jueves, 22 de noviembre de 2018

NOVIEMBRE SE QUEDA...




Noviembre se agita como nosotros, igualmente, con la cadencia de cada hoja que esparce el viento. Noviembre lleva el otoño calado hasta los huesos. 
Noviembre...
He olvidado que llovía y sin embargo mi paraguas iba conmigo, no ha insinuado nada, ni un tropiezo, ahora hace de bastón, quizás le guste más esta definición.





No es cuestión de hacer interpretaciones sobre cada particular otoño pero a mí me da que el colorido es de una total entrega.





Cada hoja, cada una, precede al camino, le vuelve sensible, determina su inclusión en esa gama de sentimientos que afloran una vez concretado noviembre.





No podía faltar ese toque de enigma que transmiten las ermitas, porque sus piedras, pilares tallados, cantos de ríos ahogados, son los que perduran cuando la tradición oral hace aguas.
Pero busquemos un cartel que nos aclare que encontraremos aquí:
"Al sur del pueblo, a una distancia de una media legua se encuentra la ermita de Mairena, reconstruida sobre los muros de la original y dedicada al culto cristiano en los últimos años del dominio visigodo.
Este ermita está enclavada en un reducido y fértil valle, a sus pies una fuente de agua cristalina que da fecundidad a los terrenos que la entornan, lugar de justo equilibrio para descansar y encontrar la belleza natural.
Otro de los encantos para aquellos interesados de la arqueología es la aparición, en diversos puntos de Mairena, de restos de edificaciones, basas de columnas, ánforas, monedas y otros vestigios. En la zona del Moral se han encontrado hachas pulidas, llamadas por los lugareños "piedras de rayo", en poblado neolítico.
Cerca del pueblo, en las eras, se descubrieron sepulcros cavados en la roca, cuyas momias aparecen puestas de lado y con el rostro hacia Oriente, que evidencian pertenecer a la aljama judía que habitaba en diversas villas del Campo de Montiel"






Piedras de un dios al que acaricias desde la alejada sombra de una infancia de devotas promesas, ahora ligeramente desapercibida pero recuperada como la impronta de un resquicio que blande a la piedra como si fuese herida por cuchillos desafilados.





Y mientras tanto te topas con la soledad de un caballo solo...





...o la soledad de un conjunto de olmos huérfanos de la firma de Machado.






Te emocionas con la amarilla luz del almez desnudándose.





O la terquedad del fresno por dejarse vaciar cuando aún  se estrechan hojas con tallos, omitiendo la temporalidad del otoño.





Noviembre también es un álamo altivo, de vuelo indisciplinado, corredor de fondo de solícitas sendas.





La iluminación brutal e inacabada que rasga el cielo de la tierra con olivares de savia perenne, también machadianos.





O la estrella de Belén sin atisbo de navidad.





Acaricia noviembre, interpela con preguntas que quedan sin contestar.

"...Hoy se agolpan recuerdos del ayer
que me paralizan en éxtasis,
como si quisiera tocar lo impalpable,
lo ausente, lo irremediable, lo intangible.
Parece que mis manos recogen
pedazos rotos esparcidos e insolentes.

Todos los tiempos son extintos
aunque hablen cicatrices
en la memoria impoluta de un presente..."

Pilar Segundo.





Una y otra vez las mismas.
Porque en el ciclo de la tristeza
la pena no se detiene.





Cuántas hojas dejamos emborronadas y arrinconadas , exasperadas, con punto de partida pero sin final, sin asunto, vacías como los días que dejamos pasar sin alicientes.





"Llueve,
detrás de los cristales, llueve y llueve
sobre los chopos medio deshojados, 
sobre los pardos tejados,
sobre los campos, llueve..."

Antonio Machado.






Con imprecisa noción de ser escritor de mediocres relatos  porque hoy estás aquí, pero...¿y mañana?





"...Pintaron de gris el cielo
y el suelo 
se fue abrigando con hojas,
se fue vistiendo de otoño.
La tarde que se adormece
parece
un niño que el viento mece
con su balada de otoño..."

Antonio Machado.





¿Lo ves ahora? Las distintas estaciones comparten un cielo, cargado o no de nubes, bajo él vamos caminando...





Sobre él las estrellas simulan copias de capítulos de una obra llamada "Noviembre"





Y entre nogales, encaramado el petirrojo, juega a elevarse por encima del torreón.






La flor del té se duplica por los huertos naufragando entre islas de barbecho.





Pero también noviembre es reencuentro, un fugaz y reiterado reencuentro con la pérdida.





Un agotador suspiro, un diálogo inacabado.
Un punto y aparte donde no seguimos, donde nos dejamos estancar, donde flota lo que no dijimos, donde habita el "no olvido"





Un noviembre que llora...





...porque la lluvia, llanto de nubes, se decanta por arribar a buen puerto.





Y comprendes que el regalo que no hicimos, el cuadro que se quedó sin terminar, el texto que dejamos a medias, ya no son una excusa más.





Acabará el otoño y la delicada fisonomía del cielo nos irá hostigando con esos amaneceres que pronosticarán nevadas, que preceden al invierno, a la prieta soledad de caminantes sin destino.
Será el punto de inicio para adentrarse en el recogimiento de la lectura.



EPÍLOGO: LO QUE VENDRÁ.





Mientras, sí, mientras tanto, al declinar el día deliberadamente perdido porque la lucha se apaga, alguna mañana podremos escapar para imbuirnos entre la lectura que permite caminar por la historia, para volver a sentir apego a esa sabiduría que solo nos pueden dar los libros. 





Porque la piedra nos revela mucho más que una hoja en otoño.





Y permitiremos que los símbolos penetren allí donde nuestra inquietud parecía desamparada.





Aprenderemos de los caminos que llevaban a Roma...
Laminium (Alhambra) alargaba su larguísima sombra hasta Marimana (Mairena).





...y de los puentes que vadean las corrientes que fundamentan la base de la historia.
Conocer que se cambió el curso del río Jabalón y que hoy este puente de Triviño de origen romano ya solo ve el agua de la lluvia.





Porque seguir un mismo camino...Ahora en la vega de Almedina...





...y atravesar un mismo puente...





...no nos hará mejores, pero conseguirá que descifrando el pasado podamos apartarnos de tanta tecnología que invade nuestro mundo.
Quizás retroceder para luego avanzar sea más generoso que permitir que nuestro hastiado tiempo se balancee, con desusado equilibrio, entre la ignorancia y la información alineada.
Porque seguir los caminos, recuperarlos, marcándolos, nos haga sentir que el pasado es la basa de esta columna llamada presente.


Octubre-noviembre 2018.


A Pilar, Carmen, Josefa, Juani, Gabriela, Petra, Marina, Felisa, José Antonio, Gema, Reme, Leonor, Rosa y Santiago.
A Luz María por hacerme recuperar el interés por la arqueología.
Y sobre todo a Cari, nuestra fisioterapeuta, nuestro nexo de unión, nuestra reparadora, una gran persona, una gran profesional. Gracias.














10 comentarios:

  1. Rosa,es la primera vez que te leo. No tengo palabras para elogiar tan hermoso relato. A medida que iba leyendo sentía sentirme una mariposilla adentrándome en esa naturaleza que tú disfrutas tanto. Sólo puedo decirte, enhorabuena, escritora.
    Un abrazo.

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    1. Gracias Pilar, no fue hasta el último día que compartimos en rehabilitación que nos enteramos de que a las dos nos guiaba esa inquietud por escribir. En mi caso, este diario de viaje; en el tuyo, esa poesía que te sale del alma y encandila a quien te escucha recitar, no lo dejes nunca, no permitas que la enfermedad menosprecie tu arte, sigue adelante, volveremos a vernos. Un abrazo.

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  2. Amiga Rosa, después de leer y contemplar las fotografías de tu entrada, los meses de espera han merecido la pena.. ¡Toma ya! Cualquiera diría que estamos en los Campos de Montiel. Para que luego digan que en la Mancha no hay belleza e historia. Siempre que voy a hacer una fotografía de un paisaje me lo pienso, pues la belleza que contemplan mis ojos luego no se plasma en el papel, al menos a mí, pero tú si lo has conseguido en esta espléndida colección de fotos que nos regalas ¡Enhorabuena! Termino con un refrán: “Bendito mes que empieza con los Santos y acaba con San Andrés” Procura que la próxima no sea para la primavera !pxf!como dicen los modernos. Un abrazo.

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    1. Amigo Miguel, la belleza está en cualquier parte, solo hay que saber mirarla, desde lo más grande a lo más pequeño. Sigue tu camino y muchas gracias por hacerme partícipe de ese trocito de verea donde pude comprobar el porqué la trashumancia no se perderá jamás. Un abrazo.

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  3. Admiro ese paraguas viajero y solitario, que va sin manos directoras por los caminos de noviembre, como si su dueño ausente quisiera que tuviera vida propia. Gracias, Rosa Cruz, por esta nueva entrada tan llena de bellezas otoñales. No dejemos que pase un día sin alicientes, de estos hay tantos...

    Saludos

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    1. Este paraguas que me acompaña sabe ya tanto de caminos como yo, cualquier día se me independiza y me deja, pero mientras tanto me siento arropada en esas largas horas donde no encuentras a nadie. Esta entrada está completa con secuencias de distintos días, se me hace difícil el caminar pero cada mañana busco ese aliciente que se encuentra donde menos te lo esperas. Gracias por tu comentario.Saludos.

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  4. Bueno Rosa ya te estaba echando de menos, pero por las circunstancias que ya sabemos no podía ser chapó una vez más como reflexiónas todo el mes de noviembre, aún que este mes no es de mis favoritos pero me lo has echo especial,como le das un poquito a cada palo del otoño, 🍁y al mismo tiempo un poco de nostalgia.
    Yo te digo a merecido la pena esperar,como siempre te digo ami me ha encantado y las fotografías. El toque que ahora Le das con la música es especial y en cima el día de la música, Santa cecilia mi enhorabuena, ole por ti ánimo y un fuerte abrazo y a por otra, simprisas porque se lo que hay, poquito a poco pero sin pausa😘

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    1. Sabes que te admiro por esa fuerza de voluntad que demuestras ante la vida día a día, nunca olvidaré tu apoyo, un abrazo.

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  5. Noviembre se enreda en la melancolía que nos describe tu bellísimo texto y que, sumada a la que ya es propia del otoño, nos sumerge en un universo de sentimientos impregnados de los colores que marcan las hojas de los árboles en estas fechas. Tu narrativa es la música que acompaña a las preciosas imágenes que logras captar con el objetivo único de tu arte. Pero, por si no fuera bastante, nos regalas para finalizar más música, la de Ennio Morricone, con una magnífica composición que parece haber sido creada en exclusiva para esta entrada, que nos sacude por dentro a golpe de sensibilidad. Noviembre se queda, mes de lluvias y de ausencias, de despedidas y de emociones que afloran imparables. Pero noviembre nos brinda también la posibilidad de continuar nuestro camino sin empeñarnos en alcanzar quimeras, saboreando los minutos sinceros que suceden a nuestro alrededor y que tan gratificantes son. Ya estamos en diciembre y el invierno está a las puertas, pero este noviembre ha marcado el otoño como el viento barre las hojas que los árboles le entregan como ofrenda del tiempo vivido. Sigamos, pues tras el invierno llegará la primavera. Muchas gracias y enhorabuena por esta nueva entrada y un abrazo muy fuerte.

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    1. Nunca mejor dicho, mes de ausencias. Nunca olvidaremos a nuestro amigo Antonio que cerró este mes que se queda grabado en nuestra memoria, parece como si el otoño llegue a su plenitud invadido por la nostalgia y la pena. Somos como estaciones por eso quizás el tiempo nos afecte tanto. Un abrazo.

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