminarGracias, tus palabras siempre elevan el camino recorrido, un abrazo.
EliminarNo hay nada que se te resista ni camino ni carreteras estrechas, no sé qué es lo mejor si la fotografía o el texto nos quedamos con las dos cosas pero en esta entrada la fotografías son preciosas un abrazo.
ResponderEliminarEs el lugar el que es precioso. Siempre que puedo me acerco y desde muy cerquita es posible hacer tantas rutas como senderos se abren por esta maravillosa sierra. Muchas gracias, un abrazo.
EliminarQue bonito cuando dices que casi todo el recorrido te acompaña el río salobre con su rugido, a mí me encanta cuando siento escuchar correr el agua de la naturaleza eso es vida espectacular entrada un abrazo.
ResponderEliminarAquí ya van cargándose los arroyos, es lo único que tenemos, pero verlos correr nos da esperanza. Un abrazo.
EliminarUn lugar mágico, sin duda y unos recuerdos de un día inolvidable. Muchas gracias por enseñarnos tantas cosas. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias a ti, siempre. Un abrazo.
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